De la Madrid y Salinas querían vender refinerías en paquete: La Quina
Judith Calderón Gómez/I El ex dirigente petrolero Joaquín Hernández Galicia, La Quina, afirma que está en prisión por defender a Petróleos Mexicanos (Pemex). ``Lo que hicieron Carlos Salinas de Gortari y Miguel de la Madrid yo traté de evitarlo. Hoy, lo único que quiero es que se cumpla la ley y me permitan salir para pasar mis últimos días con mi familia''.
Delgado, con cataratas en ambos ojos, el hombre que fue dirigente nacional (1962 a 1964) y líder moral del sindicato de los trabajadores petroleros por más de 20 años, recuerda con precisión la declaración que lo llevó a una celda y que lo tiene atrapado desde enero de l989.
A sus 75 años, tiene una memoria lúcida y un cuerpo que deja ver las secuelas de al menos 11 padecimientos crónicos. Explica, moviendo sus manos con dedos deformes por la artritis: ``querían vender todo, las refinerías en paquete, yo me opuse terminantemente... Nosotros los petroleros originamos la resistencia desde dentro del sistema''.
Se remonta a la época en que se desenvolvía como líder moral del gremio. Intervino directamente en la advertencia que hizo el entonces secretario general del sindicato petrolero, José Sosa, quien declaró: ``si se vende un centímetro de Pemex haremos una huelga y estamos en nuestro derecho.''
Esa afirmación se hizo pública el 4 de enero de l989. La respuesta no se hizo esperar: El 12 de enero, Hernández Galicia fue aprehendido en su domicilio en Ciudad Madero, junto con seis hombres que estaban en su casa o en la banqueta.
Ahora los siete prisioneros, entre los que estaban su jardinero, un hombre que buscaba trabajo y otros conocidos que junto con él fueron juzgados por homicidio calificado, rebasaron las tres quintas partes de su sentencia pero continúan presos.
Hernández Galicia señala que fue un encarcelamiento ``injusto'', por un delito ``prefabricado'', con una sentencia de l3 años --tres más de lo que marca la ley en caso de homicidio simple--. El juez José Luis Villa ``me sentenció injustamente, pero si se hubiera apegado a la ley la condena sería de l0 años. Pero el juez mañosamente me puso l3 para no salir y el gobierno sigue manejando esto políticamente''.
Entrevistado en la celda que tiene en el área de servicios médicos, Hernández Galicia asegura que uno de los problemas principales de nuestro país es que quienes imparten la justicia no se apegan a la ley y protesta ``porque la vida de los seres humanos no debe estar en juego de opiniones''.
Creyente en la virgen de Guadalupe porque ``salvó a uno de mis hijos'', Hernández Galicia tiene su imagen a un costado de su cama. En el cajón abundan medicamentos y sobre el buró una hoja detalla el horario en que debe tomar la vitamina C, el PPG, las aspirinas, la medicina para la presión. Paliativos para hacer frente al menos a doce padecimientos crónicos.
Cuando se le pide que hable de las causas que lo llevaron a prisión, La Quina pierde el tono amable y ordena, como si fuera un maestro de escuela: ``sea usted analítica, objetiva. ¿Porqué no encarcelaron a Fidel Velázquez, a Cuauhtémoc Paleta a Castellanos Tovar?'', e inmediatamente responde: ``porque ellos sí se adaptaron a la política, nosotros nos opusimos a la venta de más propiedades de la nación, advertimos que haríamos una huelga en Pemex y estábamos en nuestro derecho''.
Entre este ambiente de depresiones y enfermedades crónicas, Hernández Galicia guarda una esperanza: ``la carta que el presidente Ernesto Zedillo le mandó a mi esposa, donde le informa que yo iba a salir de la cárcel cuando él entrara''.
Se anima, busca entre papeles. Al fin rescata una carta fechada el 7 de septiembre de l994. Está dirigida a su esposa Carmen Correa de Hernández y la firma Ernesto Zedillo, quien asegura que ``gracias al voto de unidad de los tamaulipecos, he obtenido el triunfo electoral. Es un orgullo para mí recibir la responsabilidad de velar por los intereses de nuestra nación''.
Y se ventila entre líneas una ligera promesa: ``Representaré con dignidad nuestros anhelos de paz y justicia social, buscando las mejores respuestas para su comunicación donde solicitó apoyo a fin de que su esposo recobre su libertad''. Era 1994; han pasado 26 meses.