Alude el líder en su renuncia a recientes resultados adversos
Ciro Pérez Silva Santiago Oñate Laborde renunció ayer a la dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), por considerar que este partido reclama ``un decidido impulso'' y una dirigencia renovada para enfrentar la contienda electoral de 1997. Lo sustituirá en el cargo Humberto Roque Villanueva, presidente de la Gran Comisión de la Cámara de Diputados.
De acuerdo con la convocatoria, que fue emitida por la noche, se espera que Roque Villanueva acuda a la sede nacional de su partido para registrarse como candidato entre las 16 y las 19 horas. Conforme a las normas que rigen la vida interna de ese partido, el Consejo Político Nacional elegirá el domingo, por fórmula, al presidente y secretario nacional. En el caso de este último podría ratificarse a Juan S. Millán.
En la carta dirigida a los 210 integrantes del Consejo, Oñate reconoce que a 16 meses de haber aceptado este cargo, se registraron ``resultados adversos, no antes experimentados'', así como una disminución de la presencia priísta en las concentraciones urbanas.
El texto, que deberá evaluar el Consejo Político para aceptar la renuncia de Oñate y, en su caso, nombrar el próximo domingo al nuevo dirigente del PRI nacional, destaca que estos resultados adversos no son atribuibles a la militancia y organizaciones priístas.
``En más de un caso, la adversidad electoral se incubó en la deshonestidad que para con nuestro partido tuvieron algunos individuos que, en el pasado, usaron nuestras siglas para propósitos distintos a los del servicio a las causas de las mayorías; en otros, resultaron de percepciones que sobre nuestra organización y militancia se empeñan en difundir proyectos de poder no partidario, que también buscan minar el andamiaje democrático y cancelar los espacios de lucha por la justicia social''.
Se cumplió un ciclo: Oñate
Mientras ayer a las 18:00 horas era transmitido por fax a los 210 miembros del CPN del PRI el documento de tres cuartillas, en las que Oñate explica las razones de su renuncia, en la sede nacional los rumores de esta renuncia y de los posibles relevos iba en aumento.
Por una parte, se aseguraba que Oñate sería designado titular de la Secretaría de Agricultura, que encabeza Francisco Labastida Ochoa. Este, a su vez, ocuparía la presidencia nacional del PRI, ``por su cercanía con el presidente Zedillo''.
Otros rumores sostenían que iría al Departamento del Distrito Federal para relevar a Oscar Espinosa Villarreal o a Gobernación; incluso que ocuparía la embajada de México en Washington.
Conforme avanzaban las horas, las especulaciones se multiplicaban y el equipo de trabajo de Oñate sólo respondía que no se había recibido ninguna propuesta para integrarse al gabinete del Presidente, y menos aún para ocupar la embajada en Washington. ``El está convencido de que cumplió un ciclo en el PRI y quiere respetar los tiempos que marcan los estatutos, sin adelantarse ni especular''.
Sin embargo, en corto reconocían que Oñate ``había recibido muchos golpes desde el interior del PRI y estaba consciente de que, en esas condiciones de desgaste, ni él ni el partido podían hacer frente con éxito a las elecciones de 1997''.
En tanto, desde la Cámara de Diputados se anunciaba la inminente llegada de Roque Villanueva a la dirigencia nacional priísta. Las llamadas telefónicas del propio aspirante a columnistas y directores de periódicos confirmaron la especie.
La solicitud de renuncia del presidente nacional del PRI fue dada a conocer a la prensa hasta las 20:00 horas en un breve comunicado de apenas una cuartilla, en el que se ofrecen las líneas generales del texto oficial.
En éste, Oñate hace un breve balance de los 16 meses que dirigió al PRI. Destaca la reforma interna de su partido y la electoral, a las que califica como ``logros señalados'', al tiempo que insiste en los comicios ``altamente competidos'' celebra- dos en 16 estados, en los que se alcanzaron ``mayor número de votos, mayor número de diputaciones de mayoría relativa y mayor número de municipios que cualesquiera otra fuerza política partidaria''.
Sostiene, en su exposición de motivos, que los tiempos y las circunstancias presentes ``reclaman una renovada dirigencia, libre de cargas y desgastes en estos meses acumulados'', y agrega que en su trayecto histórico, el PRI ha realizado siempre los cambios y ajustes que su organización interna y conducción mejor ``propicien su desarrollo y fortaleza''.
Los cambios, agrega, le han permitido a su partido mantenerse como la fuerza política mayoritaria. ``Hoy, de nueva cuenta, la realidad nos lo demanda''. En este sentido, asegura que su renuncia fue decidida ``con estricta fidelidad a los principios que siempre me han guiado'' y sin que medie presión externa alguna.
En la misiva, Oñate agradece el apoyo recibido, tanto de consejeros como de la militancia priísta, sectores y organizaciones, así como de quienes se desempeñan en cargos legislativos y en el servicio público, ``convencido de que la renovación de la dirigencia del partido... habrá de contribuir a hacer realidad nuestro ideario y alcanzar en la elección venidera una nueva victoria''.
Ultima reunión con el sector popular
Por la mañana, Santiago Oñate se reunió con integrantes del sector popular, encabezados por su dirigente, Carlos Jiménez Macías. Atestiguó la firma del convenio de este sector para integrarse al Plan Anual de Operación Política 1997.
En su último evento como dirigente nacional, Oñate llamó a construir una ``nueva cultura política'' que se base en la organización de los sectores y las instituciones ``por encima de personalismos''