La Jornada 5 de diciembre de 1996

Human Rights: acto retórico de Zedillo, sumar los derechos al discurso político

Afp, Reuter, Efe, Dpa y Ansa, Washington, 4 de diciembre La impunidad de las violaciones de los derechos humanos prevalecieron en América Latina durante 1996 y muchos gobiernos manipulan el temor a la criminalidad para justificar abusos de las fuerzas de seguridad, denunció hoy aquí la organización Human Rights Watch (HRW).

La seguridad pública se ha convertido en una prioridad en muchos países de la región, en especial en Brasil, Colombia, México y Guatemala, donde los ciudadanos ``llegaron a un punto de desesperación'' a causa de la violencia criminal y comenzaron a clamar que los delincuentes sean reprimidos ``a cualquier costo'', señaló HRW en su informe anual.

La falta de confianza en los sistemas de justicia y la frustración con la impunidad llevaron al linchamiento de presuntos delincuentes en México y Guatemala, mientras en Brasil algunos sectores llegaron a aplaudir la brutalidad de la policía, añadió, y refirió que la policía y los militares ``rutinariamente torturan a detenidos y sospechosos, especialmente en Brasil, México, Perú, Colombia y Venezuela''.

Al reconocer mayor voluntad de algunos gobernantes de la región para admitir abusos graves y proponer medidas para evitar su repetición, entre quienes mencionó al brasileño Fernando Henrique Cardoso y al argentino Carlos Saúl Menem, HRW dijo que en ocasiones esas afirmaciones no pasaron de la retórica.

``El presidente Ernesto Zedillo incorporó el lenguaje de los derechos humanos a su discurso político. Sin embargo, fue sólo un acto retórico. No tomó ninguna acción significativa para enfrentar los problemas de abusos e impunidad por violaciones a los derechos humanos que padece México'', sostuvo.

El informe, que hace un recuento sobre la situación de los derechos humanos en 74 naciones, dedicó cien de sus 380 páginas a América Latina y el Caribe. Al referirse a los avances para combatir la impunidad, dijo que las autoridades mexicanas purgaron policías corruptos, pero no enjuiciaron a quienes cometieron abusos.

Valoró positivamente la reforma constitucional sancionada en Honduras para colocar a la policía bajo control civil y la disolución de las Patrullas de Autodefensa Civil en Guatemala.

Recordó que el presidente Ernesto Samper rechazó las críticas a su gobierno al preguntar durante un discurso pronunciado en octubre pasado: ``¿Qué libertades y qué derechos humanos son válidos en medio de la anarquía y la violencia?''

HRW señaló que el gobierno de Venezuela intentó reorganizar el Poder Judicial, pero no hizo nada para reformar su ``brutal y corrupta fuerza policial'', y resaltó que el presidente Rafael Caldera mostró poca tolerancia hacia las críticas en materia de derechos humanos.

En el caso de Cuba, HRW dijo que ese gobierno violó sistemáticamente los derechos de libertad de expresión, asociación, asamblea, privacidad y debido proceso utilizando un código penal que le brinda ``una sólida fundación legal para supresión de los disidentes políticos''.

HRW criticó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de Estados Americanos (OEA) por haber diluido la fuerza de sus informes al omitir análisis de países específicos, y refirió que Perú, México y Chile impulsaron en la OEA iniciativas para socavar el trabajo de la CIDH.

Panorama en el resto del mundo

HRW mencionó en su informe que Estados Unidos impartió instrucciones a militares latinoamericanos sobre técnicas de torturas y asesinatos en la Escuela Militar de las Américas, y que policías de diversos estados y patrullas fronterizas, además del Servicio de Inmigración y Naturalización, cometieron graves atentados contra los derechos humanos, entre otras graves violaciones.

Aseveró que las grandes potencias ignoraron a lo largo de 1996 los crímenes de guerra cometidos en Bosnia-Herzegovina y los ataques contra derechos humanos cada vez más marcados en China fueron relegados a un segundo plano por Estados Unidos y sus aliados europeos en beneficio de cuestiones comerciales y de inversiones, con la esperanza errónea de que ello serviría como conducto para las ideas democráticas occidentales.

Los gobiernos estadunidense y europeos, concluye HRW, ignoraron también las violaciones a los derechos humanos en Chechenia, Israel, en los territorios palestinos y en Siria, por temor a que las críticas pongan en peligro el proceso de paz en Medio Oriente o cuestionaran las posibilidades de relección del presidente ruso Boris Yeltsin.