Pablo Gómez
Oportunismo
El sistema político mexicano --el priísmo-- no logró --no hubiera podido-- convertir al Ministerio Público en una verdadera institución. Corrupción y motivaciones de carácter político han caracterizado siempre a la llamada Procuraduría General de la República (PGR). La designación de Lozano Gracia como procurador resultó ser una trampa de Ernesto Zedillo contra el PAN y una tomadura de pelo al país. Veamos.
La PGR no podía ser fundada como institución pública profesional y proba en tan sólo dos años. La tesis de Zedillo de que para dar confiabilidad al Ministerio Público hacía falta un político de la oposición era falsa y, también, engañosa, como en efecto se confirmó finalmente.
El caso Colosio está tan enredado como el sistema político mexicano. Nadie puede creer en el asesino solitario, sencillamente porque no, pero tampoco se puede descubrir ninguna conspiración. Todo ha sido un desastre en cuanto a la averiguación de ese crimen.
Los fracasos de la PGR tienen ahora que ponerse en la lista del PAN, cuya aceptación del cargo de procurador para Lozano Gracia es un monumento al oportunismo político: hacer tratos sin respetar el programa político propio y, más aún, haciéndolo a un lado. La colaboración con el gobierno de Zedillo no es la puerta de ningún cambio democrático. El PAN aceptó hacerlo porque ya ha olvidado los propósitos democráticos de los que alguna vez habló. Antier lo dijo bien un cartón en este diario. Lozano, abriendo la puerta del PAN, dice: ``muchachos, me corrieron del PRI''.
El ahora ex procurador panista hizo todo lo que estuvo de su parte para plegarse al gobierno. Lozano fue uno de los más fieles colaboradores de Zedillo. La PGR se negó a averiguar las denuncias penales contra Salinas y socios para no romper equilibrios dentro del oficialismo y tampoco actuó correctamente en el caso de los escandalosos gastos del PRI en Tabasco, los cuales involucran al entonces candidato Zedillo. Asimismo, Lozano ignoró olímpicamente la mayoría de las denuncias contra integrantes del anterior gobierno y solamente ejerció acción penal contra Raúl Salinas, pero dejó caer al vacío los indicios de tráfico de influencias, sobornos y otros delitos posiblemente cometidos en algunas privatizaciones y otros negocios.
Nadie puede admitir --excepto Lozano Gracia y su ex jefe-- que Raúl Salinas le haya prestado dinero al ahora dueño de Televisión Azteca, a una tasa de interés superior a la del mercado, cuando lo que pudo suceder perfectamente es que Salinas Pliego le haya pagado con deuda documentada un soborno al hermano de Carlos Salinas, es decir, a éste mismo. (Con este párrafo me solidarizo con los periodistas demandados por Salinas Pliego, a través de la única forma a mi alcance, es decir, corriendo el riesgo de ser también demandado: tampoco tengo dinero para pagar ningún daño moral.)
Lozano Gracia no podía refundar una institución sin toda la fuerza política que hace falta para hacerlo. El ex procurador perdió el tiempo en analizar posibles nuevas leyes contra el crimen organizado cuando tenía a éste dentro de la misma PGR y era muy poco lo que podía hacer. Alguna vez Lozano dijo que la PGR no era propiamente una institución y que habría que formarla, pero es evidente que él carecía de las condiciones políticas para tal propósito.
Mientras tanto --con la astucia propia de Carlos Salinas--, Zedillo dejó a Lozano caminar hacia el fracaso.
Ahora --también siguiendo los pasos de su antecesor y benefactor--, Zedillo nombra procurador al presidente de la Comisión de Derechos Humanos (CNDH), lesionando a esa todavía precaria institución de defensa del pueblo mediante la conversión de su titular en fiscal nacional. Es la segunda vez que, en una suerte de travestismo institucional, la CNDH se mete en la PGR.
La nueva tesis es que el procurador de la República debe ser un hombre sin partido. Falsedad tras falsedad: Madrazo Cuéllar es un hombre del sistema, es un priísta sin hoja de afiliación, un hombre acostumbrado a tener jaladeras, especialmente presidenciales. Su cobardía inaudita frente a la matanza de Aguas Blancas, al no pedir a la Cámara de Diputados que iniciara el juicio político contra Rubén Figueroa, lo pinta de cuerpo entero.
Si en unos cuantos días el Ministerio Público pide a Zedillo que comparezca y declare acerca del asesinato de Colosio, será porque el mismo Presidente así lo quiere, le conviene, lo necesita.
La toma de posesión de Madrazo Cuéllar como subprocurador encargado del despacho, un día antes de que fuera confirmado por el Senado, muestra también una falta de respeto al Poder Legislativo. Senadores que levantan el dedo al día siguiente para admitir una decisión presidencial ya ejecutada. Un titular de la CNDH, quien asume el puesto de encargado del despacho de la PGR luego de firmar una renuncia a su cargo de defensor del pueblo y antes de que ésta le fuera admitida, se presenta ante los senadores a consumar una maniobra política presidencial.
Juegos de políticos oportunistas. México se merecería otra suerte.