Explosión en la residencia ocupada; fue accidental, considera la Cruz Roja
Oscar Camacho Guzmán, enviado /I, Lima, 26 de diciembre La liberación del embajador de Guatemala, José María Argueta, y el surgimiento del arzobispo de Ayacucho, Juan Luis Cipriani, como virtual negociador del gobierno de Alberto Fujimori con el comando armado, caracterizaron las horas recientes de la crisis de los rehenes retenidos en la residencia del embajador japonés en Lima, donde esta madrugada se produjo una explosión que fue reportada como ``accidental'' por la Cruz Roja Internacional.
Con la puesta en libertad del embajador de Guatemala, el número de rehenes se redujo a 103, pues la víspera había sido liberado un empresario japonés por el comando del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) que dirige Néstor Cerpa Cartolini.
La liberación de Argueta se dio como gesto de salutación del comando emerretista por la firma de la paz en Guatemala, en tanto que analistas locales consideraron que además podría significar un mensaje de la disposición del MRTA a convertirse en fuerza política y a firmar también un acuerdo de paz con el gobierno de Fujimori.
Mientras tanto, ni el gobierno ni el comando armado han dado a conocer nuevos pronunciamientos, pero de acuerdo con observadores locales, la presencia por espacio de siete horas del obispo el día anterior, en la residencia del embajador, indica que se ha convertido en el nuevo negociador de Fujimori.
Diarios locales como La República consideraron inverosímil la versión de que la presencia del obispo Cipriani obedeciera a que iba a realizar una misa para los rehenes, toda vez que las horas que estuvo adentro le hubieran servido para más de media docena de misas, además de que entre los rehenes hay un cura, quien se había venido encargando de esos actos religiosos.
Todo ello dio pie para que este día los medios de comunicación electrónicos comenzaran a ubicar a monseñor Cipriani como el nuevo negociador de Fujimori con el comando emerretista.
Sin embargo, y con el fin de hacer frente a dichas versiones, el obispo Juan Luis Cipriani, integrante del Opus Dei y amigo personal de Fujimori, se presentó ante los reporteros que desde hace días hacen guardia en una de las calles aledañas al punto del conflicto para negar que haya sido designado mediador.
Durante la conferencia de prensa, el obispo Cipriani se mostró sumamente molesto por que los medios de comunicación le hayan ubicado como mediador, y de hecho externó un regaño por considerar que con ese tipo de informaciones sólo se perturba el proceso para lograr la liberación de los 103 rehenes que aún están en poder del comando del MRTA.
Empero, las palabras del obispo parecieron no convencer a los periodistas, toda vez que durante la conferencia de prensa el prelado cuidó de no revelar las razones que lo mantuvieron durante más de siete horas en la casa del embajador el día anterior.
En cuanto a la explosión, se informó que ocurrió en la madrugada del jueves, y que fue provocada por un artefacto de baja potencia, del tipo conocido como cazabobos. A decir de la Cruz Roja, el artefacto fue activado accidentalmente por un animal doméstico.
No hubo heridos ni daños materiales por este incidente, ocurrido en la parte trasera de la residencia, pero se cree que el grupo tiene minada la zona.
El líder del Congreso peruano, Víctor Joy Way, rechazó por su parte haber declarado a diarios japoneses que el poder legislativo estaba preparando algún tipo de amnistía o indulto para militantes del MRTA, o que se pensara en reducirles las sentencias.
Mientras, el gobierno peruano emitió un comunicado dirigido a la opinión pública internacional para pedirle su solidaridad y respaldo a la postura que mantiene ante la crisis de los rehenes, tras el incidente suscitado con Uruguay por la puesta en libertad en ese país de dos emerretistas y que llevó a la liberación por el comando del embajador uruguayo Tabaré Bocalandro.
Por su parte, el presunto vocero emerretista Isaac Velazco afirmó que estrategas del grupo rebelde se reúnen en un lugar secreto en Perú para diseñar su próxima acción tras la toma de la residencia del embajador de Japón, que comenzó el 17 de diciembre.
Es en este contexto que hoy se produjo un motin en el penal de Chorrillo, donde aproximadamente un centenar de mujeres quemaron colchones y se rebelaron enarbolando la demanda de que mejoren sus condiciones carcelarias, así como de que renuncie la directora de dicho centro penitenciario.