Renuncian al PRI Dante Delgado y Rojas Díaz Durán
Ciro Pérez Silva y Oscar Camacho Guzmán Dos militantes del Partido Revolucionario Institucional, Dante Delgado Rannauro y Alejandro Rojas Díaz Durán, renunciaron al partido en el gobierno al considerar, en actos por separado, que el PRI ``no tiene remedio'' y que le ha dado la espalda a la democracia, al cambio político y al compromiso con las mayorías de este país.
Ambas renuncias fueron anunciadas ayer en el Palacio Legislativo de San Lázaro, en donde diputados priístas confiaban a reporteros que, además de Alejandro Rojas, ``existen cinco o seis diputados más del PRI que están analizando la posibilidad de renunciar''.
En la Cámara de Diputados, Alejandro Rojas
pidió
que su curul fuera trasladada al sector de los
legisladores
independientes. Foto: Frida Hartz
Primera salida...
La renuncia de Dante Delgado --quien llegara a ser secretario de Organización del PRI en el sexenio de Salinas, así como gobernador de Veracruz, en sustitución de Gutiérrez Barrios, y delegado de la Sedeso en Chiapas hasta hace unos meses-- fue anunciada al término de un acto de homenaje a Luis M. Farías.
En este acto, y antes que Dante Delgado hiciera el anuncio, el hijo de Luis M. Farías leyó un texto con el cual transmitió el pesar del homenajeado por la ``crisis de identidad'' y ``devaluación'' que se ha hecho en México de la política, por el predominio del ``gran interés económico impersonal e inhumano''.
Texto que concluyó con la exigencia de Luis M. Farías de ``regresar la política de los desvaríos por los que vaga, a su dignidad y a reconocerle lo que hoy se le pretende negar: su aptitud de ver tras los fenómenos sociales y los índices económicos, a los hombres de carne y hueso, sus sensaciones, sus necesidades, proyectos y sueños''.
Terminado el acto, vino el anuncio de Dante Delgado quien, al ser abordado por los reporteros, manifestó que su salida del PRI es para trabajar en un ``proyecto político-electoral'' comprometido con los ``valores esenciales de identidad nacional, lucha por la soberanía y compromiso con los grupos sociales que requieren respaldo y apoyo para impulsar el desarrollo del país y evitar contradicciones que puedan llevar a la ruptura del tejido social''.
Indicó que su salida del PRI se dio porque ``no teníamos coincidencias en la forma de hacer el trabajo político'', y dijo que, de manera especial, discrepó ``totalmente del trabajo político en Chiapas'', en donde fue nombrado delegado de la Sedeso, tras el conflicto armado.
Al preguntarle si el proyecto político-electoral del que dio cuenta es en el que está Manuel Camacho Solís, Dante Delgado manifestó que con Camacho no ha platicado en lo particular, pero que se trata de un proyecto ``que pueda ofrecer opciones de cambio con estabilidad y certidumbre al pueblo de México, basado en un nuevo pacto social y económico''.
Finalmente, anunció que este proyecto político-electoral estará concretado para ser una oferta política en los comicios federales de 1997.
Segunda renuncia...
Horas después, a las dos de la tarde con 57 minutos, vino otra renuncia al PRI, la del diputado federal Alejandro Rojas, quien hizo el anuncio de su salida desde la tribuna de la Cámara de Diputados.
``Renuncio porque el gobierno y el PRI no tienen remedio...'', dijo Rojas a través del micrófono, y se llevó tras de sí el aplauso de todos: priístas, panistas, perredistas y petistas, aunque cada cual por sus propios motivos:
Las palmas de los priístas inundaron el salón de sesiones, cargadas de ironía: --¡Bravo, bravo, ya era hora, aquí nadie te quiere, bravo, bravo...!, --decía furibundo el priísta del estado de México, Héctor San Román.
Panistas, perredistas y petistas, por su parte, aplaudían a Rojas por su decisión de ``pasarse a las filas democráticas'', tal y como sintetizara Crisóforo Salido.
En su discurso de renuncia, Alejandro Rojas criticó la política económica del gobierno y los apoyos que a la misma le ha dado el PRI, dijo que ello atenta contra la estabilidad social y política de la nación y sostuvo que quienes la promueven se niegan a aceptar incluso sus devastadores resultados.
La voz de Rojas Díaz Durán se escuchaba con dificultad, pues el salón era un barullo.
En el lado del Bronx, el sector priísta esperaba ya la renuncia de Rojas, pues tan pronto éste la dio a conocer, sacó una pancarta de despedida: ``Gracias por aceptar al Judas... Quien traiciona una vez, traiciona siempre...'', decía.
Rojas seguía, en tanto, con su discurso: el priísmo popular muy pronto se dará cuenta del engaño; ``los dirigentes del PRI y el presidente Zedillo están deformando los principios históricos del partido y de la Constitución''