La Jornada 3 de diciembre de 1996

Secofi: no habrá mayor apertura de la economía al capital extranjero

Patricia Muñoz Ríos ``No se abrirá más la economía capital foráneo'', ni se liberalizarán nuevas actividades o sectores adicionales y hay una decisión gubernamental ``lapidaria y tajante'' en este sentido, afirmó el director de Inversiones Extranjeras de la Secretaría de Comercio, Carlos García Fernández.

Entrevistado en sus oficinas, el funcionario señaló que incluso la iniciativa de reformas a la Ley de Inversión Extranjera, que está en proceso de análisis y aprobación en el Senado de la República, no abre más la economía mexicana a la inversión foránea.

Dicha iniciativa sólo recoge las decisiones de apertura de la economía ya aprobadas el año pasado y durante el presente, como en los casos de ferrocarriles, telecomunicaciones, aeropuertos y sector financiero, las cuales no se habían reflejado en la Ley de la materia.

Es decir, explicó, no hay la mínima intención de imprimir una mayor apertura a la inversión extranjera, ni de abrir más los porcentajes de participación de estos capitales, así como tampoco de liberalizar nuevas actividades.

El grado de apertura que presenta el país es suficientemente atractivo para que fluyan inversiones a nuestra economía; incluso, el año pasado México fue uno de los destinos preferidos de los empresarios internacionales para traer sus capitales y se prevé que este año se tendrán muy buenos resultados en cuanto a atracción de inversiones.

Todo ello hace pensar, según indicó García Fernández, que no es necesario considerar abrir aún más las puertas a la inversión extranjera y ``este es un no tajante, un no lapidario''.

Este es un no ``que no deja lugar a dudas'', insistió.

Dijo que el objetivo que se persigue con las reformas es dar reglas claras, certidumbre y seguridad jurídica a la inversión extranjera en México, que era una solicitud reiterada de la iniciativa privada.

Por esta razón, la segunda vertiente de la iniciativa es la llamada simplificación administrativa para las operaciones que realizan los dueños del capital internacional; de ahí que la misma plantea la eliminación de los permisos o autorizaciones para los inversionistas, sustituyéndolos sólo por ``avisos'' a las autoridades.

Esto flexibilizará la operación de la inversión extranjera en México.

La intención es eliminar a estos empresarios mayores cargas administrativas que las ``exclusivamente justificadas'', por lo que la idea es quitar trámites y obstáculos para facilitar las decisiones y crear una atmósfera propicia al el flujo de capitales.

Por ello incluso se introdujo la figura de ``afirmativa ficta'' que no significa otra cosa que poner ciertos plazos para que las autoridades respondan a las solicitudes de los empresarios y, de no cumplir con los mismos, automáticamente tengan estos últimos la autorización, aseveró Carlos García Fernández.

Hizo ver que el objetivo de fondo de la reforma es contar con una ley que, en términos de desregulación, genere una atmósfera competitiva para atraer capital foráneo y actúe directamente en la planta productiva.

Lo anterior, sin abrir en lo más mínimo una sola actividad adicional al capital extranjero.

En su opinión, no debe ser con base en estímulos fiscales como se genere una atmósfera más atractiva para la inversión, sino por medio de la desregulación, con fórmulas más transparentes y una política industrial articulada que dé respuesta a un proyecto nacional.

El funcionario descartó también las versiones del sector privado en el sentido de que la inversión se encontraba frenada y desestimulada y confió en que las actuales reformas darán mayor certidumbre de acción en México a los empresarios internacionales.

Consideró que en la medida en que se vayan dando pasos firmes, claros y precisos de la acción gubernamental para el acceso de los capitales foráneos al país, se consolidará la confianza de los sectores internacionales.