La Jornada 10 de diciembre de 1996

Zedillo: auge con fines políticos, no

Elena Gallegos, enviada, Nueva York, 9 de diciembre El presidente Ernesto Zedillo reiteró que su gobierno cumplirá con inquebrantable compromiso con la disciplina fiscal y mantendrá las políticas de tipo de cambio y tasas de interés, ya que sería un error poner en riesgo el enorme esfuerzo y los logros de los dos últimos años precipitando, por motivaciones políticas, ``un auge prematuro''.

Enseguida aseguró que hay visiones ``distorsionadas'' sobre la reforma electoral que se aprobó en México. Negó que su partido, el Revolucionario Institucional (PRI), haya forzado un proyecto distinto al suyo; ``al contrario, defendió mi propuesta en todos sus términos'', y sostuvo que la intensidad del debate y la apertura política que se vive en el país no deben interpretarse como desorden o crisis y, menos, ``confundirse con debilidad''.

Zedillo aclaró aquí que hubiera deseado tener más tiempo para llegar a un consenso en este punto con los otros partidos, pero explicó que debido a que se agotaban los tiempos legales para organizar los comicios del 97, era necesario ya el nuevo marco jurídico.

A lo largo de una intensa jornada en esta ciudad, en donde lo mismo se reunió con influyentes financieros que con académicos y líderes de opinión, el Presidente hizo una amplia exposición de su visión de México tanto en el plano político como en el económico, en el que fue reiterativo al señalar que se mantendrá la actual estrategia.

Por la noche y como orador principal de la cena del National Foreign Trade Council (Consejo Nacional de Comercio Exterior), Ernesto Zedillo externó su confianza en que México se encamina a una etapa de franco crecimiento, en la cual el reto será alcanzar un incremento del PIB de entre el 4 y el 6 por ciento.

A los poderosos banqueros y hombres de negocios que forman parte del consejo, el mandatario mexicano repitió lo que había dicho antes a editores de diarios y agencias noticiosas, y ejecutivos de las cadenas de televisión más importantes, en el sentido de que el nuevo diálogo que se está dando en México será clave para resolver los problemas que han causado profunda preocupación a todos los mexicanos.

``Una vida política más abierta y vigorosa, fortalece a la democracia y ésta fortalece a nuestro gobierno, refuerza el liderazgo y alienta nuevas ideas y decisiones incluyentes''.

Insistió en que está convencido de que la democracia es diálogo y por eso él se ha empeñado en establecer un diálogo franco, abierto y permanente con el Congreso y con todas las dirigencias de los partidos nacionales.

Respecto a la reforma electoral recién aprobada en México, ofreció compartir con el auditorio ``la realidad y no la retórica''. Afirmó entonces que su propuesta en el único punto de desacuerdo --el financiamiento-- fue ``simple, justa y eminentemente práctica'', y reiteró que la diferencia para aprobarla no fue entre los partidos sino ``entre los partidos y yo''.

Luego de considerar que el financiamiento constituye la amenaza más seria para las democracias modernas, Zedillo explicó que su propuesta de que éste fuera preponderantemente público, respondió a la necesidad de evitar que los dineros de las campañas sean ilegales o injustos y socaven el ideal de la verdadera democracia.

``Buscamos --apuntó-- proteger a nuestra democracia del financiamiento encubierto, del intercambio de dinero por privilegios, de la desviación de los responsa- bles del gobierno y de la representación del interés público en favor de intereses ocultos y hasta de propósitos delictivos''.

Fue precisamente aquí donde rechazó terminante las versiones que se han querido difundir en el extranjero, respecto a que el PRI ``forzó una reforma diferente a la que yo había propuesto''.

Al contrario, afirmó, el PRI respetó en el Congreso todos los acuerdos importantes logrados con los demás partidos políticos y ``respondió, defendió y apoyó mi propuesta sobre financiamiento en todos sus términos''.

Cerró este apartado subrayando que en México el pluralismo se ha consolidado y ofreció los datos de las últimas elecciones en las cuales el PAN ha ganado tres gubernaturas y el total de los votos se ha repartido de la siguiente manera: PRI, 43 por ciento; PAN, 36; y PRD, 14.

De entrada, Zedillo recordó cuando, hace un año, en esta misma ciudad y ante ``un distinguido auditorio'', pudo observar que no todos los presentes compartían su optimismo en torno a que México pronto superaría la crisis financiera que surgió justo al inicio de su administración.

Reprochó que al reaccionar exageradamente ante la situación de crisis en México, los mercados financieros del mundo pasaron por alto el hecho de que las reformas emprendidas durante el último decenio en su país, no habían sido marginales sino sustantivas; no habían sido meramente transitorias sino decididamente transformadoras.

En este punto, repitió las cifras que arrojó la recesión en México y después desmenuzó las medidas que su administración tomó para enfrentar la situación. Dijo que ``obviamente'' ninguna de ellas le ganó popularidad a su gobierno, ``pero mi deber consistía en hacer lo necesario, no buscando la popularidad sino procurando poner nuevamente de pie nuestra economía. Cualquier otra actitud sólo nos habría hundido más en la recesión, agravando los costos sociales de la crisis''.

En un amplio salón del hotel Hilton, ubicado en la avenida de Las Américas, Zedillo admitió que los costos de esas medidas fueron ``dolorosos pero inevitables''.

Aquí, mencionó que gracias a la congruencia de su programa de estabilización y al firme apoyo del gobierno de Estados Unidos, el FMI, el Banco Mundial y el BID, se obtuvo el indispensable respaldo internacional.

Narró enseguida cómo en pocos meses se disipó la amenaza de un colapso financiero y cómo, también, a lo largo de este 1996 se registran indicadores económicos que hablan de recuperación.

Incuestionable legalidad en las privatizaciones

Dijo que el crecimiento que los mexicanos están decididos a edificar tomará su tiempo, por lo que se mantendrá la actual estrategia económica para no propiciar ``auges prematuros''.

Zedillo habló también con amplitud del programa de privatizaciones en México, que lo mismo abarca servicios ferroviaros y portuarios que aeropuertos y la petroquímica secundaria. Sobre este último tema, repitió lo dicho hace un par de semanas en Singapur, en el sentido de que la obsolescencia del marco jurídico en el que iba a realizarse, dio pie a objeciones políticas y económicas.

Por eso --explicó-- se modificó el marco y la estrategia, lo que permitirá optimizar tanto la inversión privada en la petroquímica secundaria como en los ingresos por la venta de los activos de Pemex en esta rama.

Convino en que llevadas a cabo de manera cuidadosa y justa, las privatizaciones desencadenan un enorme potencial, ``en cambio, si son realizadas con apresuramiento o con negligencia, son contraproducentes y pueden provocar situaciones lesivas para una competencia abierta y justa''.

Dijo que un objetivo central de su gobierno ha sido llevar a cabo el proceso privatizador con incuestionable legalidad, con transparencia y tras un examen cuidadoso.

Otro de los temas abordados por Zedillo fue el del TLC. Aseguró que ninguna persona sensata puede desear volver a los días anteriores a la suscripción del tratado y aseguró que gracias al mismo, el comercio entre Estados Unidos y México alcanzará este año la cifra de 145 mil millones de dólares.

Estimó que para que México logre desplegar todo su potencial, es indispensable construir un mejor sistema de justicia y una democracia totalmente madura.

Por otro lado, el Presidente mexicano habló de la lucha contra la corrupción y la impunidad. Dijo que en México nadie puede estar por encima de la ley y sostuvo que los mexicanos estamos dispuestos a establecer un sistema en el que todo hombre y toda mujer deban rendir cuenta de sus actos.

Zedillo leyó un discurso de 22 cuartillas. Al terminar la cena se trasladó al aeropuerto John F. Kennedy, donde abordó el avión que lo llevó, esta madrugada, de regreso a México.

Un paseo inesperado

Notimex, Nueva Yok, 9 de diciembre El presidente Ernesto Zedillo sorprendió hoy a los miembros del servicio secreto estadunidense, del Estado Mayor Presidencial de Mexico y del personal de la oficina de prensa de Los Pinos, quienes de súbito debieron cambiar señales y posiciones para estar a su lado, al realizar éste una sorpresiva caminata por las frías calles de Manhattan.

``Vámonos a pie ¿no?'', sugirió el mandatario a sus azorados colaboradores, quienes ni tardos ni perezosos lo acompañaron en un inusual recorrido por la zona de Manhattan.

Después de hablar con un pequeño grupo de invitados y miembros del Council of Foreign Relations, Zedillo abandonó la sede del organismo poco antes de las diez horas y decidió cambiar la limusina por el aire --y el frío-- de Nueva York.

Así, caminó desde la esquina de la calle 68 y Park Avenue, en el lado este de la isla de Manhattan, hacia la señorial Quinta Avenida, y de ahí hasta el Hotel Pierre, en la Quinta y calle 61.

Al llegar al hotel, el mandatario mexicano se dirigió a una entrevista con la cadena National Public Radio y después se reunió con editores de varios diarios y cadenas televisivas estadunidenses