Jorge Carpizo
Bacon en París

El pasado 14 de octubre culminó una de las mejores exposiciones temporales que se pudieron admirar en París durante el verano, la de la obra de Francis Bacon que se exhibió en el Centro Pompidou. Así se reafirma una aseveración que ya he hecho: París durante el verano continúa siendo una ciudad que ofrece múltiples, variados e importantes eventos culturales.

La exposición de Bacon fue un gran éxito pues siempre y hasta sus últimos días hubo abundante concurrencia. Muchos jóvenes se interesaron en admirarla. El único inconveniente de tanta afluencia fue que la exposición no se podía ver con tranquilidad ni con calma, sino que muchos cuadros había que contemplarlos en segunda o tercera fila y entre codazos. Las buenas exposiciones artísticas son tan populares o casi como las buenas películas o series de televisión. Es parte del fenómeno de la democracia cultural de nuestros días. ¡Estupendo! y, desde luego, es un índice de la educación de un pueblo.

La exposición de quien ha sido considerado por muchos críticos de arte como el más importante pintor inglés del siglo XX, se componía aproximadamente de cien cuadros, trípticos y dibujos cuyo tema central es la figura humana con dimensiones apocalípticas.

La obra de Bacon puede no gustar o agradar, pero no se puede ser indiferente ante ella, por la calidad de la misma. La característica de este pintor se encuentra en su declaración de que la pintura tiene algo de desesperación y de alucinación y ciertamente sus cuadros tienen mucho de ello, no sólo algo.

Sus figuras humanas se descomponen y a veces no sabemos si en parte son representaciones de animales, mezclados con cadáveres zoológicos y abundante sangre, pero poseen una finura de trazo que se origina en su anhelo de pintar como Velázquez ``con una textura parecida a una piel de hipopótamo''. También se inspiró en Miguel Angel, Turner, Monet, Degas y Van Gogh. Así, su pintura posee pinceladas clásicas, barrocas, impresionistas, subrealistas y expresionistas. Es una obra difícil de clasificar que tiene una personalidad muy propia y que posee una especial luminosidad.

Sus creaciones son estéticamente violentas, mórbidas, brutales y con un contenido erótico y sexual, pero exponen una extraordinario talento.

En la muestra estuvieron presentes cuadros de su serie sobre el retrato del Papa Inocencio X de Velázquez --pintura de la cual Bacon nunca quiso conocer el original, sino que la captó sólo a través de reproducciones y opinaba que era uno de los mejores retratos que jamás se hubiera pintado, con lo que estoy completamente de acuerdo--: la ``cabeza VI'' y un ``estudio'' que se asemejan porque el Papa grita con desesperación, podemos oír su alarido. En el ``estudio'' además vemos un cuerpo tensionado y suspendido por unas manos algo crispadas. Son retratos de un ser horrorizado.

Sin embargo, quizá lo más sorprendente de la exposición son sus enormes trípticos. En Tres estudios de figuras al pie de una crucifixión los seres son animales --semihumanos-- que también gritan mostrándonos sus dientes y nos causan temor porque nos quieren morder. En el tríptico inspirado en un poema de T.S. Eliot, el cuadro de la izquierda son dos mujeres y el de la derecha dos hombres. Las mujeres son una mezcla de carne fofa e hinchada que duermen, lo cual imitan los hombres uno sobre el otro. En el cuadro de en medio sobresale una cortina azul que contrasta con una almohada blanca manchada de sangre. En Estudios del cuerpo humano y Tríptico 1974-77 la transparencia y textura del color parecieran ser un pastel, son seis cuerpos que se asemejan a la escultura con un aire ``miguelangelesco''.

El cuadroi Chorro de agua es un chorro violento de pintura blanca que sin ninguna duda es un chorro de agua.

La primera vez que vi un cuadro de Bacon no me gustó. Después, poco a poco, lo fui aceptando. No lo había captado. La exposición es magnífica y muestra el talento extraordinario del pintor. Ahora, lo admiro y respeto. He escuchado comentarios de varios amigos cuya experiencia con Bacon es similar a la mía. Bacon no es un pintor fácil: su pintura nos hace sufrir.