La Jornada 14 de diciembre de 1996

RUMBO AL 97

Enfilado hacia las elecciones de 1997, que muchos le auguran especialmente difíciles, el Partido Revolucionario Institucional inaugura con Humberto Roque Villanueva un ciclo en el que es previsible una mayor identificación, teórica y operativa, de los nuevos mandos del tricolor con las políticas presidenciales.

Esa mayor identificación corre en la banda de la abierta reivindicación que el presidente Zedillo ha hecho de su cercanía con la bancada parlamentaria priista y con el uso de esa mayoría para dirimir las controversias derivadas de la falta de consenso en temas esenciales como lo fue en su momento el del monto del financiamiento partidista.

Ayer mismo, en la reunión de diputados priistas que al tiempo de informarle del término de su periodo ordinario de sesiones le ofrecieron un marco especial para posicionar a Roque Villanueva rumbo a sus nuevas responsabilidades partidistas, el presidente Zedillo fue directo al mostrar sin dobleces su aprecio por el apoyo que ha recibido de los priistas y su crítica a las posturas de la oposición que él entiende sustentadas por intereses menores e insidias intrascendentes.

Roque Villanueva, ciertamente, ha mostrado un apego inconmovible a las líneas políticas de temas tan espinosos como el del aumento al IVA, entre otros. Su antecesor, Santiago Oñate, mostró en cambio trastabilleos que parecieron iniciar su alejamiento del centro real del poder político mexicano cuando fue incapaz de sujetar la XVII asamblea nacional a los trazos generales previstos, en particular en los temas de los requisitos de los candidatos a gobernador y presidente de la República y de la petroquímica.

Una primera reacción a ese aparente descontrol de Oñate y su equipo, en el que destacaba César Augusto Santiago, fue la reaparición de Esteban Moctezuma Barragán como secretario técnico del Consejo Político Nacional.

Luego, los descalabros electorales del pasado 10 de noviembre, más las deserciones de cuadros notables para pasar a la oposición, crearon un escenario altamente desfavorable que ahora corresponderá corregir a la dupla del nuevo poder priista: Roque y Moctezuma, los comisionados para reinsertar al PRI en la lógica presidencial y enfrentar abiertamente las elecciones del año próximo, con el objetivo de mantener el mayor número de posiciones de poder en juego (gubernaturas y presidencias municipales), pero sobre todo la mayoría parlamentaria que le permita al presidente de la República desahogar y cumplir su proyecto político.