La relación con México, modelo a seguir en AL, dicen en la Casa Blanca
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 23 de noviembre Un alto funcionario de la administración del presidente Bill Clinton dijo esta semana que la relación de Estados Unidos con México ofrece un modelo a los esfuerzos de la próxima administración para ampliar el libre comercio al resto de América Latina, como el enfoque principal de la política hacia el hemisferio en los próximos cuatro años.
Al mismo tiempo, reconoció que manejar la relación con Estados Unidos no es lo más fácil, y advirtió que los temas de inmigración y drogas seguirán como altas prioridades en el debate internacional no sólo en torno a México, sino a nivel hemisférico.
``La asociación Estados Unidos-México es un ejemplo de la relación que deseamos tener (con el resto de América Latina)'', aseveró el funcionario, uno de los principales asesores de la política hacia la región. Preguntado si podría precisar las principales prioridades para Estados Unidos en relación con los países del hemisferio americano durante el segundo mandato de Clinton, dijo que la ``pieza central'' sería el comercio, pero que funcionarios tanto de México como de Estados Unidos y de otros países continuarán trabajando en otros temas. ``La inmigración y la droga son los problemas mayores y el comercio es la oportunidad mayor'', dijo.
En una entrevista exclusiva con La Jornada, este funcionario retomó en varias ocasiones los temas del libre comercio y la adhesión de Chile al TLC, y aseveró que los mismos formarían el enfoque principal de la gira de Clinton a la región, que se espera se produzca a principios del año próximo.
Al requerirle alguna evidencia de que esta administración, después de dos años de demoras, tiene la intención de reiniciar la discusión de la integración de Chile al TLC, el funcionario respondió que todavía era muy prematuro ofrecer algo concreto y específico, pero insistió que una muy alta prioridad sería ``restaurar el momentum sobre el comercio''.
Varios funcionarios de la administración Clinton han expresado alivio porque los comicios concluyeron, ya que el enfoque puede volver ahora a los temas de política internacional, pero esta fuente también señaló que los temores de que el año electoral promovería un intenso ataque antinmigrante acompañado con retórica antimexicana, en gran medida no se cumplieron y defendió los esfuerzos de esta administración para manejar con cautela el debate sobre estos temas durante este año político.
``México deberá estar satisfecho con la manera y forma en cómo el presidente manejó y desarmó a sus críticos'' en torno a los asuntos de la relación bilateral, señaló.
A su juicio, los recientes comicios tuvieron el efecto positivo de demostrar que la relación de Estados Unidos con el resto de los países del hemisferio se está convirtiendo en algo más importante para el electorado. ``El debate sobre política exterior, al grado que ocurrió, se enfocó casi exclusivamente sobre el hemisferio'', dijo. ``Haití obtuvo más atención que Bosnia, Cuba recibió mas atención que Haití, y México obtuvo más atención que todos los otros juntos''.
Por la creciente importancia del comercio, y por el incremento de la población hispana en Estados Unidos, este funcionario pronosticó que la relación con las Américas tendrá un papel todavía más importante en la política exterior en los próximos diez años. Pero no descartó el hecho de que al intensificarse la relación entre dos países, esta cercanía también provoque nuevas tensiones. ``Hay un precio que pagar por mejores relaciones con Estados Unidos, algo que no se puede negar. Pero creo que vale la pena pagar el precio a cambio de los beneficios'', indicó.
También sugirió que el paquete de apoyo financiero estadunidense a México ayudó a consolidar la relación entre ambas naciones, y rechazó la interpretación de comentaristas en el sentido de que la asistencia incrementó la dependencia de México ante vecino del norte: ``Demostró la inextricable dependencia mutua y la necesidad de la colaboración''.
Sin embargo, la colaboración y la consulta no son lo mismo que la toma de decisiones, y el funcionario señaló que aunque ambos países mantienen una consulta constante, cada cual toma sus propias decisiones basados en sus intereses nacionales. Estados Unidos, añadió, a veces toma decisiones que no son para nada bien recibidas en México. Pero dijo que México hace lo mismo, tomando como ejemplo la reciente decisión de suspender la privatización del sector petroquímico, acción criticada por Estados Unidos.
``Esto se trata de un interés mayor estadunidense. Sostuvimos meses de discusiones sobre esto (la desincorporación de ese sector)'', comentó. ``¿Nos consultaron? Sí. ¿Concurrimos en esa decisión? No. ¿Fuimos consultados antes de que se anunciara la decisión? No, hasta donde estoy enterado''.
El alto funcionario de la administración Clinton añadió que incluso para Canadá o los países europeos, la relación con un país más poderoso como Estados Unidos no siempre es fácil. ``Los canadienses tienen algunos problemas (con nosotros), pero están más acostumbrados -señaló-. México necesita buscar su camino hacia la relación (con Estados Unidos) y creo que eso se logrará''.
Pero aun en los temas ``más difíciles'', como el del narco, el funcionario subrayó que Estados Unidos tiene una evaluación muy positiva de la relación bilateral actual. ``Fue el propio (presidente Ernesto) Zedillo quien dijo que los narcóticos representaban la amenaza más grande a la seguridad nacional, nosotros nunca le dimos ese énfasis'', dijo.
``La razón por la cual México fue certificado y Colombia no, a pesar del hecho de que ambos países han llevado un valiente esfuerzo... es porque el liderazgo de México reconoció la prioridad (del asunto) y está persuasiva y firmemente comprometido, y el liderazgo colombiano no''. El funcionario no comentó directamente sobre el proceso de certificación del próximo año, pero si añadió que no creía que las condiciones básicas que llevaron a la descertificación de Colombia y la certificación de México hayan cambiado.
``La creciente atención a la droga es, en gran parte, en función no de la intensificación de la relación (bilateral), sino del incremento del flujo de la droga'', indicó señalando que se trata de un factor ``objetivo'' y no algo definido por el debate político en sí. Alegó que el examen de México sobre este asunto podría haber sido más intenso si no existiera la firme relación bilateral actual.
De la misma manera, se puede esperar que factores objetivos lleven a un renovado enfoque sobre la necesidad de fortalecer las instituciones gubernamentales, para abordar los crecientes problemas de la pobreza y la desigualdad del ingreso en América Latina, factores que llevan a muchos a cuestionar los modelos económicos que se están implantando en los países de la región.
``Claramente todo el proceso de institucionalización de la democracia de mercado es más frágil que lo que uno quisiera y no puede considerarse como irreversiblemente establecido'', dijo. Mientras reconoció que también había sectores en Estados Unidos que estaban cuestionando los efectos de la globalización y el libre comercio sobre segmentos de la población, señaló que ninguno de estos retos en EU ni en América Latina llega a niveles que pusieran en duda el ``consenso'' americano sobre este modelo.
También sugirió que el tema de los derechos humanos, no sólo en relación con México sino a nivel hemisférico, continuará presente en el debate. ``Tenemos problemas de derechos humanos aquí (en Estados Unidos), en Aberdeen (con los casos de hostigamiento sexual en las bases militares) y en Los Angeles (con la policía). No es que estemos diciendo que somos perfectos y ustedes no'', comentó. ``Estos son temas legítimos de discusión entre países y dentro de gobiernos''. Añadió que después de suspenderlo por más de diez años, Estados Unidos recientemente ha empezado a ofrecer de nuevo más capacitación y asistencia a las fuerzas policiacas de la región. Pero la administración Clinton cree que habrá un énfasis más amplio sobre cómo asegurar el uso responsable y profesional de esta asistencia.
Cada uno de estos temas, advirtió, debe ser trabajado cuidadosamente, con cada país reconociendo sus propios intereses, pero buscando la cooperación con el resto. Cuando estos corresponsales sugirieron que el gobierno mexicano, entre otros del hemisferio, ha expresado su frustración al buscar la forma de trabajar conjuntamente con Washington, el funcionario respondió: ``Creo que probablemente Porfirio Díaz tenía razón'' al caracterizar la relación bilateral con el vecino del norte. Los mexicanos, ``por razones geográficas, están junto a un poder extranjero grande y a veces distraído''. Añadió que para México esta relación podría describirse como estar ``dentro de una jaula con un elefante enorme y afectuoso al que a veces se le olvida que está compartiendo la jaula''.