Con la excepción de las infaltables (y casi siempre prescindibles) interpretaciones de villancicos, canciones navideñas, valses, polkas, mesías fragmentados, marchas y demás bombones musicales dignos de acompañar el desenfrenado comercialismo decembrino, el último mes del año suele caracterizarse por un notable descenso en la actividad musical de esta ciudad. Al parecer, sin embargo, 1996 puede ser una saludable excepción a este estado de cosas, pues dos instituciones de capital importancia en asuntos de difusión cultural han preparado sendos acontecimientos musicales que, al menos en el papel, se antojan atractivos y que, de hecho, pondrán en conflicto a más de un melómano a la hora de decidirse por una sesión u otra en el caso de la simultaneidad.
El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes ha preparado el Festival Musical de Invierno 1996, que se realizará en espacios diversos del enorme y controvertido Centro Nacional de las Artes, entre el 5 y el 15 de diciembre. Este festival contempla una oferta musical amplia y variada que tiene su núcleo en la presencia de ejecutantes solistas y grupos que de una u otra manera se han hecho acreedores a alguno de los programas de becas y apoyos del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, además de la actuación de algunas de las más importantes orquestas sinfónicas de México, incluyendo la Nacional, la de Querétaro, la de Xalapa, la Carlos Chávez y la del Conservatorio Nacional de Música. A esto hay que añadir un buen número de recitales, conciertos de cámara, sesiones de música vocal, jazz, rock, música para niños, espectáculos populares, música de ópera y algunas otras cosas que escapan a la clasificación fácil. Además de las sesiones dedicadas específicamente a la ejecución de músicas diversas, este Festival Musical de Invierno ofrecerá también ciclos de conferencias, exposiciones, una feria dedicada a diversos productos y servicios relativos a la música y un acercamiento a la espinosa relación de la música con las tecnologías electrónicas de punta. A reserva de tener la oportunidad de revisar de cerca las programaciones específicas de los conciertos y recitales, este festival se antoja como una buena alternativa para el usual vacío musical de diciembre. Pero más importante que esto, el festival debería servir para que en estas épocas de frío los espacios del CNA finalmente se calienten con la presencia de un público más o menos numeroso, cosa que ha ocurrido sólo de manera esporádica y parcial.
Por otro lado, la Universidad Nacional Autónoma de México ha planeado el Primer Encuentro Universitario de la Composición en México, a realizarse entre el 2 y el 8 de diciembre en los ámbitos de la Escuela Nacional de Música y el Centro Cultural Universitario. La parte conceptual de este encuentro estará cubierta por una serie de talleres, conferencias, mesas redondas y seminarios que abarcan desde los marcos teóricos de algunas disciplinas hasta la moderna práctica instrumental, desde el desarrollo de la grafía musical hasta el papel de los medios en la difusión de la música de hoy. Todo esto será complementado con doce conciertos dedicados por entero a la música de compositores mexicanos, en cuya programación destaca el hecho de que todos los compositores programados están vivos. La lectura del programa de este encuentro permite apreciar que los talleres, seminarios y conferencias serán conducidos por personalidades de generaciones, estilos, enfoques e ideas muy distintos, lo que asegura no sólo la pluralidad sino también, probablemente, la polémica. En este sentido, por ejemplo, se antoja especialmente interesante el panel sobre derechos de autor que se llevará a cabo el día 4 en la Sala Carlos Chávez. Es bien sabido que este asunto tiene mucha cola, como es bien sabido que muchos de los encargados de vigilar cobros, pagos y repartos de regalías tienen mucha cola que les pisen. De hecho, en las últimas semanas este oscuro asunto de los derechos de autor (referidos a la música y a otras áreas del trabajo creativo) se han estado ventilando públicamente en diversos medios, incluyendo estas páginas. Ojalá algunos de los músicos interesados en sus derechos autorales asistan a este panel del día 4 para confrontar directamente a los ponentes con la irregular situación que actualmente se vive en lo que se refiere al pago de derechos y regalías, y ojalá se saque algo en claro ese día, para beneficio de nuestros compositores y ejecutantes. Por lo demás, la lista de intérpretes, tutores, ponentes y conferencistas incluye algunos nombres importantes en el ámbito de la creación y la ejecución musical del México contemporáneo, lo que hace de su programación una atractiva invitación para los interesados en nuestra música.
Considerando, pues, lo anotado al inicio de este artículo, es de esperarse que el festival del Centro Nacional de las Artes y el encuentro convocado por la UNAM atraigan a públicos numerosos e interesados. Ojalá haya audiencia suficiente para ambas series de actividades, y que no ocurra lo de siempre: que se roben mutuamente a los espectadores y que el público se quede, como decía Shakespeare, como el perro de las dos tortas