La Jornada 26 de diciembre de 1996

LOS AYUNANTES DE TABASCO, CON DAÑOS IRREVERSIBLES: MEDICOS DEL DDF

Triunfo Elizalde y Gustavo Castillo ``Ganen o pierdan su movimiento'', los dos ex empleados del Servicio de Limpia de Tabasco que se declararon en huelga de hambre desde hace 72 días (hasta el miércoles 25), ``ya deben registrar daños irreversibles en sus organismos: falta de coordinación mental, pérdida de la capacidad visual y úlceras en el estómago, daños en los riñones y páncreas, por lo menos'', dijeron médicos y paramédicos del Servicio de Salud del Departamento del Distrito Federal.

Ante su cuadro clínico, aseguraron que en ``cualquier momento podría suscitarse el fallecimiento, sólo esperamos que se pueda hacer algo por ellos, si se da el caso de una urgente intervención para tratar de salvarles la vida''.


Trabajadores de Limpia de Tabasco, en ayuno frente
a las oficinas de la CNDH.
Foto: María Meléndrez

Dentro de una ambulancia permanecen a la expectativa, a unos cuantos metros del campamento de los barrenderos de Tabasco, para atender cualquier estado de crisis que se presente en alguno de los siete decididos a no consumir alimentos sólidos, si su lucha laboral no obtiene una respuesta positiva del gobernador Roberto Madrazo Pintado.

José Luis Antonio Montero, encargado del campamento que los trabajadores de Limpia del Centro, en Tabasco, tienen instalado hace más de dos meses frente al edificio de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, precisa: ``esos médicos (José Luis Torres, Leonardo Velázquez y Rubén Lagarde) sí se portan bien''.

Dice que los galenos ``todas las tardes vienen a checar los signos vitales de los compañeros. Son gente que no nos molesta; en cambio, la doctora Margarita Franco, de la CNDH, a la que ya no recibimos porque venía con mucha prepotencia y quería hacer interrogatorios con los que nuestros compañeros no estuvieron de acuerdo, acabó por pelearse con nosotros''.

--¿Cómo están los huelguistas? ¿Cómo se ven sus reflejos y su salud en general? --preguntamos a Antonio Montero.

--Mal, muy mal. No sabemos qué va a pasar si Madrazo y el presidente municipal del Centro (Jesús Taracena Martínez) no responden nada.

--Bueno, pero si no responden, ¿qué va a pasar? ¿Van a dejar ustedes que sus compañeros se mueran?

--Nosotros ya consultamos varias veces con los familiares de Venancio Jiménez Martínez y de Jorge Luis Alamilla Magaña, sobre todo con la esposa de éste, porque tienen dos hijos y hermanos, y todos están de acuerdo en apoyar a sus familiares en su protesta de huelga de hambre... claro que no queremos que se mueran, pero, ¿qué le vamos a hacer si ellos no quieren pararle? No quieren consumir alimentos, y sólo nos piden que los apoyemos y que los cuidemos.

Añade que ``la ciudadanía se ha mostrado muy comprensiva; nos ha traído cobijas, agua, miel, arroz, frijoles y pan (éstos últimos, consumidos por los 14 barrenderos que integran el grupo de apoyo a los siete declarados en ayuno total). También la gente ha respondido en apoyo de los compañeros que están en los otros tres campamentos''.

Se trata de tres grupos de trabajadores de Limpia: uno, integrado por 41 barrenderos, frente a la Secretaría de Gobernación; otro, ante la Cámara de Senadores, con 50 personas, y el tercero, frente al PRI nacional, con 40 personas. ``Desde que se fue Santiago Oñate nos dejaron en paz. Ahora ya no hay amenazas de desalojo''.

Con varias imágenes de la Virgen de Guadalupe al lado, los dos huelguistas permanecen quietos, muy quietos. Su respiración es lenta, y los médicos del DDF sólo dicen que es parte de su lucha y de las consecuencias de permanecer tanto tiempo sin consumir alimentos.

Los 170 barrenderos que permanecen en el Distrito Federal, quienes en su mayoría son del municipio de Nacajuca, Tabasco, aseguran que la vida en la capital ``ha cambiado muy poco, en comparación con la de Tabasco, pues en nuestra tierra, tan rica, éramos igual de pobres, vestíamos con ropa extraída de la basura y comíamos apenas'', dicen.

En cuanto al nivel educativo, José Luis Montero dice: la mayoría no cuenta ni con primaria, pese a que en Nacajuca está el mayor campo petrolero de Latinoamérica. Los habitantes carecemos de servicios, de escuelas, de ingresos económicos; es más, de una buena alimentación.

Nuestro sueldo, añade, que es de unos 250 pesos quincenales, nos permitía subsistir en una tierra en donde las cosas son muy caras.

Asegura que mientras Pemex y ``algunas personas se benefician con nuestra riqueza, la mayoría apenas si tenemos para vivir, por eso analfabetas y todo, cuando menos trabajar como barrenderos nos permitía obtener alguna ropa que otros ya no usarían, porque iba a la basura''.