Eduardo Montes
Atraco a la ilegalidad

La decisión del IEE del estado de México de dar al PRI una abusiva sobrerrepresentación por encima de la ley es, dicho sin tapujos, un vulgar atraco a la legalidad, un rechazo abierto a la pluralidad realmente existente en la sociedad, a la cual el secretario de Gobernación y gobernador con licencia, Emilio Chauyfett Chemor, cantaba con entusiasmo hace unos cuantos días. Además es una falta completa de respeto al voto de los ciudadanos de ese estado, quienes el 10 de noviembre, al sufragar mayoritariamente por los partidos de oposición, expresaron su voluntad de cambiar el peso de la representación de los partidos en la Cámara estatal.

No hay ninguna explicación que justifique la violación del espíritu y la letra del Código Electoral del estado de México, sólo se explica por la autoritaria determinación oficial de mantener a toda costa al PRI como partido dominante. El mencionado código es transparente en su artículo 265 cuando del reparto de las diputaciones plurinominales se trata. Vale transcribir las partes relativas. En la fracción III se establece: ``Si ningún partido obtiene el 51 por ciento de la votación válida emitida y ninguno alcanza, con sus constancias de mayoría relativa, la mitad más uno de los miembros de la Legislatura, al partido con más constancias de mayoría y por lo menos el 45 por ciento de la votación emitida, le serán asignados diputados de representación proporcional, hasta alcanzar la mayoría de la Legislatura''. Como ningún partido consiguió el 45 por ciento de la votación, la fracción IV prevé lo siguiente: ``Si ningún partido se encuentra en la hipótesis de la fracción anterior, los diputados de representación proporcional serán asignados de forma tal que el número de diputados de cada partido, como porcentaje del total de la Legislatura, sea igual a su porcentaje de votos''.

Conforme a lo establecido en la ley y de acuerdo con la votación del 10 de noviembre, por primera vez en la historia del estado de México la Cámara se integraría de manera proporcional, como reflejo de la voluntad popular. Ningún partido tendría la porción de votos necesaria para decidir solo los asuntos de su competencia; serían precisas arduas pero sanas negociaciones entre los diputados de las distintas fracciones para conseguir acuerdos y llevar a cabo su tarea legislativa.

Sin embargo, los señores integrantes del Instituto Electoral Estatal, haciendo a un lado el Código Electoral y con la anuencia de las autoridades del estado y federales --de otra manera sería imposible por las tensiones y desconfianza que genera y sus altos costos--, adopta una decisión política de graves consecuencias: hace asignaciones arbitrarias de diputados de representación proporcional para construirle al PRI una mayoría que no ganó en las urnas. Con 37 por ciento de la votación le da el 51 por ciento de los diputados. A costa, naturalmente, de los partidos de oposición: el PAN, con 30 por ciento de los votos emitidos sólo tendría el 26.6 por ciento del Congreso, y el PRD, que tuvo en las urnas el 21.6 por ciento alcanzaría, de imponerse finalmente esta decisión del IEE, únicamente el 16 por ciento de las diputaciones.

Estamos en presencia de un atraco a la legalidad y al voto de los ciudadanos que debe ser enmendado por el Tribunal Electoral Estatal. Respecto al mismo (el atraco), el Presidente de la República, el secretario de Gobernación y el Consejo General del IFE deben definir clara y públicamente su posición; no pueden eludirla a nombre del respeto a la soberanía de los estados, pues se trata de un asunto de legalidad que afecta al conjunto de la vida política nacional y no sólo a la de los mexiquenses. De admitirse este grave precedente, la conducta del IEE del estado de México va a repetirse en otros momentos y otras entidades y a poner un ominoso signo de interrogación sobre el proceso electoral federal de 1997, en el cual poco a poco nos adentramos.

Aprovecho este espacio para informar a los interesados que la reunión fundacional de la Corriente del Socialismo Democrático en el PRD, será el sábado 7 de diciembre en Monterrey 50, a las 12 horas.