La Jornada 17 de diciembre de 1996

Gestiona México ante el FMI nuevo plan de ajuste a 3 años

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 16 diciembre Funcionarios mexicanos negocian un nuevo programa de ajuste estructural de tres años con el Fondo Monetario Internacional (FMI) el cual, según fuentes financieras en este país, podría incluir acceso hasta de 7 mil 500 millones de dólares.

Las instituciones financieras internacionales planean otorgar casi 19 mil millones de dólares en nuevos créditos para México durante los próximos tres años, pero los recursos serán sujetos a nuevas y estrictas condiciones para asegurar la continuación de las reformas estructurales de la economía.

Los funcionarios mexicanos están particularmente interesados en concluir un nuevo acuerdo con el FMI, porque el país enfrenta una serie de importantes obligaciones de pago, tanto a este organismo como a Estados Unidos para 1998 y 1999. México ya ha hecho una serie de pagos anticipados a Estados Unidos y uno al FMI, y se espera que antes de la fecha límite hará un nuevo pago al organismo financiero en 1997 a fin de intentar reducir el monto que se acumula para los dos años siguientes.

El nuevo acuerdo con el FMI ayudaría a México a prolongar el periodo en el cual tiene que cumplir con sus pagos, pero fuentes financieras informaron a La Jornada que parte de cualquier nuevo pacto incluirá nuevos requisitos, incluyendo un calendario específico para llevar a cabo las reformas estructurales.

Según una descripción realizada por el Banco Mundial (BM) de estas reformas, el acuerdo de México con el Fondo Monetario Internacional incluiría objetivos bien definidos para cumplir con las reformas del Seguro Social, impuestos y del sector financiero, así como también privatizaciones y reformas de los programas de subsidio gubernamental.

Además de los del FMI, los directores ejecutivos del BM se reunirán en breve para considerar la aprobación de un nuevo programa de créditos de 5.5 mil millones de dólares entre 1997 y 1999. Asimismo, la agencia del Banco Mundial, la Corporación de Finanza Internacional, programa una importante ampliación de su portafolio actual de 650 millones de dólares en México.

Según el Banco Mundial, esta corporación tiene planes para invertir en México mil millones de dólares en los próximos tres años, y espera movilizar otros 1.2 mil millones en recursos a través de más programas conjuntos.

Además de estos fondos, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) también considera incrementar su nivel de apoyo para México, particularmente en el sistema financiero y la reforma del Seguro Social, además de apoyo en los estados de Oaxaca y Chiapas.

En México, el BM prioriza el bienestar social y el combate a la pobreza

El Banco Mundial (por medio de su junta de directores, que está por reunirse) considerará un nuevo programa de apoyo crediticio por 5 mil 500 millones de dólares a un plazo de tres años para el gobierno mexicano, con el objetivo de elevar el bienestar social y reducir la pobreza. Sin embargo, los críticos de este nuevo proyecto acusan que este plan específico propuesto aún no está suficientemente enfocado sobre el combate a la pobreza.

A pesar de estas críticas es imposible argumentar que, por lo menos a nivel retórico, el Banco Mundial (BM) no ha abordado la problemática de la pobreza. El último borrador del documento confidencial conocido como la Estrategia de asistencia al país para México, que la junta directiva del BM considerará en estos días, identifica la ``persistencia'' de altos niveles de pobreza y de desigualdad del ingreso como disparidades regionales y retos críticos de largo plazo.

El documento obtenido por La Jornada también ofrece una evaluación franca de los resultados de las políticas económicas mexicanas que el BM ha promovido durante los últimos diez años: ``Las reformas de mediados a fines de los ochenta y principios de los noventa, reorientaron la economía hacia el crecimiento encabezado por el mercado y la integración internacional, y redefinieron los papeles del sector privado y público'', señala el documento. ``No obstante, no resultaron en el esperado crecimiento rápido, la reducción de la pobreza y mejoras en el bienestar social''.

A pesar de esto, los estrategas del BM insisten en que un enfoque continuo sobre el crecimiento económico y la estabilidad deben ser el centro de sus esfuerzos, porque constituirán el 65 por ciento de todos los créditos del periodo 1997-1999.

El documento argumenta que las reformas económicas del último decenio no fueron suficientes, que hubo una pobre administración gubernamental de la macroeconomía y también una supervisión insuficiente del proceso de privatización, particularmente en el sector bancario.

Sin embargo, al ver hacia el futuro la estrategia del BM, en el documento se destaca la necesidad de cambiar el enfoque de los programas hacia resultados específicos ``en el terreno concreto'', como la reducción de la pobreza. El borrador incluye sugerencias como ampliar la participación del sector privado y la sociedad civil en estos programas.

El plan de Asistencia al País, definido como ``la herramienta central'' para la relación entre el BM y el gobierno de México, también sugiere que los programas tendrán que considerar las ``deficiencias en el diseño e implementación de los programas gubernamentales''. Además deberán buscar nuevos mecanismos para desalentar la tendencia de la regulación gubernamental de generar un ``capitalismo de compinches'', y apoyar esfuerzos de los gobiernos para crear un sistema político más democrático y abierto como mecanismo principal para contrarrestar las tendencias de élites locales corruptas de subvertir las intenciones de los programas de desarrollo.

Apoyo a la banca

Casi una cuarta parte de los préstamos del BM proyectados para los próximos tres años serán destinados a apoyar programas para estabilizar el sector bancario comercial. Además, los funcionarios del BM argumentan a favor de continuar respaldando programas de reforma del sistema de fondos de pensión; reorientar las políticas públicas y de impuestos con el fin de incrementar el ahorro; promover la privatización de los sectores de transporte y energéticos, así como programas que fomenten el desarrollo de mercados financieros rurales.

Este proyecto para el crecimiento económico consumirá 65 por ciento de los préstamos del BM, pero también se consideran créditos dedicados explícitamente a reducir la pobreza.

Según el BM, 25 por ciento de los préstamos durante los próximos tres años será dirigido a programas para reducir la pobreza como los de la racionalización de subsidios alimentarios, mejoramiento del sistema de salud y ampliación de la educación básica.

La pieza central del programa de reducción de pobreza del BM es la Iniciativa de los Estados Sureños enfocada sobre Chiapas y Oaxaca, la cual comprende restructurar los 11 programas del BM en esta región, y comenzar varias iniciativas con gran énfasis sobre el sector privado.

El tercer componente del programa del BM para México, que representa un 10 por ciento del total de los recursos, se concentra en el mejoramiento del proceso presupuestal y el apoyo a programas federales de descentralización. Además, en este renglón el banco reconoce que entre las ``deficiencias'' que contribuyeron a la crisis bancaria estuvieron las regulaciones gubernamentales débiles y una falta de supervisión de este sector después de ser privatizado.

No obstante, críticos del BM aseveran que el programa detallado en este borrador no es suficiente. Un grupo de 16 críticos no gubernamentales enviaron una carta al presidente del organismo, James Wolfensohn, demandando que los esfuerzos para reducir la pobreza y el tratamiento desigual de la mujer figuren como una alta prioridad dentro del programa.

``Mientras la Estrategia de Asistencia al País menciona la pobreza como una consideración clave, fracasa en demostrar cómo la estrategia de crecimiento sustentable y de modernización pública del banco resultará en beneficios directos para los pobres, o revertirá la creciente desigualdad en México'', aseveran los firmantes, incluyendo a representantes de organizaciones en Estados Unidos y México, entre ellos Carlos Heredia, del Equipo Pueblo; Berta Luján, de la Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio, y Laura Frade, de la agrupación Ojos de la Mujer sobre el Banco Mundial