La Jornada 11 de diciembre de 1996

Una negociación directa de Zedillo destrabaría ``muchos problemas'': Marcos

Elio Henríquez, corresponsal, La Realidad, Chis., 10 de diciembre Si el presidente Ernesto Zedillo está decidido a la negociación directa y a ``pagar los costos que esto implica'', el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) también lo está, pero ya no está dispuesto a seguir apostando a que tal vez después se va a definir la situación, declaró el subcomandante Marcos a su llegada a este ejido luego de 15 días de ausencia.

En entrevista, el jefe guerrillero afirmó que si el presidente Zedillo asumiera y se responsabilizara directamente de la negociación podrían ``destrabarse muchos problemas y no estaría tan enrarecido el ambiente como ha estado en los últimos tiempos''.


Marcos y Tacho aprestan su regreso a la selva
Lacandona
Foto: Francisco Olvera

Al reiterar que el EZLN dio por cerrada la negociación sobre la propuesta de iniciativa de ley indígena elaborada por la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa), Marcos dijo, sin embargo, que mientras Zedillo no dé su respuesta final ``no puede haber posición'' del grupo rebelde.

Informó que la Cocopa se comprometió a entregar al EZLN, antes del 23 de diciembre, la respuesta del jefe del Ejecutivo sobre el documento que constitucionalistas analizan en este momento, y a partir de ello ``reaccionaríamos''.

En su opinión, en este momento lo más importante es conocer la posición del primer mandatario sobre la propuesta de la iniciativa de ley, porque ``es la que va a definir la posición en el Congreso de la Unión por el lado de la mayoría''.

Según el subcomandante, la aprobación de la propuesta de la Cocopa tal y como está significaría ``un avance, pues sería un reconocimiento explícito al sector que quedó olvidado en 1917'', y además abriría, a nivel nacional sobre todo, un ``ajuste de cuentas de la nación dentro del proyecto neoliberal con su historia''.

Marcos, Tacho y Oscar salieron este mediodía de San Cristóbal de las Casas, acompañados, de manera inusual, por el presidente y vocero en turno de la Cocopa, en este caso el senador panista Luis H. Alvarez, y el diputado priísta Jaime Martínez Veloz, además de Rodolfo Elizondo, legislador panista, y del Comité Internacional de la Cruz Roja.

Los aproximadamente 200 kilómetros de trayecto de San Cristóbal a este ejido tojolabal transcurrieron sin problemas. Los legisladores no llegaron hasta La Realidad, ya que en Guadalupe Tepeyac abordaron un helicóptero que los aguardaba para trasladarlos a Tuxtla Gutiérrez. En los últimos 16 kilómetros el convoy viajó sin la presencia de los legisladores.

Al llegar a La Realidad Marcos accedió a responder algunas preguntas:

--¿Estarían ustedes dispuestos a que hubiera un periodo extraordinario el próximo año?

--Lo más importante es conocer cuál va a ser la posición del Ejecutivo Federal, porque es la que va a definir la posición en el Congreso de la Unión por el lado de la mayoría, y mientras esto no se aclare no puede haber posición nuestra. Necesitaríamos conocer primero la postura de Zedillo.

--¿No hay una fecha establecida todavía para una eventual comunicación de la Cocopa con la respuesta de Zedillo

--No, la crisis quedó en suspenso y ni siquiera sabemos si nos vamos a volver a ver, ni cuándo ni dónde, todo está dependiendo de la respuesta del Ejecutivo.

--¿El hecho de que el Presidente haya establecido comunicación directa con ustedes ayudaría a destrabar las cosas?

--Nosotros pensamos que en la negociación hay muchos intereses, sobre todo hay muchas apuestas al futurismo político, y en este caso el único que no tiene futuro político es Zedillo. En el momento en que cualquier funcionario entra a tener interlocución con nosotros empieza a administrar, como ya dije, el conflicto, ahora muy claramente, con miras a la sucesión. Primero sobre el 97 y ya luego con miras al 2000.

Si él asumiera directamente la negociación, o sea, si se responsabilizara directamente de la negociación, pensamos que pudieran destrabarse muchos problemas y no estaría tan enrarecido el ambiente como ha estado en los últimos tiempos. Prácticamente desde mayo nos la hemos pasado de crisis en crisis, botando y botando, no hay ningún avance, ningún acuerdo desde febrero del 96. Ya va a ser un año.

Yo creo que ni al gobierno federal ni al EZLN les conviene que ese diálogo esté tan atascado y sin ningún acuerdo ni cumplimientos que den señales, sobre todo a otros grupos armados.

--Respecto del proyecto de reforma, ¿es en realidad un avance para los pueblos indígenas si se aprobara así como está?

--Sí, sería decimos nosotros el paraguas para que pudieran bajarse leyes secundarias y reformas institucionales. Significa un avance, no es tanto de los acuerdos de San Andrés, ni en los términos que firmó el gobierno, y eso es lo que no entiende la Secretaría de Gobernación, que sí están los acuerdos de San Andrés y están todavía matizados.

Pensamos que significarían un avance, serían un reconocimiento explícito al sector que quedó alvidado en 1917. La Constitución del 17 incorpora demandas de los obreros y los campesinos, pero no de esos indígenas. Ese punto ha quedado pendiente y tal vez hayan tenido que pasar 60 años y la guerra del 94 para que esto haya sido posible. Pensamos que sí abriría, a nivel nacional sobre todo, un ajuste de cuentas de la nación dentro del proyecto neoliberal con su historia, y eso debe poner en crisis otras cosas.

--En estos momentos de crisis en suspensión ¿a qué apuesta el EZLN?

--A la solución hacia adelante. Pensamos que ya no es posible mantener el letargo entre que si hay o no arreglo a medias tintas y todo eso, a estar posponiendo los plazos. Los compañeros del Comité (Clandestino Revolucionario Indígena) han sido claros: si el Ejecutivo está decidido a la negociación y a pagar los costos que esto implica, el EZLN también, pero no están dispuestos a seguir aparentando o apostando a que tal vez se va a definir. Tendríamos que tomar una decisión radical en caso de que no hubiera resultado.

--¿Qué tipo de decisión radical?

--Pues tendríamos que revisar no sólo la posición nuestra en el diálogo, sino la viabilidad del diálogo para solucionar el conflicto.