La Jornada 7 de diciembre de 1996

En la historia del ex asesor judicial, poder, narco y cuentas pendientes

Ricardo Olayo Fernando Balderas Sánchez era dueño de un rancho en la zona del Ajusco que estaba lleno de los fetiches que se considera coleccionan los agentes judiciales, como 60 sillas de montar y 15 caballos pura sangre. Ex asesor en la PGJDF y la PGR, estaba relacionado con un sinnúmero de abusos cometidos bajo la sombra del ex director de la Policía Judicial del Distrito Federal, Isidoro Reza Valdez, de quien era su hombre de confianza.

Lo último de lo que se le acusó en septiembre ante los juzgados penales fue de violación cometida contra su sirvienta. Además se le buscaba por privación ilegal de la libertad, extorsión y abuso de autoridad (La Jornada, 2 de junio de 1996), hechos por los que uno de sus cómplices, Manuel Díaz Esponda, fue sentenciado a 10 años de prisión.

Entre sus propiedades y las de su esposa Yolanda Figueroa está la casa de Crestón 360, en la colonia Fuentes del Pedregal, donde fue encontrado muerto con ella y sus tres hijos. Quienes conocen esa casa afirman que tiene un gran salón con juegos, además de una mesa profesional de boliche y otros lujos similares.

Recientemente fue visto por la zona de Santa Fe, con escolta a bordo de otros dos automóviles. A Balderas se le recuerda como el responsable del robo de armas y viáticos de los agentes judiciales cuando salió de la Policía Judicial el último día del sexenio pasado. En aquel entonces era el segundo hombre fuerte de la Judicial, en un cargo que orgánicamente no existía, pero que fue creado ex profeso.

Su paso por las instancias de procuración de justicia no se limitó al Distrito Federal, pues anteriormente fue asesor del ex procurador general de la República, Jorge Carpizo, en quien influyó para anunciar con bombo y platillo la existencia de una lista de seis narcoperiodistas, de los cuales sólo se conoció el nombre de tres, a quienes no se les comprobaron las acusaciones.

En compañía de su esposa fundó una revista efímera, llamada Cuarto Poder, y su esposa Yolanda Figueroa aprovechó el acceso que tenía Fernando con la información de primera mano para publicar un libro sobre el narcotraficante Juan García Abrego.

Una de las prácticas frecuentes de Balderas y sus ayudantes era privar de su libertad a comerciantes españoles, llevarlos a un hotel y extorsionarlos.

Los hechos por los que el juez 32 libró la orden de aprehensión en su contra ocurrieron cuando José Francisco Estrada Jaimes y su esposa Marisela Valles intentaron cobrar un cheque que fue rebotado; Balderas los acusó de fraude y los llevó a las oficinas de la Judicial, donde sólo los dejó ir a cambio de un auto Máxima del año, 30 mil pesos y un Rólex.