Un ``encárgate de eso'' anunció el cambio al dirigente camaral
José Ureña La noticia, preámbulo de la comida en Los Pinos, casi petrificó a Humberto Roque Villanueva:
--Humberto, ¿cómo va el partido?
--Bien, señor.
--Pero puede ir mejor... Encárgate de eso.
La confirmación le llegó cuando estaba junto a su esposa, la jalisciense Guadalupe Haro de Roque:
--Esta vez no estará en la comida Santiago Oñate. Por la mañana le fue confirmada la decisión.
En lugar del jerarca acudió, desaire imperdonable en el rito presidencialista, un hombre de posición menor. Tal vez eso originó un lapsus del maestro de ceremonias quien, con voz ahuecada para la ocasión, anunció:
``...Y saludamos con especial afecto al licenciado Enrique Jackson Figueroa, representante del presidente del Partido Revolucionario Institucional...''
Senadores y diputados rieron por el pequeño error. No se refería a Enrique Jackson Ramírez, secretario de Asuntos Electorales, sino al senador Genovevo Figueroa de la O, ex gobernador de Michoacán y tercero en el escalafón priísta, uno abajo del secretario general, Juan S. Millán.
En ese momento no pasó a mayores la ausencia. Pero alguien mandó a las mesas de la orilla la primera señal y luego aquello fue un rumor en ebullición, una clase política desconcertada, expectante:
- ¡Sí se va Oñate!
Y ahí, sin muchos antecedentes, las especulaciones:
--Que en su lugar va Esteban Moctezuma.
--No, soltó un senador sureño. Ayer jueves hubo una reunión de urgencia de Manuel Aguilera Gómez con todos sus delegados y más que una convivencia de fin de año parecía una despedida. No faltó nadie. Va a ser él.
A esos se sumaron otros nombres distinguidos: Francisco Labastida, señal inequívoca de quién pondrá orden en un priísmo a la baja y, al final de cuentas, mi hermano, la línea directa con el preciso vía Esteban Moctezuma, y Jesús Murillo Karam.
La comida avanzaba. Institucional, Roque Villanueva mantuvo una actitud sin cambios, siempre alegre y atento a Ernesto, de quien se hizo íntimo cuando fue diputado en la LIV Legislatura y presidente de la Comisión de Programación, Presupuesto y Cuenta Pública.
Economista, como su amigo el Presidente, fue el primero de la élite en salir de Los Pinos. Antes que el oaxaqueño José Murat, mucho antes que Fernando Ortiz Arana, quien recibió la primicia como nadie.
El coahuilense encumbrado a los primeros planos de la política el 30 de septiembre de 1994, cuando la amistad y la fatalidad de la política lo llevaron a sustituir a José Francisco Ruiz Massieu, se fue a sus oficinas.
Citó a sus cercanos en el Palacio Legislativo.
--Me saqué el tigre, ¿cómo la vez, Artemio?
Y Artemio Meixueiro, Juan Díaz Aguirre y Francisco Santillán Oceguera entendieron que no había tiempo para felicitaciones ni para interpretaciones, y se pusieron a trabajar. No necesitaban más datos.
A las 18 horas todo estaba listo. Los cercanos de Roque sabían que 24 horas después, justamente hoy a las seis de la tarde, la candidatura de su jefe será registrada conforme a estatutos y que mañana a las 11 de la mañana iniciará la sesión del Consejo Político Nacional (CPN) con varios asuntos pendientes y uno relevante: la toma de protesta de Humberto Roque Villanueva como nuevo presidente del PRI.
Para esas horas, la maquinaria priísta operaba a su usanza, a su ritmo, a la antigüita. La Confederación Nacional Campesina (CNC), cabeza del sector del nuevo líder, se encargaba de difundir, de apoyar al sucesor de Santiago Oñate.
Se le aglutinaron llamadas a Roque. Las felicitaciones venían de todos los estados, de todas las personalidades regionales, los gobernadores a la cabeza. En los pasillos de la Cámara se arremolinaban los priístas.
Roque, un leal de Ernesto Zedillo, estaba feliz. Recién cumplidos sus 53 años, se declaraba listo para dar un paso ascendente más en esa carrera que comenzó en 1970 como asesor de Luis Enrique Bracamontes, secretario de Obras Públicas.
En el lopezportillismo hizo lo propio en la Secretaría de Agricultura ya Recursos Hidráulicos. Su accionar político lo combinó con diversos puestos cenecistas, en cuya bancada participó en la LIV Legisltura.
Casualidad o no, ahí se ligó a Ernesto Zedillo Ponce de León. En 1991 pasó a la Subsecretaría de Organización y Administración Pesquera, cargo que abandonó en abril de 1994 para, a invitación de su amigo el candidato presidencial, hacerse cargo de la Secretaría de Coordinación Regional.
Entre sus cargos partidistas, Roque ha conducido la Cámara de Diputados. A satisfacción de su jefe político, indica la promoción.
Mientras él se preparaba para la nueva encomienda, Oñate repartía su renuncia a los doscientos y tantos (nadie sabe exactamente cuántos son) consejeros del PRI y aceptaba que se va por desgaste, por cargas acumuladas en meses, por fidelidad a sus principios:
``Convencido de que el partido reclama un decidido impulso que le permita enfrentar con éxito la contienda electoral de 1997 y de que los tiempos y circunstancias presentes reclaman una renovada dirigencia libre de las cargas y desgastes en estos meses acumulados, he decidido, en estricta fidelidad a los principios que siempre me han guiado, presentar ante ustedes, compañeras y compañeros consejeros, mi renuncia al cargo...'