La Jornada 27 de diciembre de 1996

Gaspar Ilom: tras la paz, compleja lucha política en Guatemala

Blanche Petrich /I El azaroso camino de la negociación de paz entre el gobierno y la guerrilla en Guatemala culmina ahora con lo que Rodrigo Asturias, miembro de la comandancia general de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) define como ``la base de un futuro de reforma y transformación'' para su país, el principio de un proyecto nacional incluyente, la medicina que corresponde a lo que en su momento propugnó el movimiento revolucionario y ``muy exactamente, a lo que necesita el país''.

Paradójicamente, este entusiasta defensor de los acuerdos de paz que se firmarán dentro de algunos días --Gaspar Ilom fue su nombre durante los años de guerra; uno de los personajes más entrañables de su padre, el premio Nobel de Literatura-- Miguel Angel Asturias no llega ahora, junto con los demás comandantes de la URNG, al final del camino.

Un secuestro extemporáneo cometido por uno de los frentes de su grupo, la Organización Revolucionaria del Pueblo en Armas, originó una crisis que sólo se resolvió con su salida del proceso. Pero mientras estuvo sentado a la mesa de negociaciones, Asturias fue --lo reconocen las dos partes-- su gran motor.

Poco antes de esa crisis interna en la URNG, el comandante Ilom habló ampliamente con La Jornada sobre el ``peculiar proceso'' de paz de su país.

A pesar de su entusiasmo, admite que ``de ninguna manera se puede garantizar que las fuerzas democráticas sean las que se van a fortalecer y a desarrollar con esta nueva situación'', y tal vez sea la derecha, como ocurrió en El Salvador, la que recoja los frutos políticos de la paz.

Su expectativa es que, a partir de la firma de la paz, en Guatemala se genere ``un horizonte de lucha política compleja y muy amplia''. Y en este sentido lo logrado llena las aspiraciones de la URNG:

``Correspondía a la concepción de la URNG de que el proceso de paz era para asentar las bases para resolver las causas que originaron el conflicto armado, partiendo de que éste se originó por causas estructurales e históricas y que no fue un conflicto artificial ni un conflicto externo que se expresara dentro del país. Así que el haberle dado la profundidad que se le dio a cada tema sienta las bases para la solución no solo dé las causas, sino también para el desarrollo''.

Estas son sus opiniones:

``El haber planteado el problema de los derechos humanos como primer tema, el haber resuelto la situación de la población desarraigada, el haber llegado al acuerdo sobre derechos indígenas, en un país con las características de Guatemala, y generado un acuerdo socioeconómico que sienta bases para el desarrollo moderno, se completa con un proceso de profundización y desarrollo de lo que es un proceso de democratización real, al fortalecer el poder civil y fijar las funciones que debe jugar el ejército''.

--Sobre el punto de los acuerdos económicos y la reforma agraria, éstos tendrán que desarrollarse en un esquema en el que a nivel hemisférico se está imponiendo un modelo neoliberal, muy distinto a las aspiraciones originales de la URNG, fundadas en el marxismo-leninismo. Hay una gran distancia entre lo que está ocurriendo en el marco de lo posible y de lo que originalmente se esperaba.

--Creo que el acuerdo socioeconómico no es neoliberal, porque sienta bases para el desarrollo tomando en cuenta de manera muy clara que el Estado tiene que jugar un papel muy definido en cuanto a la orientación general de la economía y sobre todo a la gestión de condiciones para los servicios públicos y la justicia social.

Esto tiene que ver mucho con nuestras aspiraciones originales y las actuales. Hay coherencia en cuanto a nuestra aspiración de principios. El modelo que se trata de establecer en Guatemala no es sólo un modelo de desarrollo económico, sino también un modelo participativo de desarrollo.

En cuanto al problema de la tierra, es evidente que no se pueden discutir los mismos modelos de reforma agraria antes propugnados. Lo que no se puede hacer es una transformación agraria expropiatoria; pero quitando eso, todos los mecanismos, proyectos y compromisos que se desarrollan, y que incluyen la dotación de tierras para los campesinos al crear un fondo de tierras, un catastro nacional que no existía, una jurisdicción agraria que tampoco existía, condiciones para los trabajadores agrícolas, y al generar programas de desarrollo para pequeños propietarios, hace que los beneficios de todas estas leyes sí generen, a mediano plazo, una serie de mejoras y una perspectiva distinta para los campesinos guatemaltecos.

A nosotros nos interesa el bienestar de la población campesina, no que se llame reforma agraria o no reforma agraria. Hay que decir que este acuerdo tiene una oposición muy seria de los sectores terratenientes y de los conservadores.

--Sin embargo, se conserva la estructura agraria caracterizada por la alta concentración en la propiedad de la tierra y el predominio del poder de los agroexportadores...

--Sí, pero eso se tiene que ir transformando en la medida en que ya hay cambios importantes que no son fruto de la acción popular, sino de los mercados internacionales. Es decir, ya no es lo más importante la propiedad de la tierra, sino a lo que se dedica esa tierra. En el acuerdo socioeconómico se fijó, y eso es fundamental, un impuesto progresivo a las tierras ociosas; eso va a ir generando mecanismos de transformación también en los cultivos y en el tipo de estructura de tenencia de la tierra.

--Sobre el punto de democratización y fortalecimiento de la vida civil es imposible para Guatemala abstraerse de lo sucedido en el resto de Centroamérica, en particular en El Salvador, donde esa apertura se tradujo en la práctica en un fortalecimiento de las derechas y la pulverización de lo que fue el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional. Para Guatemala, ¿qué se puede esperar?

--Cada proceso, cada país, tiene su condición histórica y su momento. De ninguna manera puede garantizarse que las fuerzas democráticas serán las que se fortalecerán y desarrollarán con esta nueva situación que se genera en Guatemala. Yo creo que lo que se plantea es un horizonte de lucha política compleja y muy amplia. La plataforma sobre la que se luchará, por ser en términos económicos y políticos tan amplia, dará lugar a una lucha de grandes alianzas. Si ciertos requerimientos se dan, y esa es la misión de la URNG, se dará un fortalecimiento interno desde la unidad de todas las fuerzas que la conformamos en una sola organización basada en un programa suficientemente amplio y en posición tan abierta como para poder generar las alianzas necesarias. Esos son los requisitos para que no sea la derecha la que se beneficie en la paz. Hablo del caso de Guatemala, y no de lo ocurrido en otros países.