En México, virtual renuncia a la tradición de asilo: Gloria Abella
David Aponte La administración del presidente Ernesto Zedillo ha dado un viraje en la política de asilo mexicana. En los hechos ha renunciado a la defensa de esa tradición que le había merecido respeto a nivel internacional, opinó la especialista en Relaciones Internacionales de la UNAM, Gloria Abella Armengol.
El gobierno mexicano ha adoptado la posición de otros estados, como el de España, en la calificación de los perseguidos políticos. ``Ningún Estado que otorga asilo entrega a otro Estado a una persona si corre peligro en su integridad física'', argumentó.
Las entregas de ciudadanos extranjeros a las policías de sus naciones de origen, entre ellas la del argentino Enrique Gorriarán Merlo, fundador del troskista Movimiento Todos por la Patria y los vascos acusados de pertenecer a Euskadi Ta Askatasuna (ETA), son una verdadera ``excepción para la política exterior mexicana'', consideró.
En entrevista, la profesora de la especialidad de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM dijo que el caso del ex dirigente guerrillero Gorriarán Merlo, y las modificaciones y adiciones al Tratado de Extradición con España, marcaron la pauta en el cambio de concepción de la política exterior mexicana, mantenida durante todo el periodo posrrevolucionario.
``Creo que ha habido un cambio importante en esta administración de lo que había sido la tradición en materia de política de asilo. Así, el derecho de asilo es fundamentalmente una figura humanitaria que corresponde a una decisión de carácter político. En ese sentido, creo que el gobierno mexicano, hasta prácticamente el inicio de la administración del presidente Zedillo, había sido muy claro en asumir como propia la valoración de cuándo había un delincuente de carácter político o uno de carácter común.
``En este momento lo que noto con respecto al derecho de asilo, con algunos casos demostrables, es que el gobierno de México ha asumido la posición de otros gobiernos respecto a la calificación que se le da al perseguido. ``Por ejemplo en el caso de España, el gobierno español califica a los miembros de Euskadi Ta Askatasuna (ETA) como delincuentes comunes, y el gobierno mexicano parece ser que aprecia esta calificación de delincuente común, y entonces no aplica la calificación de delincuente político, que daría derecho al asilo.
``Entonces hay un gran debate en torno del derecho de asilo y de esta calificación. Pero lógicamente el propósito del derecho es humanitario, en el sentido de proteger la vida del delincuente político, calificado así en las convenciones internacionales'', señaló.
Abella Armengol dijo que México siempre había seguido la tradición respecto de la calificación y diferenciación de los ``delincuentes comunes'' y de los ``delincuentes políticos'' y, sobre todo, de preservar el respeto a la integridad física de los posibles perseguidos y del derecho a desarrollarse en territorio nacional.
Sin embargo, el caso de Gorriarán Merlo evidenció el cambio en la política de asilo. Ni siquiera la dieron la oportunidad de solicitar el estatuto. ``Existen efectivamente una serie de disposiciones jurídicas que deben cumplirse para que se otorgue esa calidad, pero finalmente las disposiciones jurídicas también responden a una decisión política de un gobierno.
``En el caso de Gorriarán se le detiene y se permite además que la policía argentina actúe en territorio nacional, y esto es comprobable con las propias declaraciones del presidente (Carlos Saúl) Menem, quien felicitó a sus cuerpos de inteligencia por haber detectado a Gorriarán en México, lo cual es violatorio de la soberanía nacional mexicana, pues no había ningún acuerdo en ese sentido, como los establecidos con la DEA.
``En segundo lugar, se le apresa, y en tercer lugar se le expulsa, sin cumplir ninguno de los mecanismos jurídicos del caso, como por ejemplo que Gorriarán viaje en una línea aérea de carácter comercial y que se preserve su integridad y no se ponga en peligro su vida. Ningún Estado que otorga asilo entrega a otro Estado a la persona si ésta va a correr peligro en su integridad física. Ese es un caso verdaderamente de excepción para la política exterior mexicana'', expuso.
La analista detalló que muchos perseguidos políticos entran a México en calidad de turistas o indocumentados. Muchas veces no solicitan el asilo por miedo y la posibilidad de retornar a su nación de origen. ``Entonces, eso los pone en calidad de ilegales en territorio nacional; pero si existe voluntad del Estado mexicano para tratar el caso y saber de quién se trata, cuando se detiene a esa persona, se valora el caso y entonces se averigua si quiere o no pedir la categoría de asilado político y si el Estado mexicano está dispuesto a dársela o no'', puntualiza
Es en los hechos donde ha venido el cambio en la política de asilo y en práctica diplomática. ``En ningún caso anterior México había rechazado o tenido una actitud como la que ha asumido en el caso de Gorriarán o, por ejemplo, en la firma del Tratado de Extradición con España.
``Ciertamente no comparto el terrorismo como una vía de solución a los problemas, me parece una vía equivocada y una vía de asesinatos, muchas veces, de inocentes. Sin embargo, tampoco equiparo al terrorista con un delincuente común. No es lo mismo una persona que asesina por venganza, por robar, a una gente que milita en una organización política y que ha tomado la vía de las armas como opción en su lucha política. Uno puede o no estar de acuerdo con esto, pero no lo podemos equiparar, a mi juicio, con un delincuente de carácter común.
``Entonces, creo que el gobierno mexicano está aplicando la capacidad que le dan, incluso, las convenciones internacionales que ha signado, para tener la capacidad de valorar por sí mismo si la persona es delincuente común o político y, al aplicar la calificación, está variando, absolutamente, la concepción que había tenido durante todo el siglo acerca de la política de asilo''.
La profesora de la UNAM indicó que el gobierno mexicano le ha dado más importancia a los procedimientos jurídicos que a la decisión política. Como no desea otorgar el asilo, recurre a las argumentaciones de corte legal y así justifica la negativa a los ciudadanos extranjeros.
``Si existiera la voluntad política, el instrumental jurídico podría ser utilizado al contrario. Cuando el Estado detiene a uno de los vascos en México, que además los tiene acotados y sabe que no están haciendo actividades terroristas en México y que no están violentando la legislación mexicana, que no son sujetos de la aplicación del artículo 33 constitucional, entonces los ubicaría y procedería jurídicamente a que te dijeran si quieren ser asilados políticos o no y procederías con la legislación.
``Pero de principio se parte de que no es un asilado. Desde ahí lo despojas de cualquier posibilidad de apelar a la buena voluntad del Estado mexicano para que lo considere como tal, y entonces lo califica como delincuente y lo apresa y funciona el tratado de extradición en los términos que a España le conviene que funcione''.
Abella Armengol calificó de ``perverso'' el intercambio de prisioneros que cometieron delitos de orden común por delincuentes políticos. ``Detrás de las negociaciones con el gobierno español, uno puede notar que efectivamente hay una especie de `yo te doy a un miembro de ETA, un delincuente que tú andas buscando de carácter político, pero tú me facilitas la extradición de uno de los rateros que están en España, llámese El Divino o cualquier otro'. Eso desvirtúa la figura del derecho de asilo''.
Además, agregó que en la Cancillería hay una gran improvisación. ``Evidentemente el gobierno de Zedillo ha llegado condicionado por una crisis económica tremenda, que le ha reducido mucho los márgenes de autonomía de la política exterior.
``Sin embargo, no achaco a esto toda la actuación de México en política exterior, pues además de esto, en la Cancillería, aun cuando hay personal de carrera muy respetable, existe una enorme improvisación. Creo que existe ignorancia en términos de lo que ha sido el contenido de la política exterior de México, de cómo se conformó y de por qué la política se conformó de esa manera'', concluyó.