1995 y 1996, los peores años en la historia del PRI en cifras electorales
Mireya Cuéllar Mientras Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática aumentaron su presencia en los 22 estados del país donde hubo elecciones los dos últimos años (1995-96), el PRI sufrió en ese lapso los descalabros más grandes de su historia.
En 1995 el voto en favor del PRI disminuyó en promedio 18.47 por ciento y en 1996 retrocedió 15.17, lo que le significó no poder recuperar la gubernatura de Baja California y perder la de Jalisco, así como la hegemonía en varios congresos locales, entre ellos el del estado de México, según un comparativo de cifras del Partido Acción Nacional.
Acción Nacional, en tanto, aumentó su votación en 12.10 por ciento en los quince estados donde en 1995 hubo elecciones. En 1996 la tendencia a la alza continuó y en las siete entidades que cambiaron autoridades, el PAN obtuvo 10.97 por ciento de votos más que en la anterior elección.
Actualmente gobierna en cuatro de los 32 estados (Chihuahua, Guanajuato, Baja California y Guanajuato) y tiene quince de las ciudades más importantes del país, entre ellas las capitales de varios estados de la República con gobernador priísta.
El PRD, aunque en menor escala, tuvo un proceso similar; en el 95 obtuvo 4.20 por ciento más de votos -de los que tenía- en las entidades donde hubo contienda y, en 1996, alcanzó 4.17 por ciento más de sufragios en los siete estados donde hubo comicios.
Su mejor cosecha fue este año que está por concluir, cuando logró concentrar votos y concretar triunfos en varios municipios de Guerrero, Hidalgo y el estado de México. En este último se quedó con municipios conurbados como el de Nezahualcóyotl.
En 1996 hubo elecciones en seis estados de la República: Baja California Sur, Coahuila, estado de México, Guerrero, Hidalgo, Nayarit y Quintana Roo. Sólo en la primera entidad el PRI tuvo algún avance: paso de 48.53 por ciento del total de la votación, a 49.44.
En el resto todo fueron perdidas, y el caso más llamativo fue el del estado de México, donde de tener 58.52 por ciento del total de la votación emitida en 1993, en está ocasión se adjudicó sólo 37.17, es decir, 21.35 por ciento menos de sufragios, lo que le significó perder las ciudades más importantes, salvo Toluca, así como la mayoría del Congreso.
En Quintana Roo, según las cifras panistas, la última elección significó un avance muy importante para la oposición panista y perredista. Ahí, el PRI tenía en 1993 el 85.40 por ciento de la votación total, y en 1996 se adjudicó sólo 54.87. Mientras que Acción Nacional pasó de tener 5.77 por ciento de los votos a 32.11, y el PRD de 3.04 a 8.0 por ciento.
En Hidalgo, la votación del PRI cayó en 20.99 por ciento; en Guerrero en 14.60; en Coahuila 12.61 y, en Nayarit, 6.95 por ciento.
Un año antes, en 1995, hubo elecciones en quince estados del país: Aguascalientes, Baja California, Chiapas, Chihuahua, Durango, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Yucatán y Zacatecas.
Ese año, el PRI sólo tuvo un saldo favorable en Chihuahua, la entidad gobernada por el panista Francisco Barrio, y fue mínimo: de 46.27 por ciento del total de la votación que tuvo en 1992 -cuando perdió la gubernatura- pasó a 47.60.
En las elecciones de Chihuahua fue donde el PAN tuvo su retroceso en ese año, su votación bajó en promedio 7.65 por ciento. El PRD cosechó 4.07 por ciento más de votos en promedio. Es decir, parte del voto que perdió el PAN no fue de vuelta al PRI, sino que se encaminó al PRD.
En las otras 14 entidades, el PRI fue a la baja, incluso en estados como Oaxaca y Chiapas, que eran históricamente reservas de voto priísta. Acción Nacional se quedó en ese momento con ambas capitales, Oaxaca y Tuxtla Gutiérrez.
En Aguascalientes pasó de tener 70.20 por ciento del total de la votación, a 37.63, es decir, una merma de 32.64, lo que le significó perder la capital del estado; en Baja California ya era oposición y se fue más abajo en 2.73 por ciento; en 1992 tenía 46.45 por ciento y en el 95 se fue a 43.72 por ciento. En Aguascalientes cosechó avances el PAN, pues aumentó su votación en el mismo lapso en 27.60 por ciento, y el PRD alcanzó 3.99 por ciento más.
En Chiapas, el descalabro del PRI fue de 31.31 por ciento de los votos. En 1992 tenía 80 por ciento de la votación emitida y en el 95 bajó a 48 por ciento. Ahí, el voto se fue hacia el perredismo, el cual pasó de 8.15 por ciento de la votación a 30.67 en tan sólo tres años. El PAN tuvo, en términos porcentuales, un avance menor, pero logró hacerse de la capital.
Durango no fue la excepción para el PRI en 1995. Ahí también disminuyó su votación. Del 51.11 por ciento del total con que contaba en 1992, cayó a 34.86, es decir, una baja de 16.25 por ciento en su votación. En este caso, el Partido del Trabajo obtuvo los mejores resultados entre los opositores, ya que se quedó con la capital, la ciudad de Durango.
Guanajuato es otro de los estados donde el PRI ya era oposición en 1995 y en lugar de tener una recuperación, como en Chihuahua, siguió descendiendo. En 1994 el panista Vicente Fox se hizo de la gubernatura en unas elecciones extraordinarias. Del 53.05 por ciento de la votación obtenida en el 92, el PRI se fue a 32.76 en el 95.
En Jalisco, el PAN no sólo le quitó votos al PRI, sino también al PRD. Acción Nacional aumentó en 1995 su votación en un 22 por ciento y Alberto Cárdenas se convirtió en el primer gobernador panista de la entidad. El PRI pasó de 59.25 por ciento de la votación (1992) a 37.60, y el PRD de 4.37 a 3.08 por ciento.
Si bien en Michoacán el PRI logró mantener la gubernatura, también tuvo en promedio una merma en su votación, de 51.90 que tenía en 1992, tres años después apenas alcanzó 36.60. En esa entidad el PRD tuvo en 1995 su mayor retroceso: del 36.07 por ciento del total de los sufragios emitidos que obtuvo en 1992, se quedó con 31.76, es decir, 4.31 por ciento menos.
Ahí la gran sorpresa la dio el PAN, que de contar con 8 por ciento de la votación total en 1992, se fue a 28 en el 95, llevando como candidato a la gubernatura a su ahora dirigente nacional, Felipe Calderón Hinojosa. Se quedó con la alcaldía de Morelia, la capital del estado.
En Oaxaca la elección de 1995 fue para el PRI una nueva derrota. De 73.90 de la votación, pasó a 54.56 por ciento, un 19.34 por ciento menos en promedio. Este fue otro caso donde el PRD obtuvo un aumento mayor al PAN en su votación, pues fue de 11.42 por ciento y, sin embargo, con un incremento de 8 por ciento en su votación, el PAN logró concretar triunfos importantes, como el de la capital.
En Puebla, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Yucatán y Zacatecas, la merma del PRI siguió. En el primer estado su votación cayó en 10.29 por ciento; en el segundo fue de 15.61; en el tercero de 17.47; en el cuarto de 35.65; en el quinto de 10.41 y en el último, Zacatecas, de 21.24 por ciento. En casi todos ellos la pérdida del PRI se convirtió en la ganancia de Acción Nacional, salvo en Tlaxcala y Sinaloa, donde el PRD también cosechó algunos puntos porcentuales. De este último bloque de estados el Partido de la Revolución Democrática sólo retrocedió en Zacatecas, donde su presencia se fue de 12.90 a 10.81 por ciento.