Daniel Cazés
Alternativas

Crear, acumular y ejercer poderes nuevos para adquirir recursos y sobrevivir, existir en una sociedad excluyente y abrir caminos del bien vivir, es sin duda la actividad ciudadana más importante en el complicado proceso de la democratización. De una democratización que no se restringe ni tiene como centro a lo electoral: el desarrollo de las personas y los grupos requiere de equidad, libertad y justicia para asegurar una vida larga y saludable, conocimientos adecuados para alcanzarla y participar plenamente en su construcción, y para lograr niveles de vida decorosos.

Para eso se organiza la gente; las mujeres y los hombres que han carecido de espacios de existencia, voz y poder para participar en las decisiones que les conciernen, se habilitan así para mejorar cuanto se pueda las situaciones de sus vidas y para transformar las condiciones de dependencia, desigualdad y discriminación que enmarcan sus seres sociales. Es decir, crean alternativas y frecuentemente al hacerlo contribuyen a cambiar las relaciones prevalecientes. O, al menos aprenden a plantear de manera apropiada sus problemas y a negociar en términos ciudadanos en las instancias en que pueden solucionarse. Y además experimentan formas desconocidas o poco usuales de apoyo mutuo.

En México hay miles de grupos civiles de ese tipo, llamados en negativo organizaciones no gubernamentales, muchas de las cuales integran redes y forman espacios nuevos de participación social, de lucha por reivindicaciones y hasta de apropiación de medios para diseñar y administrar acciones sociales dependiendo lo menos posible del gobierno.

Es el caso de incontables organizaciones de mujeres y asociaciones dedicadas a cuestiones de salud, vivienda, violencia, derechos humanos, endeudamiento por agiotismo que protege el gobierno, abusos en el manejo de los mecanismos, organismos y resultados electorales. También las hay que realizan proyectos productivos o se abren paso en la práctica de oficios, profesiones y comercio, y las que tienen multitud de otras vocaciones. Muchas hallan financiamiento aquí y en el extranjero, y entre ellas hay empresas que han abierto caminos antes inexistentes en campos tales como la información y la expresión plural libre.

Creación de alternativas fue un seminario nacional que realizamos desde el lunes pasado hasta ayer en el Centro de Investigadores, periodistas y miembros de grupos como los mencionados, que llegaron de todos los estados del país. Fueron casi 60 trabajos sobre un centenar de grupos los que se presentaron y se discutieron a fondo. Interesaba conocer particularmente a las agrupaciones ciudadanas que han trabajado durante tiempo suficiente para movilizar hombres y mujeres y obtener resultados concretos en las vías específicas que se han marcado. La orientación fundamental de esta reunión fue la de las ciencias sociales aplicadas: comprender el origen de las nuevas prácticas ciudadanas no partidistas y de tendencia anticorporativa y antiopresiva, y contribuir a que su desarrollo sea visible y se fundamente mejor desde los campos de la academia.

Qué es hoy una alternativa, cómo se construye, se expande y cambia las situaciones de vida de quienes la formulan y de las personas a las que tarde o temprano afecta, cómo transforma las condiciones estructurales de la interacción entre los sujetos sociales, que perspectivas ofrece de contribuir a democratizar nuestras vidas en la cotidianidad.

Las exposiciones, los elementos de la discusión y las conclusiones de esta reunión nacional serán el contenido de un libro. Uno de sus intereses principales será el acercamiento de activistas de esos organismos ciudadanos que sistematizan sus experiencias, los periodistas que los difunden y los investigadores e investigadoras que contribuyen a entenderlos y ubicarlos en su momento histórico. (Hay que decir que no pocos de los hombres y las mujeres dedicados a la academia y al periodismo, asistentes a este encuentro, son al mismo tiempo partícipes de algunas de las alternativas analizadas).