La Jornada 25 de noviembre de 1996

Pervierten los neoliberales el concepto de mercado: jesuitas

Roberto Garduño E. Los provinciales de la Compañía de Jesús en América Latina manifestaron su oposición a las políticas neoliberales en el subcontinente: ``nos resistimos a aceptar tranquilamente que las medidas económicas aplicadas en los últimos años sean la única manera posible de orientar la economía, y que el empobrecimiento de millones de personas sea un costo irremediable de un futuro crecimiento''.

La Carta de los Provinciales Latinoamericanos de la Compañía de Jesús, apoyada por el prepósito general, Peter-Han Kolvenbach, expone que el crecimiento económico en la región se frenó desde la década pasada, arrastrando una secuela social que ronda por los 180 millones de personas en la pobreza, y otros 80 millones que ``sobreviven en la miseria''.

Los 18 jesuitas provinciales aseguran que las dinámicas económicas que producen ``efectos perversos'' en la sociedad tienden a transformarse en ideologías, y a absolutizar conceptos como el de mercado: ``que de ser un instrumento útil y hasta necesario para elevar y mejorar la oferta y reducir los precios, pasa a ser el medio, método y el fin que gobierna las relaciones de los seres humanos''.

La reflexión de los integrantes de la Compañía de Jesús, plasmada en el documento conclusivo de la reunión de trabajo que sostuvieron del 9 al 16 de noviembre en la ciudad de México, advierte que el neoliberalismo ubica al crecimiento económico como premisa, por encima del desarrollo y armonía de hombres y mujeres; restringe la intervención del Estado hasta despojarlo de responsabilidades por los bienes mínimos que se merece todo ciudadano por ser persona.

También la praxis neoliberal, aducen, elimina programas generales de creación de oportunidades; privatiza empresas con el criterio de que el Estado es mal administrador; abre sin restricciones las fronteras a mercancías, capitales y flujos financieros, y deja sin suficiente protección a los productores mas pequeños y débiles.

Entre las ``perversiones'' del neoliberalismo --argumenta el documento--, se ubica el silencio que hace sobre el problema de la deuda externa, que a la postre termina ``por recortar drásticamente la inversión social''. Subordina a su vez la hacienda pública a las variables macroeconómicas, presupuesto fiscal equilibrado, reducción de la inflación y balanza de pagos estable.

Además de que esa ideología económica insiste en que los ajustes producirán crecimiento, provoca que se incentive la inversión privada, que a su vez exige se eliminen obstáculos legales que protegen a los tabajadores. ``Pone la actividad política a su servicio, cayendo en la paradoja de quitar todas las trabas al libre ejercicio del mercado, y al mismo tiempo los controles políticos y sociales''.

Sin embargo, los provinciales aceptan que las medidas de ajuste aportan resultados positivos: eleva la oferta de bienes de mejor calidad y precios; la reducción de la inflación casi a nivel continental; despoja al gobierno de tareas que no le competen; la austeridad fiscal para utilizar mejor los recursos públicos.

``Pero estos elementos están lejos de compensar los inmensos desequilibrios y perturbaciones que causa el neoliberalismo en términos de concentración de ingresos, la riqueza y la propiedad de la tierra; multiplicación de masas urbanas sin trabajo; quiebras de miles de pequeñas y medianas empresas; destrucción y desplazamiento forza- do de poblaciones indígenas y campesinas.

``Expansión del narcotráfico basado en sectores rurales cuyos productos tradicionales quedan fuera de la competencia; desaparición de la seguridad alimentaria; aumento de la criminalidad provocada no pocas veces por el hambre; desestabilización de las economías nacionales por los flujos libres de la especulación internacional; desajustes en comunidades locales por proyectos de empresas multinacionales que prescinden de los pobladores''.

Señalan los provinciales que en el ámbito del ejercicio humano la política neoliberal delimita al hombre y a la mujer, a la capacidad de generar ingresos monetarios. Exacerba el indiviadualismo y la carrera por ganar y poseer, y en muchos casos desata la codicia, la corrupción y la violencia.

Destaca el documento que el neoliberalismo impone valores individuales para acceder al consumo de satisfacciones y placeres, ``que legitima, entre otras, la droga y el erotismo sin restricciones''.

La sociedad que queremos: jesuitas

Los 18 provinciales destacan que su tarea es la de construir una realidad más cercana a la justicia, la solidatridad y la fraternidad, donde la vida sea digna para mujeres y hombres.

``No reclamamos la sociedad de bienestar, de las satisfacciones materiales ilimitadas, sino una sociedad justa, donde nadie quede excluido del trabajo y del acceso a bienes fundamentales para la realización personal como la educación, la nutrición, la salud, el hogar y la seguridad''.

Las propuestas de la Compañía de Jesús incluyen la defensa de las tradiciones culturales que dieron identidad a los pueblos indígenas, a los afroamericanos y a los mestizos.

``Una sociedad sensible a los marginados, a los débiles, quienes han recibido los impactos de los procesos socioeconómicos que no ponen al ser humano en el primer lugar''.

Los proyectos, pretenden los jesuitas, se enfocarán a realizarse en sus universidades y centros de estudio, un esfuerzo intelectual de gran envergadura en ciencias sociales, teología y filosofía para concocer el neoliberalismo y explicar su racionalidad profunda.

``Para hacer creíble nuestro empeño, y para mostrar nuestra solidaridad con los exluidos del continente y evidenciar nuestra distancia del consumismo, procuraremos no solamente austeridad personal, sino también que nuestras obras e institu- ciones eviten todo tipo de ostentación y empleen medios coherentes con nuestra pobreza''.