La Jornada 27 de diciembre de 1996

Busca que los Estados no puedan decidir a quién consideran perseguido

David Aponte El gobierno de España ha ejercido presión contra México y las naciones de América Latina para modificar la tradicional política de asilo --ahora ``en desuso''-- en la región y quitar a los Estados la prerrogativa de considerar a los extranjeros como perseguidos en sus naciones de origen, aseguró el consultor jurídico de la Secretaría de Relaciones Exteriores, embajador Miguel Angel González Félix.

Con la colaboración de Uruguay, los españoles pretendieron llevar el tema a la pasada Cumbre Iberoamericana celebrada en Santiago de Chile. No obstante, países como México, Colombia, Perú y Costa Rica manifestaron su rechazo a cualquier tipo de modificación en esa tradición, señaló.

En entrevista, el diplomático mexicano negó que la política mexicana de asilo haya cambiado en los últimos años. En todo caso ``ha caído muy en desuso. Las situaciones políticas que se presentan en la mayoría de los países actualmente, no corresponden a los esquemas con los cuales se creó el asilo. Nosotros seguimos manteniendo nuestra posición, porque es tradicional. Sin embargo, los casos no se presentan como antes'', argumentó.

A manera de contexto, explicó que las convulsiones internas registradas en países latinoamericanos, movilizaciones políticas y golpes de Estado, dieron pauta al establecimiento de principios en materia de asilo, plasmados en diversos acuerdos internacionales.

``Todas las convenciones en la tradición de asilo latinoamericano, que es el seguido por México, lo que establecen es que el Estado asilante, en este caso México, tendrá siempre la última palabra de establecer cuando una persona es perseguido político o no.

``Lo que ha sucedido es que en los últimos años, en la medida en que los regímenes que han existido en América Latina se han convertido en democráticos, la necesidad de hacer uso del asilo ha caído no en desuso, pero no ha sido necesario usarlo como antes.

``En esta cancillería (mexicana) hace 20 años era muy común que nuestros embajadores en Nicaragua, Argentina, Uruguay, Chile, El Salvador, Nicaragua tuvieran movimientos políticos, donde se presentaba una persona a las puertas de la embajada, un perseguido político, y si la embajada de México no lo protegía, esa persona la podían matar o asesinar frente a la embajada. Así de fácil y en ocasiones teníamos 30 o 40 asilados en una sola semana y en una sola embajada''.

A pesar de las nuevas condiciones geopolíticas, México y las naciones de América Latina han sido objeto de presiones y pretensiones por cambiar la tradicional política de asilo de la región. ``Ciertamente las ha habido de algunos países y nosotros sabemos, por ejemplo, de España hacia otros países de la región por cambiar el régimen de asilo'', expuso.

--¿Hacia México también?

--Hacia México la hubo, pero México simplemente les declaró con toda vehemencia que no cambiaríamos la posición política respecto de asilo. O sea, los asilos que México hubiera otorgado y la decisión final que nosotros establezcamos cuando es un caso del asilo, esa se mantiene hasta la fecha.

``Pero por ejemplo, ellos han presionado mucho a otros países y previamente a la Cumbre Iberoamericana en Santiago de Chile, Uruguay hizo una convocatoria dentro de los temas de la cumbre para hacer una revisión del derecho de asilo y donde varios países latinoamericanos estaban proponiendo limitar el derecho y la eliminación de que el Estado diera el asilo. Es decir, la gran característica que ha habido en América Latina y México es que el Estado se reserva el establecer si la persona es perseguido político''.

--¿Cómo hubiera quedado la política de asilo con esa propuesta?

--Uruguay quería hacer un planteamiento que traía una presión fuerte de los españoles para tratar de cambiar la tradición de asilo en América Latina, eliminar esa modalidad que es muy latinoamericana. En esa reunión, México, Colombia, Perú y Costa Rica defendieron la posición de que no podía haber cambio. Ya no se insistió en la cumbre y esa línea la hemos seguido.

González Félix consideró que las autoridades mexicanas han tenido casos que no están relacionados con la política de asilo, como los de algunos ciudadanos españoles vinculados a Euskadi Ta Askatasuna (ETA), entregados por la vía administrativa a la policía de España.

``El asilo es cuando hay situaciones de convulsión en un Estado. Hemos tenido casos de gentes que han venido a dar a México y que han sido expulsadas del país, porque son personas que han violado la ley de migración y son personas que están irregularmente en el país y son personas que México puede considerar como peligrosas el tenerlas en México.

``Esos no son casos que se estén dando bajo situaciones de asilo. En las situaciones de asilo hay un conflicto en los Estados de origen. (Además) tendrían que solicitarlo. El procedimiento no es simplemente de llegar a un país y meterse irregularmente. El procedimiento es: convulsión interna, tienes una gente perseguida que solicita asilo en tu embajada. Desde ese momento controlas la petición, pero no el que alguien se aparezca en tu país, que pudo haber cometido delitos en su país de origen, que se les expulsa y luego diga que tenía derecho al asilo. Esa no es la fórmula como se plantea el asilo.

``En el asilo hay una petición de parte inicial, donde quien solicita el asilo descubre las causas por las cuales él considera que es perseguido y las expone al Estado. Es diferente cuando alguien se mete al país de manera irregular y que está en una situación encubierta, que el señor tiene cargos en su Estado de origen y cuando el Estado mexicano lo investiga se da cuenta de que es una gente que está irregular y que puede ser nociva al país y decide expulsarlo. No es una situación de asilo''.

Agregó que el gobierno de México hace una evaluación de las solicitudes de asilo y valora la situación política y de riesgo de las personas, por lo regular líderes políticos, escritores, ideólogos o dirigentes de oposición. ``Cuando una gente no te cae en esos esquemas'' es difícil el otorgamiento del estatus, concluyó.