La Jornada 16 de diciembre de 1996

Parte de las cuotas serán destinadas a los salarios de la curia, determina Rivera Carrera

David Aponte El arzobispo primado, Norberto Rivera Carrera, emitió un decreto para que los mil 200 templos ubicados en la ciudad de México entreguen a la curia 10 por ciento de sus ``ingresos brutos mensuales'' a partir del 1 de enero de 1997.

Las cuotas serán utilizadas para el pago de los salarios del arzobispo, sus obispos auxiliares, el cardenal Ernesto Corripio y el personal de la arquidiócesis, así como para los gastos de oficina, mantenimiento, obras sociales y la gaceta del arzobispado, explicó.

En el documento, firmado por Rivera Carrera y el canciller de la curia, José Luis Ruiz Vera, se refiere la posibilidad de crear un ``impuesto'' a la feligresía, derivado de los servicios religiosos que ofrece la Iglesia católica, mientras que el pago del diezmo continuará sin ninguna reducción.

Hasta este momento, aun cuando existía una recomendación al respecto, el pago del referido porcentaje se dejaba a la discrecionalidad de cada uno de los párrocos. Con este decreto, será obligatorio y, según el propio documento, no habrá excepciones.

En la Catedral Metropolitana, el vocero de la arquidiócesis de México, Héctor Fernández Rousselón, dijo que la medida permitirá ``simplificar'' el pago de cuotas de las parroquias a la curia.

-¿Qué pasaría si los sacerdotes no quieren pagar el 10 por ciento?

-Es un problema de conciencia, si no reportan sus ingresos. Además, recuerden que los sacerdotes juran obediencia y fidelidad al arzobispo.

-¿A cuánto ascienden los ingresos de las parroquias?

-Ni idea, no me meto en cuestiones administrativas. En todo caso, el arzobispo tendría facultades para hacer públicos los ingresos de la Iglesia porque no tenemos nada que ocultar.

En el texto denominado Decreto sobre la reordenación económica de las diversas estructuras de nuestra Iglesia particular, Rivera Carrera argumentó que el nuevo impulso evangelizador requiere de un testimonio de justicia y de rectitud en la administración económica de la vida eclesial y una administración eficaz de los recursos materiales, ``hoy por hoy, limitados''.

De tal forma, prosiguió, es indispensable un cambio de mentalidad y actitud que lleve a los pastores a revisar sus criterios de administración de bienes y a los fieles a una participación más solidaria en las implicaciones económicas de la vida pastoral de la Iglesia de la ciudad de México.

El prelado habló de la necesidad de que las parroquias integren un consejo económico, prescrito por el derecho canónico, para llevar una administración que, ``a la luz de criterios evangélicos de austeridad y pobreza, responda a las necesidades propias de la Iglesia local y favorezca una verdadera solidaridad y participación de los bienes aportados por los fieles...''.

Bajo ese esquema, giró instrucciones para suprimir el pago correspondiente a misas comunitarias, nombramientos y licencias de párrocos, administrador parro- quial, rector o vicario parroquial, la gaceta oficial, la cuota anual consolidada, el seguro de gastos médicos mayores, los ejercicios espirituales y los documentos tramitados en la curia central y en las vicarías.

``A partir de la promulgación del estas normas, toda iglesia parroquial, rectoría o capilla que esté en nuestra arquidiócesis, atendida por sacerdotes diocesanos o religiosos, deberá hacer un solo pago mensual que consistirá en el 10 por ciento del total de los ingresos brutos mensuales constatados'', señaló.

Así, las parroquias deberán aportar 10 por ciento de sus ingresos por concepto de misas, sacramentos, ofrendas y alcancías. Las cuotas serán destinadas a los gastos de oficina y de personal de la curia, las diferentes comisiones pastorales, la mesa episcopal (el arzobispo, el cardenal y los obispos auxiliares y eméritos), las obras sociales, la gaceta del arzobispado y gastos extraordinarios.

Rivera Carrera indicó que las cuotas también serán canalizadas a los gastos de las ocho vicarías de la arquidiócesis de México y de los sacerdotes, que incluyen los ejercicios espirituales, el seguro de gastos médicos mayores, reuniones, sostenimiento de sacerdotes ancianos, material de comunicación y eventuales ayudas personales.

``En el futuro próximo iniciaremos el estudio y la consulta correspondiente para llegar a legislar también sobre los aranceles arquidiocesanos con motivo de las celebraciones de los sacramentos y de los diversos servicios religiosos que solicitan y se obtienen de la Iglesia'', agregó.

Durante su homilía dominical, el arzobispo criticó a las personas que acumulan bienes materiales. La vida se les escapa y muy pronto se verán privados de ella sin haber percibido su verdadero significado, y ellos mismos se dirán: ``las cosas que acumulaste ¿para quién serán''