La Jornada 13 de diciembre de 1996

Profesionalización y supervisión especial a sus integrantes

Jesús Aranda La Procuraduría General de la República (PGR) comenzó a trabajar desde mediados de 1995 el proyecto de un ``cuerpo especializado de élite'' de policías y militares para combatir al narcotráfico, el cual se integraría fundamentalmente por miembros del Ejército Mexicano que hayan sobresalido en su formación, ``siempre y cuando pasen por un curso de profesionalización policial específico''.

La idea original de la dependencia, que se oficializó en la reunión del Grupo de Contacto de Alto Nivel de México y Estados Unidos, contemplaba también la participación de agentes del MP capacitados y especializados ex profeso.

De acuerdo con información de la Subprocuraduría General de Control de Procesos de la PGR, se ``sugería'' que dicho cuerpo de policías especializados fuera comandado por un civil, porque sólo de esa manera se podría denominar al grupo como un cuerpo de seguridad de excepción, seleccionado con criterios de eficiencia, eficacia, honradez y alta disciplina para perseguir este tipo de delito.

La idea era que los ministerios públicos, policías y militares integrantes del cuerpo de élite cumplieran con un programa de profesionalización y supervisión especial, tanto en el territorio nacional como en el extranjero, ``aprovechando la experiencia internacional en esta área''.

Asimismo, se estimó que este grupo debería contar con equipo de la más alta tecnología, ``tanto logísticamente como de armamento y precisión'', además de estar dotado de un centro de inteligencia, información y estadística especializado.

En la reunión del Grupo de Contacto de Alto Nivel que concluyó en Tlatelolco el pasado miércoles, se acordó la creación de un cuerpo élite de ``policías científicos'' para el combate al narcotráfico, con adiestramiento y capacitación de la agencia antinarcóticos (DEA), la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y el Servicio de Aduanas de los Estados Unidos.

Asimismo, México y Estados Unidos convinieron también que las agencias estadounidenses y el Pentágono brinden capacitación a efectivos del Ejército Mexicano, ``con el objetivo de proporcionar seguridad a las misiones de intercepción de drogas''.

Previendo críticas, el proyecto precisaba que para evitar que la llegada de militares se malinterpretara, debía ponerse énfasis en que no se trataba de manera alguna de militarizar la lucha antinarcóticos; ``por eso se sugiere que dicho grupo debe estar siempre comandado por un civil''.