El gobierno, sin apoyo social ni definición: análisis de Bancomer
Roberto González Amador La falta de consenso social y político del programa de gobierno aplicado por el presidente Ernesto Zedillo constituye un elemento ``potencialmente desestabilizador'', que impide a los inversionistas nacionales y extranjeros contar con las garantías suficientes de tranquilidad y estabilidad para invertir en proyectos de largo plazo, consideró Bancomer.
``La debilidad del presidente Zedillo se establece más en función de la ausencia de un proyecto de país bien definido y de la inexistencia de amplias bases sociales de apoyo, que en la demostración del uso de la autoridad``, agregó.
En un ``análisis político'' elaborado por la Casa de Bolsa Bancomer, filial del Grupo Financiero Bancomer -el segundo más fuerte del país-, se establece que la falta de un proyecto de país definido ha provocado que en México prevalezca la inversión especulativa, bajo la percepción de que la economía nacional es un mercado de oportunidades para el corto plazo.
``Es cierto que la mayoría de los pendientes que se han acumulado en el actual sexenio son importantes. Sin embargo, existen otros cuya solución no puede aplazarse en la medida que son potencialmente desestabilizadores, ya que en ellos se manifiesta una combinación de elementos económicos, políticos y sociales que están constantemente interactuando en un proceso caracterizado por la degradación'', se indica en el análisis.
Menciona que a pesar de que todavía prevalece en la sociedad una cultura política conservadora, de fuerte resistencia al cambio, se están ya manifestando con cada vez mayor fuerza los movimientos de protesta contra el estado actual de las cosas. Lo mismo protestan empresarios, campesinos, comerciantes, deudores de la banca, que grupos cada vez más numerosos de personas indentificadas con el régimen y que ahora actúan como oposición, aun sin romper con el sistema.
Los analistas de Bancomer señalan que en el gobierno prevalece una acusada ausencia de un proyecto específico para la transición política y la definición de quién deberá encabezarlo. ``Esta situación está propiciando un reacomodo anárquico de fuerzas políticas que buscan posicionarse mejor en un contexto que requiere cambios políticos profundos'', indican.
El análisis agrega que los grupos de presión y los factores reales de poder, como la Iglesia, los empresarios, el Ejército, el sindicalismo oficial e independiente, los partidos políticos, el crimen organizado, etcétera, observan la situación y actúan en consecuencia para sacar el mejor partido de la situación.
Otro factor de preocupación observado por Bancomer es la reanudación del crecimiento económico sostenido que supere el crecimiento poblacional y mejore la distribución de la riqueza, con el fin de revertir la tendencia hacia el ensanchamiento de la brecha entre ricos y pobres.
A este respecto, agrega que hasta ahora ``no han convencido los argumentos del Presidente'' respecto a la validez del modelo económico neoliberal, en la medida en que la realidad que ha imperado a lo largo de más de 10 años de regímenes de este corte ``revaloran la gestión de la vieja clase política''.
En el interior del partido oficial, apunta, están ocurriendo movimientos que pudieran afectar en un futuro la vida de esa organización política.
El temor a perder y tener que entregar el poder después de las elecciones federales de 1997 ha provocado el endurecimiento de amplios sectores del Partido Revolucionario Institucional, más allá de los identificados con las posiciones duras de ese partido, agrega.
Así, el análisis afirma que para el presidente Zedillo, las elecciones del 10 de noviembre pasado significan mayores problemas a su gestión, en la medida en que se ha suscitado un fuerte movimiento de descontento en el interior de su partido, lo cual ``puede alterar los proyectos gubernamentales para 1997''