La Jornada 19 de diciembre de 1996

Negocia Fujimori con secuestradores

Efe, Afp, Dpa, Ips, Ap, Ansa y Reuter, Lima, 19 de diciembre Las negociaciones oficiales entre el gobierno del presidente peruano Alberto Fujimori y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru se establecieron la noche del miércoles y continuarán en las próximas horas, anunció esta madrugada el embajador canadiense en Lima, Anthony Vincent.

El diplomático, quien se encontraba entre las centenas de rehenes secuestrados ayer en la residencia del embajador japonés en Perú, fue liberado el miércoles junto con cuatro de sus colegas para servir de enlace entre los guerrilleros y las autoridades.

``En forma reservada se lleva a cabo una mediación oficiosa a través de representantes de la Cruz Roja. El proceso va a continuar'' en las próximas horas, informó Vincent tras reunirse con el comando guerrillero durante más de media hora, encuentro que se produjo luego de que Vincent y los otro cuatro diplomáticos se reunieron más de tres horas con un negociador oficial del gobierno peruano.

Tras amenazar con que empezarían a ejecutar rehenes, el comando del MRTA decidió liberar la noche del miércoles a cinco diplomáticos para que negociaran: además de Vincent, a los embajadores de Alemania, Eribert Woeckel, Grecia, Alcibíade Karokis, al agregado cultural francés, Hyacinthe de Montera y al peruano Armando Lecaros

Tras abandonar la sede diplomática, el grupo de liberados leyó un comunicado en el que señaló que entraban en contacto con el gobierno de Fujimori para buscar una solución negociada a la crisis.

Dijeron que mantendrían enlace personal y telefónico con el comando del MRTA, estimado en unos 20 hombres bien armados, para los ``fines humanitarios señalados'', y se reunieron de inmediato con el negociador oficial, Domingo Palermo, ministro de Educación nombrado al efecto.

Luego de tres horas de tratativas, los diplomáticos retornaron a la residencia del embajador de Japón para informar a los rebeldes. A su vez, Palermo se aprestaba a informar al gobierno sobre el planteamiento del comando.

Aunque algunos informes señalaban que el MRTA ha dado de plazo hasta las 24 horas para recibir respuesta a sus exigencias, según observadores políticos la primera reunión entre negociadores fue ``exploratoria, preliminar'', y destinada a establecer las reglas del juego.

Entrega de medicinas y víveres

Poco después de la salida de los cinco diplomáticos para que sirvieran de negociadores, el grupo armado accedió a que entraran a la sede diplomática varias personas con víveres y medicinas. El traslado de los alimentos estuvo a cargo del representante de la Cruz Roja Internacional, Michael Mining, y de un camarógrafo de nombre Juan Víctor Sumarriva.

Estas personas introdujeron recipientes de agua potable, paquetes y cajas de pan integral, galletas, jamón y queso. A la par, se gestionaba la entrega de una veintena de teléfonos celulares. Sin embargo, se informó que el servicio de telefonía celular fue cortado en la zona, dificultando por lo pronto el trabajo de la prensa.

Mientras los principales hospitales de Lima se mantenían en alerta ante un posible desenlace violento, los datos sobre el número de rehenes seguían siendo imprecisos. No obstante, las versiones hablan de entre 250 y 500; hasta el momento los rebeldes han aceptado liberar a unos 150, sobre todo mujeres, niños y enfermos.

Entre los secuestrados figuran 15 embajadores, ocho encargados de negocios, seis congresistas peruanos, funcionarios electorales y judiciales, otros ex funcionarios e inclusive alcaldes, además de los jefes de la policía antiterrorista y de la seguridad del Estado, generales Máximo Rivera y Guillermo Bobio, entre otros jefes y mandos intermedios.

Antes de liberar a los tres embajadores que servirán de enlace, el MRTA difundió un comunicado con cuatro exigencias que van más allá de la liberación de todos sus compañeros y líderes encarcelados, cifra que rondaría entre 400 y 500 y que según el grupo, se hallan en condiciones carcelarias infrahumanas.

Las otras tres demandas son: el compromiso del gobierno de cambiar el rumbo de la política económica por un modelo en favor de las grandes mayorías, el pago de un impuesto de guerra y el traslado del comando que tomó la residencia del embajador japonés, junto con todos los integrantes del MRTA hoy presos, a la selva central. Esta última exigencia incluye el que los acompañen, a modo de garantía, algunas de las personalidades capturadas debidamente seleccionadas, quienes serían liberadas al llegar a la zona guerrillera. Sin embargo, trascendió que para el gobierno era imposible cumplir con todas estas demandas.

Fujimori guarda silencio

De momento el presidente Alberto Fujimori ha guardado silencio sobre lo ocurrido, pero ya sostuvo al menos dos reuniones de gabinete y con sus principales mandos militares y asesores de seguridad. Informes de prensa señalan que Fujimori ha rechazado cualquier tipo de asistencia de Estados Unidos, país que presiona para no ``premiar'' al MRTA.

En tanto se informaba que el canciller japonés, Yukihiko Ikeda, es esperado en Lima este jueves para que participe en las negociaciones, varios gobiernos cuyos embajadores se encuentran retenidos como rehenes, incluyendo los de la Unión Europea, han pedido al gobierno peruano que vele por la seguridad de los rehenes.

El Congreso peruano se solidarizó con los diplomáticos y demás personas retenidas en la residencia del embajador japonés Morihisa Aoki, así como con los familiares y Estados nacionales involucrados. Manifestó también su respaldo al gobierno de Fujimori y a las decisiones que tome para solucionar el problema.

Paralelamente a las gestiones oficiales de negociación entre los tres diplomáticos y el representante oficial peruano, trascendió que el gobierno de Fujimori era partidario de efectuar un rescate por la fuerza, vía que la comunidad diplomática rechaza, abogando por privilegiar las vidas de los rehenes.

El gobierno peruano aduce que el terrorismo ya ha cobrado más de 20 mil vidas en ese país, pero la comunidad europea no está dispuesta a aceptar solución alguna que no pase por el celoso resguardo de la integridad física de los rehenes, y al efecto han expuesto ese punto de vista a los demás diplomáticos.

Por lo pronto, el comando se abstuvo de cumplir su amenaza de ejecutar un rehén por hora; había advertido incluso que el primer ejecutado sería el canciller peruano, Francisco Tudela, y exigía la presencia en la sede diplomática del propio presidente Fujimori.

Además de Tudela, entre los secuestrados figura el ministro de Agricultura, Rodolfo Muñante, así como seis congresistas, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Moisés Pantoja, el alcalde de El Callao, Alex Kouri y dos ex ministros, así como un hermano de Fujimori; entre los liberados lograron salir la madre y una hermana del presidente.Trascendió que un mexicano, empleado de Aeroperú, se encontraría entre los rehenes.

En las últimas horas otras personas más fueron liberadas y entre ellas se mencionó a un diplomático francés y al ex embajador peruano José Luis de Cossío; por la mañana, otras cuatro habían abandonado la sede diplomática.

Cuando se inició el asalto, el embajador japonés Morihisa Ahoki pidió la liberación de todos los rehenes y permanecer él solo como ``único prisionero de guerra''. Por su parte, los guerrilleros que irrumpieron en la casa de Ahoki sembraron explosivos en lugares estratégicos.

Víctor Polay, quien se encuentra en prisión, es el fundador y máximo líder del MRTA, y dados los últimos acontecimientos, su madre, Otilia Campos de Polay, pidió a Fujimori que ``procure llegar a un trato justo y humano para que nadie salga lastimado''. Estimó que el asalto es consecuencia del ``trato terriblemente inhumano y duro'' que soportan los encarcelados por delitos de terrorismo. Dijo que a su hijo lo mantienen en una especie de sarcófago, lo sacan de su celda sólo media hora al día, tiene una clavícula fracturada por la tortura y ella lo ve únicamente media hora al mes