Liberan a 225 rehenes más
Oscar Camacho Guzmán, enviado, Lima, 22 de diciembre A cinco días de haber tomado por asalto la residencia del embajador japonés en Perú, el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) liberó esta noche a 225 rehenes en un gesto ``de buena voluntad para esta Navidad'', pero mantiene en su poder a 140 personas, que liberará cuando el gobierno del presidente Alberto Fujimori acepte sus demandas, y advirtió contra una salida militar a la crisis.
La liberación de los 225 rehenes se produjo 24 horas después de que el presidente Alberto Fujimori exigió al MRTA poner en libertad a todos los rehenes y deponer las armas, a cambio de estudiar opciones negociadas a la crisis.
Mientras los rehenes eran puestos en libertad, una emisora de radio local dio a conocer el contenido de un fax llegado a su redacción en el que se decía que a cambio de la libertad de los 225 rehenes el gobierno había aceptado liberar a 150 de los 400 integrantes del MRTA que se encuentran presos.
Según el fax, los 150 rebeldes a ser liberados serían aquellos cuyos delitos ``no fueran tan graves''. En el documento, añadió la emisora, se indicaba que su procedencia era de ``fuentes de Inteligencia de la Fuerza Aérea'' de Perú, pero la versión no fue confirmada ni desmentida por las autoridades.
Tras el mensaje presidencial del sábado, la jornada dominical transcurrió entre especulaciones sobre eventuales negociaciones secretas, ante la falta de noticias concretas, la ausencia de algún pronunciamiento de respuesta del MRTA y la demanda de varios miles de peruanos que se volcaron a las calles de esta capital y otras ciudades en solidaridad con los rehenes y de que el gobierno establezca negociaciones con los rebeldes.
Todo parecía indicar que así terminaría la jornada. Pero a las 6:30 de la tarde el representante de la Cruz Roja Internacional, Michael Minnig, salió apresuradamente de la residencia del embajador japonés Morihisa Aoki y, a su paso por la valla de periodistas que hacían guardia, alcanzó a decir: ``Ahorita vengo, voy a ver al ministro (peruano de Educación, Domingo) Palermo, creo que algo muy importante puede ocurrir''.
Pocos le creyeron, pero dos horas y media después las palabras de Minnig se hacían realidad.
De pronto, de todos lados comenzaron a llegar efectivos policiales a las calles que rodean la residencia diplomática y no pocos pensaron que ese ``algo muy importante'' bien podría ser el que se hubiera optado por la salida militar.
Sin embargo, pronto quedó aclarado que lo que estaba por venir era la salida de más rehenes. ``Saldrán todos'', decían algunos. ``No, sólo otro grupo'', aseguraban otros. ``Ya hubo un acuerdo'', se afirmaba también.
Para esa hora, 8:30 de la noche, la calle Tomás Alva Edison, en el exclusivo barrio limeño de San Isidro, estaba más llena que nunca de camarógrafos, reporteros, periodistas de radio y televisión, nacionales y extranjeros. Un avispero en busca de la mejor toma, del mejor ángulo, de las palabras por venir.
``¡Ya están saliendo!'', fue, a las 9:45, el grito de varios que puso a funcionar cámaras, corazones y sentidos.
La posición rebelde
Y sí, a esa hora, el ex ministro de Trabajo Sandro Fuentes, al frente de otros tres rehenes y flanqueado por Palermo y Michael Minnig, dio lectura a un comunicado del MRTA en el que se daba cuenta de que como un ``gesto de buena voluntad para Navidad'' dejarían en libertad a un considerable número de rehenes, fundamentalmente aquellos que no tienen relación con el gobierno de Perú.
El MRTA indicó: ``luego de ocupar la residencia de Japón, planteamos no sólo la exigencia de liberación de nuestros compañeros sino que la acompañamos de una propuesta de diálogo que hubiera apuntado a la posibilidad de encontrar puntos comunes para alcanzar un proceso de paz con justicia social''.
Sin embargo, agrego, el presidente Fujimo-ri en su mensaje ``sigue usando términos confrontacionales y proponiendo en la práctica nuestra rendición y que nos resignemos a que nuestros compañeros en prisión sigan hacinados en esas cárceles inhumanas''.
Cuestionó el otorgamiento de amnistía a policías y militares responsables de violaciones a los derechos humanos mientras que para ``los verdaderos luchadores sociales existe inflexibilidad y ensañamiento''.
Sobre la suerte de los restantes rehenes, el líder rebelde Néstor Cerpa Cartolini precisó en el comunicado que ``queda en calidad de prisioneros gente vinculada a la política del régimen, como ministros, viceministros, miembros del Poder Judicial, congresistas y altos mandos de las fuerzas armadas y policiales''.
Agregó que mantendrán en su poder a ``re-presentantes de empresas japonesas y empresarios de diversas ramas'', y señaló que del mismo modo mantendrán aún con ellos a diplomáticos de Asia y América Latina, cuya salida irán ``evaluando''.
Indicó que ``la liberación de las autoridades que hoy quedan prisioneras sólo será posible si el gobierno dispone'' la excarcelación de sus militantes presos en diversas cárceles, y sostuvo que la interrupción del suministro de agua y energía eléctrica a la residencia sólo hizo más duras la situación de los detenidos.
``Finalmente le decimos a nuestro pueblo que, ante la intransigencia, sólo queda entonces planificar el camino a la insurgencia, y si el señor Fujimori decidiera finalmente una salida militar encontrará siempre a cada tupacamarista con la misma disposición y heroicidad que siempre tuvimos para defender los intereses históricos de nuestro pueblo, ayer defendiendo nuestro derecho al trabajo y hoy defendiendo el derecho a la vida de nuestros hermanos de lucha'', concluyó Cerpa.
Luego de leer el comunicado, Sandro Fuentes, los otros tres rehenes que lo acompañaron, el ministro Palermo y Minnig regresaron a la residencia de Aoki, donde se comenzó a elaborar la lista de los que salían.
Entre los primeros, el embajador y el cónsul de Cuba, así como el embajador de Panamá, con lo que en el interior de la residencia quedaron ya sólo 10 embajadores de los 12 que había hasta ayer en la noche.
Uno a uno, fueron saliendo los 225 rehenes de la residencia. Uno a uno eran recibidos con aplausos, gritos de aliento, lágrimas de familiares que llegaron atropelladamente al enterarse de la liberación masiva.
Uno a uno fueron abordando los seis camiones escolares en los que fueron trasladados al Hospital Militar. Uno a uno con su propia historia, con el reconocimiento de que fueron tratados bien, ``generosamente para las circunstancias'' por las que pasron, decían a la prensa cuando llegaban al nosocomio, donde se reportó que la mayoría de los recién liberados se encontraba en buen estado, aunque con síntomas de deshidra-tación y no pocos con diarreas.
Uno a uno hasta sumar 225, que este domingo cumplían cinco días de cautiverio, en los que -dijeron- ``volvimos a nacer''.
De los 225, 125 son empresarios y funcionarios japoneses, otros son artistas, ex ministros y profesionistas e intelectuales que habían acudido a la recepción que con motivo del cumpleaños 63 del emperador Akihito ofreció el embajador Aoki.
Fujimori acudió esta noche al Hospital Militar en donde, según su ex esposa Susana Higuchi, manifestó su preocupación por la suerte de su hermano menor, Pedro, quien permanece como rehén al igual que otras 140 personas, entre las que destacan el canciller Francisco Tudela, el ministro de Agricultura Rodolfo Muñante y el de Justicia Carlos Hermoza, así como el presidente de la Corte Suprema y varios jueces.
También quedaron cautivos altos mandos de las fuerzas armadas y de la policía, como el jefe de la Dirección Nacional contra el Terrorismo, general Máximo Rivera Díaz, y el responsable de la Inteligencia policial, general Alfonso Villanueva Chirinos. Entre los diplomáticos siguen como rehenes el embajador japonés, el de Bolivia, de Uruguay, Guatemala y Honduras.
A las 11 de la noche con 16 minutos, salió el sexto y último camión, y luego Michael Minnig leyó la lista de rehenes liberados.
Concluía así lo que a las 18:30 horas anunció en su loca carrera, cuando adelantó que este domingo ``algo importante'' iba a ocurrir.