La política es, también, una articulación de ideas y de valores capaces de cohesionar y movilizar la acción de los grupos sociales. Las prácticas sexuales y reproductivas, bisagra entre lo social y lo psíquico, son de gran relevancia en la vida cotidiana de las y los ciudadanos. Atrapados en la enajenación electorera ni el PRD ni las organizaciones cívicas progresistas recogen las inquietudes y demandas ciudadanas respecto a estas cuestiones fundamentales.
El ejercicio de la sexualidad está cruzado por una cuota sustantiva de color y frustración, debida no sólo a nuestra fragilidad psíquica (¡ay! el inconsciente), sino a la ausencia total de una educación sexual explícita y desmitificadora. El hecho de reproducirse está mediado por creencias y costumbres repletas de sexismo y homofobia, de racismo y clasismo, y también es costoso individualmente por la falta de políticas de apoyo al proceso de crianza infantil. Sin duda el cambio cultural, producido por la desigual modernización y por el auge de la cultura audiovisual, ha generado una nueva mirada sobre la sexualidad y la reproducción; se requiere, sin embargo, una ardua labor política para defender valores y prácticas vinculadas a la promoción de la libertad social e individual, al desarrollo de la tolerancia y a la reivindicación de la diversidad.
No veo, excepto algunas voces aisladas, una respuesta política explícita y contundente ante la sarta de barbaridades que, en materia sexual y reproductiva, están promoviendo la Iglesia católica y la derecha. ¿Quién cuestiona a las televisiones nacionales que ofrecieron espacios, no para una real educación sino para un previsible fortalecimiento del puritanismo?
Los actuales desafíos políticos en México vuelven impostergable el reconocimiento de la importancia de la problemática sexual y reproductiva en la constitución de una ciudadanía moderna. Una verdadera educación sexual, que reconozca formas no ortodoxas de organización del deseo, y una amplia oferta de anticonceptivos eficaces y seguros, con acceso legal a la interrupción de un embarazo no deseado, son exigencias democráticas fundamentales que, además, suscitarían un excepcional apoyo popular. ¿Por qué dejar a la derecha el monopolio discursivo de esos temas? ¿Qué tiene que decir la izquierda mexicana, dentro y fuera del PRD, en relación a los derechos sexuales y reproductivos?
Un proyecto cuyo eje es un modelo de sociedad más equitativa requiere enfrentar la ignorancia y ceguera de los funcionarios eclesiásticos en relación a lo sexual, lo reproductivo y lo familiar. Por ello otra tarea de nuestros políticos y ciudadanos de izquierda debería ser introducir y desarrollar en el discurso democrático nuevas argumentaciones sobre estos temas, sustentadas científicamente y no ideológicamente.
Desde una perspectiva democrático-radical, que conceptualiza la política como una continua reformulación de ideas y prácticas sobre las personas, las familias, el mercado y el Estado, la construcción de la agenda política democrática es un proceso de continuo ajuste y reelaboración. En la agenda de la izquierda mexicana no se ven las propuestas respecto a la sexualidad, la reproducción y las familias; habría que reposicionarlas de acuerdo a la mayor visibilidad de las posturas de la derecha.
Por último, pero no por ello menos importante. Ante el silencio generalizado de todos, en especial, de los líderes y voceros de la izquierda mexicana, se han alzado las voces de dos secretarios de Estado: De la Fuente y Limón. Aunque con el antigobiernismo imperante no es ``políticamente correcto'' apoyar a funcionarios públicos, quiero expresar mi respeto por los responsables de Salud y Educación, pues frente a la embestida conservadora defendieron el marco laico que encuadra la acción gubernamental. Fue muy reconfortante leer sus declaraciones. ¿Cuándo oíremos a los paladines de la democracia abordar estos asuntos? ¿Su silencio será porque anteponen sus alianzas políticas --unos con un sector supuestamente avanzado de la Iglesia, otros con el PAN-- a estas necesidades vitales para una verdadera democratización de México, o porque no consideran que sean temas de importancia política?.