Antonio Gershenson
Nueva generación eléctrica: cero

Hace unas semanas hablábamos de una serie de problemas en el sector eléctrico: tarifas bajas para este sector, al ser menores que el costo real de la energía; caras para usuarios que tienen reducido su poder de compra, y baratas para grandes consumidores con un subsidio injustificado. Ahora, tenemos a la vista una de las consecuencias de esta serie de problemas no resueltos: en 1997 no entrará en operación ninguna planta de generación de electricidad, según el proyecto de presupuesto que ingresó en la Cámara de Diputados.

La demanda, el consumo de electricidad, aumenta. Según estimaciones oficiales, aumentará 5 por ciento anual. El ritmo de aumento medido es un poco mayor, 6.3 por ciento anual. Estos ritmos nos llevan a un aumento en la demanda equivalente a mil 700 a 2 mil megavatios anuales, o sea, 7 mil a 8 mil megavatios en los cuatro años que restan del sexenio.

El hecho de que en 1997 no entre nueva capacidad de generar electricidad, aunque la demanda sí aumente, no implica un problema inmediato. Hay una reserva como resultado de la entrada de plantas, sobre todo en 1994 a 1996. Hay una serie de medidas que pueden mejorar la eficiencia del sistema. Este hecho registrado en el presupuesto es, ante todo, una llamada de atención porque en los siguientes años, si dejamos las cosas como están, tampoco entrarán nuevas plantas o entrará una capacidad mínima en comparación con el aumento de la demanda.

Hay una planta en proceso de construcción --Samalayuca II, cerca de Ciudad Juárez, en la frontera norte-- con 510 megavatios de capacidad real, o sea, menos de la tercera parte del aumento anual en la demanda, que si todo va muy bien entraría a operar en 1999. Sin contar algunas muy pequeñas, la que seguiría en el tiempo es la primera unidad de Mérida III, con 220 megavatios, en la península de Yucatán, programada para el año 2000, pero que apenas está en proceso de concurso y se anunciaría el ganador el año próximo; luego habría un periodo de negociación y firma del contrato, proceso de cierre del financiamiento y luego el principio de la obra. Y ya. Las siguientes plantas están en el papel, anunciadas, pero no se ha publicado la convocatoria a los concursos.

Si todo sigue como va, ni la reserva existente ni los parches al sistema eléctrico pueden garantizar que suministro continuo y generalizado de electricidad habrá para fines del sexenio. Subsisten los problemas del ingreso del sector eléctrico, de los largos plazos que los proyectos de generación se tardan de pasar del papel a la obra, del empleo de medios de generación que no requieren tanto tiempo de instalación. Si no se resuelven, entonces el que haya o no apagones puede depender hasta de si llovió mucho y las plantas hidroeléctricas pueden suministrar más energía, o si llovió poco y el suministro de estas plantas es menor; pueden depender de que haya o no una falla de consideración en una planta importante; de que haya otro huracán como el que dejó fuera de servicio por un tiempo a la planta de Manzanillo, etcétera.

El pasado 15 de noviembre, se publicó en el Diario Oficial un acuerdo con cambios en varias tarifas eléctricas, incluyendo en especial a las de mediana y alta tensión. Estas últimas, en 1995 representaron el 56 por ciento del consumo nacional de electricidad, aunque se aplican a sólo 0.4 por ciento de los usuarios. Se aplican a empresas medianas y grandes con suficientes medios para tener su propia subestación, que les permite recibir la energía eléctrica a tensiones o voltajes bastante más altos que los usados para el consumo doméstico o el de pequeñas empresas.

Entre estas modificaciones puede haber un paso hacia la solución del problema de la falta de recursos para la inversión del sector eléctrico. Las tarifas de estos consumidores mayores serán ajustadas automáticamente cada mes. Una parte de la tarifa variará en la misma proporción en que lo hagan los combustibles consumidos para generar electricidad. La otra, con el índice de precios al consumidor. Aunque la fórmula no sea la mejor posible, representa un gran avance frente a una situación en la que, por ejemplo, si había devaluación como la de 1994-95, el poder de compra de las tarifas eléctricas se desplomaba aunque en pesos se pagara más.

El problema de la necesidad de nuevas plantas eléctricas requerirá de otras medidas en diferentes planos, pero la que mencionamos es, insistimos, un paso adelante.