Sobre las matanzas de indígenas, todo ha sido olvidado ``por Dios y la política'': Ríos Montt
Juan Balboa, enviado, Guatemala, 16 de diciembre Una sonrisa acompaña cada respuesta que da sobre su participación en el genocidio que sufrieron las comunidades indígenas en los ochentas, el cual provocó que miles de guatemaltecos se refugiaran en México: ``No tengo qué lamentar, ni de qué preocuparme''. Se define como ``un político que busca la democracia'' y niega que la Ley de Reconciliación lo beneficie, pues sirvió como presidente de la República ``con lealtad al pueblo'' de Guatemala.
Recargado en su automóvil BMX en el estacionamiento del Parlamento guatemalteco, el general Efraín Ríos Montt, ex mandatario de facto de Guatemala en 1982, ex presidente del Parlamento y uno de los principales líderes cristianos, responde así a una pregunta de La Jornada sobre la situación de su país: ``Estamos en medio de un estallido social. Y si usted me pregunta a dónde pueden ir con esta pobreza, pues le contesto que a la montaña; tal vez tengamos que pedirle asesoría al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)''.
Ríos Montt encabezó el 23 de marzo de 1982 un golpe militar contra el gobierno del también general Romeo Lucas García. Durante los 16 meses que duró su gobierno de facto -fue depuesto el 8 de agosto de 1983 por el general Humberto Mejía Victores- se registraron las principales matanzas de indígenas en las regiones guerrilleras de Huhuetenango, El Quiché y El Petén.
Todo eso ha sido olvidado ``por Dios y la política'', señala y asegura que lo más importante ahora es que se pueda lograr una amnistía general -para militares y guerrilleros- con el fin de que pueda haber paz en la nación centroamericana. ``No puede haber paz si no hay reconciliación, es base para la amnistía'', argumenta.
Para el hombre fuerte del Frente Republicano Guatemalteco (FRG) es necesario que en el país impere el Estado de derecho, para que se cumpla con la ley. Dice estar seguro de que la impunidad no la producirá la nueva legislación sobre la reconciliación nacional, ``que da seguridad a los guerrilleros de la URNG para que hagan política'', la causa la falta de administración de justicia.
Como político-militante está de acuerdo con la inserción de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca en la vida legal. Como militar no opina.
Se le pregunta:
-¿La reconciliación es el perdón?
-No puede existir reconciliación sin perdón. No puede existir amor y amistad sin reconciliación; en consecuencia, el perdón es fundamental. ¿Ahora, qué clase de perdón?, es una buena pregunta, pregúnteselo al juez.
-¿Qué cambios habrá en 1997, ya con la presencia de los comandantes guerrilleros?
-Esperamos platicar sin armas. Esperamos que nos den la oportunidad de dialogar sin armas. No quiero dar diagnóstico porque estos días que faltan son difíciles.
Desde que se inicio en la política activa a mediados de los años 80, Ríos Montt ha desestimado a todos los gobiernos civiles de Guatemala. El de Alvaro Arzú no es la excepción, pues asegura que este mantiene al país en la pobreza. ``La gente no tiene que comer y hay un estallido social en mi país'', precisa para luego señalar, dirigiéndose siempre a este enviado, que la única salida es la montaña con la asesoría, desde luego, del EZLN.
Ríos Montt es ahora el líder de la segunda fuerza política en Guatemala, lo ha sido también de una de las sectas fundamentalistas que ha existido en el país conocida como la Iglesia del Verbo. Cuando fue derrocado en 1983, Ríos Montt acuñó una frase que identifica su fanatismo cristiano: ``Los héroes generalmente regresan cubiertos de medallas y condecoraciones. Yo sólo quiero estar cubierto con la Sangre de Cristo''