La Jornada 18 de diciembre de 1996

Comandos de URNG, en campaña para promover a su nuevo partido

Juan Balboa, enviado, Guatemala,17 de diciembre Dispuestos a escribir una nueva etapa política en Guatemala, pero sobre todo motivados por la proximidad de la firma de paz definitiva, comandos urbanos de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) se lanzaron a la calle: reparten volantes sobre el nuevo partido que construirán, colocan mantas en céntricos parques, realizan mítines en la capital y regalan juguetes en las zonas marginadas.

En asentamientos ubicados en la periferia de la metrópoli, en zonas capitalinas adineradas, en municipios del norte y el sur guatemalteco, pero sobre todo en asentamientos pobres, grupos de guerrilleros se despiden de la clandestinidad y empiezan a ser parte de la vida cotidiana de la nación centroamericana.

A 12 días de que el gobierno del presidente Alvaro Arzú y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) firmen el acuerdo final de paz, dando fin así a 36 años de una de las guerras internas más largas de América Latina, comandos guerrilleros continúan exhortando a la población a que apoye al nuevo partido que crearán en 1997, y que será ``muy diferente a los actuales'', según el teniente Ortiz.

En medio de una huelga total de los transportistas de esta capital, que ha paralizado por segundo día las actividades cotidianas de la ciudad más grande del país, los guatemaltecos empiezan a acostumbrarse y a convivir con las apariciones relámpago de grupos de guerrilleros con pasamontañas y sin armas que promueven la firma de paz.

Los rebeldes han aparecido en Los Cerritos, de la zona 7; en el asentamiento Mario Aioto López Sánchez, en Villa Nueva; en el asentamiento Nuevo Amanecer, de la zona 12; en el mercado de la colonia El Milagro, en Mixco, y en Lago Amatitlán, así como en unas tres docenas de municipios de diversos departamentos de Guatemala.

El ejército guatemalteco informó que será tolerante con las apariciones repentinas de los guerrilleros mientras estos no estén armados, y negó que la presencia de comandos de la URNG en las calles de la capital guatemalteca entorpezca la organización de la firma de paz.

``El cambio de las armas por las palabras es una buena señal de la insurgencia. Lo que vemos bien es que ya no utilicen sus armas, sino banderas, megáfonos y algún tipo de volante'', precisó el coronel Edgar Noé Palacios, uno de los voceros del Ministerio de Defensa.

Según lo establecido en el Acuerdo de Madrid, firmado el pasado 12 de diciembre, en un plazo de dos meses las cuatro organizaciones de la URNG --ORPA, FAR, EGP y PGT-- habrán de desmovilizarse. Cerca de 3 mil guerrilleros armados se encuentran en campamentos, además de otros mil 400 que integran la estructura clandestina y de otras 6 mil personas que configuran el apoyo logístico de la organización.