Antonio Gershenson
Sobre algunas previsiones para 1997

No nos referimos a previsiones como las de La Paca, aunque a la vista de los resultados tal vez no fuera mala idea que otros funcionarios, además de los de la Procuraduría, la consultaran. Nos referimos a algunas de las previsiones presentadas en los Criterios Generales de Política Económica 1997, que sirven de marco al Presupuesto federal, a los cambios fiscales y a la Ley de Ingresos para el año que está por empezar. Si estas previsiones fallan, eso tiene sus consecuencias, como las ha tenido en años anteriores.

Precios y salarios. Se supone que los aumentos en los salarios mínimos se basan en los precios oficialmente esperados. Ahí hay de por sí un truco: el salario se gasta a lo largo de todo el año y los cambios de ``precios esperados'' en los Criterios Generales son de diciembre a diciembre. En el año que termina, hubo aumentos a los salarios mínimos del 10 por ciento a principios de año, y del 12 por ciento a partir de abril. Esto no es lo mismo que 22 por ciento, porque el 12 por ciento no estuvo vigente los primeros tres meses. Aun así, el aumento de precios ``esperado'' de diciembre a diciembre era del 20.5 por ciento, y el efectivo será de 28.1 por ciento. Esto, si se cumple el anuncio del secretario de Hacienda, de un aumento de precios de 3.5 por ciento en este diciembre. Pero el aumento promedio del año, que se ajusta más al modo como se recibe y se gasta el salario, o sea, a lo largo de todo el año y no sólo en diciembre, será de 34.4 por ciento, frente al promedio de 1995. Resultado: el salario mínimo real sigue bajando. Para quienes dicen que el salario mínimo no existe en la realidad porque todo mundo gana mucho más que eso, los remitimos a las cifras del INEGI para que vean los millones de mexicanos que viven con ese salario mínimo y los millones que subsisten con ingresos aún menores.

También el presupuesto federal depende de los precios. Si se subestima el ritmo de aumento de precios, el gasto público real no alcanzará y se quedarán obras a medio realizar. Cuando se elaboró el presupuesto en noviembre, se supuso un aumento de precios diciembre 1995-diciembre 1996 de 26.2 por ciento, y ahora vemos que será de 28.1 por ciento. Si desde antes de empezar el año se rebasa la expectativa oficial, no será fácil que la del año próximo se cumpla.

Precio del petróleo mexicano exportado. Algo hemos hablado ya de esto y de una de las consecuencias de suponerlo mucho más bajo que el real: más impuestos para Pemex. El pretexto para suponer una baja drástica en el precio del petróleo fue el regreso de Irak al mercado, al reanudarse muy limitadamente sus exportaciones. Al elaborarse los Criterios Generales se suponía que el precio promedio de las exportaciones mexicanas en 1996 sería de 18.05 dólares por barril. El dato hasta entonces conocido era, supongo, el precio promedio hasta octubre inclusive, que fue de 18.49 dólares por barril. Ya se presuponía una baja en noviembre y diciembre. Pero además habría una baja drástica en 1997, de modo que el precio promedio del año fuera de 14.50 dólares por barril.

Bien, regresó Irak al mercado. La baja duró menos de una semana y los precios volvieron a subir. El precio promedio semanal de los crudos de referencia WTI y Brent volvió a llegar a los 25 dólares por barril. El precio promedio real de los crudos mexicanos de exportación en 1996 apunta a casi 19 dólares por barril, y no a 18.05; el efecto inmediato de la supuesta catástrofe del mercado petrolero que representaría el famoso regreso de Irak, fue poco menos que ridículo. Hay otro efecto, de plazo un poco más largo que el sicológico: la oferta adicional en el mercado mundial.

Pero el monto de exportación permitido a Irak es de 2 mil millones de dólares durante seis meses. Eso equivale hoy a unos 600 mil barriles diarios. Esa cantidad es absorbida en esos seis meses por el solo aumento de la demanda del llamado tercer mundo en ese lapso. Entonces, el efecto de ese hecho no es el de un desplome de precios, sino de un freno al aumento de los mismos. Si se da una tendencia a la baja de los precios durante un cierto tiempo, ésta será gradual y de ninguna manera se acercará siquiera a la que implica la previsión oficial de 14.50 dólares por barril. Con el precio real de 1996 y una baja constante a lo largo de 1997, la previsión oficial implicaría un precio promedio de nuestras exportaciones de 10 dólares por barril a fines de 1997.

Sólo queda confiar en que otras previsiones oficiales no resulten tan erradas, pues las consecuencias no se harían, también en esos otros casos, esperar.