Aseguró Zedillo que no habrá más cambios en su gabinete
Elena Gallegos, enviada, Guadalajara, 18 de diciembre El presidente Ernesto Zedillo aseguró que no habrá cambios en su gabinete, ``eso se los digo con toda seguridad''; sobre la detención de Dante Delgado comentó escueto: ayer hubo una información de la Contraloría y es lo que tiene que decir el gobierno federal, y adelantó que antes del lunes fijará su postura frente al proyecto de la Cocopa para el reconocimiento de los derechos indígenas.
Sobre este último punto, aseguró que las distintas partes involucradas ``estamos hablando de lo mismo y tenemos las mismas motivaciones en cuanto a la reivindicación de los derechos indígenas'', aunque aclaró que lo que debe ``encontrarse'' es el lenguaje apropiado que habrá de ser llevado al texto constitucional.
Dijo que será así como se supere ``este momento complejo de la negociación. Estoy optimista y muy confiado en que lo vamos a lograr''.
Una reportera local preguntó: ¿está dispuesto a declarar en el caso Colosio señor Presidente?
-Desde el primer momento, he dado todas las opiniones e información respecto de ese caso. Creo que después de la familia de Luis Donaldo, soy el mexicano que más interesado está en que se conozca la verdad y que se haga justicia en ése y en todos los casos.
¿Y el caso Posadas?, insistieron los reporteros, considerando que es en esta ciudad y por razones obvias donde la versión oficial sobre el crimen del cardenal ha despertado las mayores suspicacias:
-Ya hubo una serie de informaciones dadas por la Procuraduría General de la República. Naturalmente el procurador (Jorge) Madrazo tiene la instrucción de que si hubiere algún elemento sólido que hiciese variar las conclusiones a las que hasta ahora ha llegado la autoridad competente, debe aprovecharlo para abrir nuevas líneas de investigación.
De manera inusual, y ante el empeño de un grupo de reporteras de medios locales, el Presidente accedió a responder cuestiones que lo mismo se refirieron a asuntos que importan especialmente a los jaliscienses que a cuestiones nacionales que ocupan la atención de la opinión pública.
El intercambio se dio al final del acto con el que se inició la gira de trabajo por esta ciudad. El Presidente saludaba a los asistentes cuando las reporteras comenzaron a presionar:
-Oiga, y a nosotros ¿por qué no nos hace caso?
-¡Primero está el pueblo! -se sacudió Zedillo pero, bravas, las reporteras no cejaron. Ya tenían hasta las grabadoras listas.
-Nosotros también somos pueblo, replicaron.
-Pero ustedes están trabajando.
-¡Qué tiene contra los provincianos! -las reporteras acosaban con tal de obtener, como al final lo hicieron, la entrevista.
-¡Yo soy más provinciano que ustedes! -las encaró Zedillo.
-Entonces, ¿qué tiene contra la prensa?
Aquí nada más meneó la cabeza. Siguió saludando a la gente. En primera fila, un niño se estiraba para alcanzar la mano del Presidente. Lo miró y le preguntó: ¿cómo te llamas?
-Carlos -le contestó emocionado el chiquillo.
-Yo también tengo un hijo que se llama Carlos y es muy travieso.
-Y un amigo que se apellida Salinas -quiso hacer una broma el gobernador panista Alberto Cárdenas Jiménez, siempre al lado del Presidente en el recorrido.
Entonces Zedillo volteó, le dio una fuerte palmada en la espalda y, sin contener la risa, lo reconvino:
-¡Qué pasó, gobernador!
Pacientes, las reporteras siguieron al Presidente durante todo el recorrido y cuando percibieron que podía ser el momento, volvieron al ataque:
-Seguimos nosotros, señor Presidente.
De plano, Zedillo volteó hacia ellas, hzo como que se arremangaba y abrió: ``bueno, ¿qué traen ustedes?''
Fue cuando comenzaron las preguntas. Primero suavecito: le pidieron que les informara sobre los apoyos que se darán a Jalisco.
Luego retomaron las demandas que en el acto le había hecho el gobernador Cárdenas para que se incrementen los presupuestos federales en salud y en educación, especialmente los recursos de la Universidad de Guadalajara, y por ahí se fueron.
Presidente y reporteras se enfrascaron en el intercambio. Ya en confianza, las reporteras le soltaron:
-¿Nos puede dar su opinión sobre el señor Dante (Delgado, detenido el martes pasado)?:
-No. Ese es un asunto que tratan las dependencias correspondientes. Ya ayer hubo una información de la Contraloría y es lo que tiene que decir el gobierno federal.
Vinieron después los casos Posadas y Colosio. Enseguida, se abordó lo concerniente a los rumores de cambios en el gabinete, como han ocurrido los dos diciembres de la administración:
-¿Habrá cambios, señor? Se habla de la salida del secretario Herminio Blanco -dijo una de las reporteras, aunque otra la corrigió: ``no, el que la pide es Fidel Velázquez''.
-No -sostuvo tajante-, no va a haber cambios en mi gabinete. Puedo decirles con toda seguridad que no habrá cambios en mi gabinete.
-¿Por cuánto tiempo? -preguntó alguien por ahí, pero el Presidente no lo escuchó ya que en esos momentos otra voz se alzó para saber cuándo dará su respuesta a la Cocopa.
``Hay un límite que yo les propuse (a los zapatistas) y vence el lunes. Creo que antes de esa fecha el gobierno tendrá sus comentarios al documento de la Cocopa y yo tengo mucha confianza en que los argumentos que se proporcionen sean entendibles. Creo, fundamentalmente, que todas las partes estamos hablando de lo mismo''.
Esto sucedió en el velódromo de la Unidad Deportiva López Mateos, donde el Presidente entregó escrituras. De ahí se fue al Hospicio Cabañas. En la explanada, miles de estudiantes de la Universidad de Guadalajara, se manifestaron a su paso. Después de un acto con los sectores productivos en la Capilla Tolsá, Zedillo se trasladó a Tala y visitó el ingenio José María Martínez, perteneciente al grupo empresarial que encabeza Juan Gallardo Thurlow.
A la entrada, entre la gente que aguardaba su paso, una ancianita lo interceptó.
-¡Tenga cuidado con los caciques! -la vocecita paró en seco al Presidente. La vieja siguió hablando:
-Ellos (los caciques), luego son los que hacen las cosas y a usted le cargan el petate del muerto. Las palabras de la vieja dejaron boquiabiertos a varios, pero sin ningún pudor remató:
``Usted tiene cara de bueno, no de cabrón ni de ratero''. Luego lo bendijo. Ernesto Zedillo le besó la mano.
Iniciaba el Presidente su recorrido por el ingenio, que a decir de Gallardo Thurlow en tres años será uno de los diez más productivos del mundo, cuando los reporteros le pidieron a la anciana su nombre para el registro:
-Soy Tolosia Martínez y a mí no me tiemblan las corvas para hablar -les dijo y se fue.
La gira por Guadalajara y Tala concluyó en el casco de la hacienda La Gavilana, un edén en medio de la pobreza y la esterilidad de la tierra que la rodea.
En La Gavilana de Gallardo compartieron la mesa con el Presidente lo mismo el rector de la U de G, Víctor Manuel González Romero, que el riquísimo empresario Raymundo Gómez Flores, entre otros de los hombres de la influencia y el poder. Ahí, lo único escaso fue la comida: sopa de sabor indeterminado; pechuga hervida con una embarradita de mole y flan de cajita.
Uno de los funcionarios locales que asistieron comentó al paso: ``por eso los ricos se vuelven tan ricos''