García Sáinz señaló que la frecuencia de cáncer en la infancia es de un poco más de 100 casos por millón de niños al año. Las neoplasias más frecuentes son leucemia (30 por ciento de los casos), tumores del sistema nervioso central (15 por ciento), tumores de los huesos y los tejidos blandos (14 por ciento ), linfomas (10 por ciento ), neuroblastoma (7 por ciento), nefroblastoma (6 por ciento) y los otros tumores más raros (18 por ciento). En este grupo de tumores malignos relacionados con problemas de genética y biología molecular es poco lo que se puede hacer para disminuir su frecuencia. ``No obstante, se espera que se desarrollen técnicas de diagnóstico predictivo de riesgo y más remotamente terapéuticas génicas específicas'', acotó.
El doctor García Sáinz se refirió a algunos casos de cáncer en la edad adulta para ilustrar el impacto de los factores ambientales y las medidas preventivas que pueden adoptarse. Comentó que el cáncer cérvico uterino es la primera causa de mortalidad por cáncer en la mujer en México, con tasas de 21.8 por 100 mil mujeres vivas, con una curva ascendente después de los 50 años de edad. Los principales factores de riesgo de desarrollar este cáncer son: la iniciación a edad temprana de actividad sexual y el número de compañeros sexuales; la conducta sexual del hombre con múltiples compañeras sexuales, como riesgo de transmitir agentes cancerígenos; los agentes infecciosos transmisibles como el virus del papiloma humano y el virus del sida; y la inmunosupresión como en los casos de sida y en pacientes con transplantes renales que reciben inmunosupresores.
Además de corregir los factores de riesgo de padecer cáncer cérvico uterino es posible abatir su incidencia y mortalidad mediante programas de detección oportuna y tratamiento eficaz de lesiones premalignas y carcinomas in situ, aseguró el especialista.
Por otro lado, comentó que el cáncer de la próstata es un claro ejemplo de una neoplasia con riesgo relativo asociado con la edad del hombre; su incidencia se incrementa a partir de los 50 años de edad con una curva exponencial que se continúa hasta los 85 años. Comentó que aun cuando la incidencia del cáncer de la próstata siga aumentando en relación con el incremento de la expectativa de vida, su mortalidad puede ser reducida con programas de detección oportuna basados en la cuantificación del antígeno prostático específico y en el examen ultrasonográfico de la próstata por vía transrectal con toma de biopsia en caso de sospecha.
Finalmente, el oncólogo señaló que hay más de cien cánceres distintos y cada uno de ellos tiene características propias. ``Es necesario estudiar y conocer cada una de las neoplasias para poder establecer su relación con la edad. La complejidad y multiplicidad de las causas del cáncer nos dejan todavía un número importante de problemas por resolver'', concluyó el especialista.