Prepara la SEP giro radical en el sistema normalista
Rosa Elvira Vargas / III y última Formar profesionales comprometidos con el ejercicio de la didáctica en la educación básica, con un sólido conocimiento del currículum, de las formas de enseñanza del educando y del contexto escolar y social en que desarrollará su labor, son los ejes centrales de la reforma del sistema de normales que hoy anunciará la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Se trata, asegura la dependencia, de actuar con una visión prospectiva del maestro del siglo XXI, de quien dependerá en gran medida la calidad del desarrollo de los niveles posteriores de la educación.
La idea es dotar a los docentes de elementos para que sepan coordinar el proceso educativo; cuáles son las características y necesidades de los alumnos; cuá- les son los contenidos para tratar; cuál es el contexto en el que se desarrolla la en-señanza, y qué obligaciones y compromisos éticos y sociales asume el docente como formador de los futuros ciudadanos.
Tres son los grandes contenidos de la reforma: modificación de planes, programas y materiales de estudio en las normales de educación preescolar, primaria y secundaria; capacitación y actualización para los docentes de esas instituciones, y renovación total de la organización y gestión escolar de los servicios de educación normal.
En un documento-borrador relacionado con la consulta auspiciada por la SEP, en octubre, que fue proporcionado a este diario por maestros que participaron en la misma, se incluyen los lineamientos enunciados, que probablemente serán, en términos generales, los que hoy anuncie el titular del ramo, Miguel Limón Rojas.
La SEP reconoce ahí mismo graves fallas en el sistema actual en las normales, no sólo en cuanto a contenidos sino en la propia organización e infraestructura de sus planteles. Además, admite que hay falta de vinculación entre los docentes de esas escuelas y los de educación básica.
Para reforzar su propuesta, la SEP incluso hace una revisión crítica del plan de estudios vigente en las normales desde 1984, y subraya que los objetivos que aquél perseguía ``se lograron sólo de manera parcial'', sobre todo por la carencia de capacitación a los formadores de docentes, carencia de apoyos académicos, técnicos y materiales, y a problemas propios del diseño del plan.
Destaca, como defectos en ese programa, que ``la formación para la docencia no constituye el eje central de la preparación profesional de los futuros maestros'', y que poco se atiende la particularidad del ``ser, saber y saber hacer'' del maestro.
La SEP señala que los centros que lo componen, comparten insuficiencias académicas y presupuestales. Y si bien cada uno muestra variaciones importantes en su situación particular, admite que la currícula y materiales de estudio están claramente desvinculados de los programas de educación básica, con los contenidos teóricos y con la práctica educativa.
Admite que actualmente se atienden insuficientemente los conocimientos y capacidades que exige un desempeño profesional, congruente con las necesidades de trabajo.
Dada la complejidad de este sistema de enseñanza y la multitud de actores involucrados, la SEP asegura que transformar y fortalecer académicamente al normalismo, exige un proceso ``sistemático, cuidadoso y participativo'', en el que actúen todos los vinculados con la educación normal, así como llegar a ``acuerdos y consensos'' sobre las líneas fundamentales de la propuesta.
Pero advierte: ``deberá evitarse que sea materia de negociación en aspectos sustanciales para no caer en un esquema sin coherencia y sin profundidad''.
Para integrar la propuesta de transformación en las normales, la SEP consideró indispensable tener el consenso de cinco sectores básicos: autoridades educativas estatales y del Distrito Federal; cuadros dirigentes del SNTE; profesores y directivos de las normales; investigadores y maestros con ``prestigio real'' en el medio educativo, y los sectores público y privado que participan en la enseñanza normal.
El proceso de consulta para reformar el normalismo incluyó, según la propia SEP, un diagnóstico de cada escuela, a partir del cual se establecerán los requerimientos y plazos de financiamiento, particu-larmente los referidos a: personal docente, mejoramiento de la planta física y dotación bibliotecaria, de equipo para enseñanza y de instalaciones para la recepción de la señal televisiva.
A partir de esa indagatoria la Secretaría de Educación Pública ``desarrollará el proceso de transformación y el fortalecimiento académico de la educación normal, mediante una estrategia integral y con acciones específicas para cada una de las líneas que la conforman'', y se definirán las responsabilidades y atribuciones que corresponden al ámbito federal, a las autoridades estatales y a las propias normales