Ningún avance con el MRTA; nuevos signos de intermediación del arzobispo de Ayacucho
Oscar Camacho Guzmán, enviado, Lima, 27 de diciembre El presidente peruano Alberto Fujimori anunció la ampliación por 60 días del estado de emergencia en las ciudades de Lima y El Callao, a fin de hacer frente a la crisis de los rehenes y a los más recientes atentados de Sendero Luminoso con un control militar en esas zonas.
El anuncio fue emitido esta tarde luego de una reunión de seis horas que sostuvieron el presidente Fujimori y el Consejo de Ministros, en donde se trazó la línea de acción que asumirán las fuerzas armadas durante los próximos dos meses en que estará vigente el estado de excepción en Lima y el vecino puerto de El Callao.
De paso, Fujimori encargó la cancillería al ministro del Trabajo, Jorge González, y la cartera de Agricultura al de la Presidencia, Daniel Hokam, en reemplazo temporal de los titulares, que están entre los secuestrados.
En tanto, la crisis de los rehenes se mantuvo sin que las partes involucradas dieran señales de avance hacia una pronta solución, aunque esta noche, un autodenominado comandante Santana, que dijo pertenecer a un comando internacional del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), declaró a la televisora estadunidense CBS que en caso de que las demandas de los rebeldes no sean satisfechas, la residencia del diplomático japonés será dinamitada el próximo primero de enero.
CBS, indicó Efe, señaló que contactó a Santana, quien no es peruano, a través de un cura que desde hace seis años trabaja con la comunidad latina en Nueva York.
Pero poco antes, diversos acontecimentos suscitados hoy aquí indicaban que las negociaciones entre Fujimori y el comando del MRTA se mantienen a través del obispo de Ayacucho, Juan Luis Cipriani.
Luego de un día de aparente calma, el obispo Cipriani llegó a la residencia del embajador japonés, en el distrito de San Isidro, y se mantuvo durante dos horas dentro sin que a su salida diera explicación alguna sobre el motivo de su presencia.
La de ayer fue la tercera ocasión que Cipriani acude a la residencia del embajador de Japón, no obstante que en el interior de la misma hay un sacerdote y a pesar de que el mismo prelado ha negado ser mediador en el conflicto.
Esta vez la presencia de Cipriani fue explicada por el jefe de la Cruz Roja, Michel Minnig, quien en una breve declaración dijo que ``la visita tuvo un carácter estrictamente pastoral''.
Empero el mismo Minnig, tal vez sin quererlo, dejó en claro que existen negociaciones entre el gobierno de Fujimori y el comando del MRTA, pues al dirigir un mensaje a los familiares de los rehenes les pidió no perder la esperanza, porque ``hay esfuerzos que se están haciendo'' para solucionar el conflicto.
Tan parecen avanzar esos ``esfuerzos'', que durante su breve declaración el mismo Minnig hizo referencia a un asunto que al parecer ``metió ruido'' este día a las negociaciones y que habría molestado al comando del MRTA.
Y es que hoy un diario local publicó en su primera plana una noticia en la que se asegura que el comando del MRTA ha venido torturando sicológicamente a los militares de la Dirección Nacional Contra el Terrorismo que mantiene retenidos.
Por la mañana, en conferencia de prensa, los integrantes de la Cruz Roja, Roland Bigles y Jean Pierre Sharer, dijeron inicialmente que en apego a los principios de esta organización, de no intervenir en los conflictos en los cuales se acepta su ayuda humanitaria, la Cruz Roja no podía confirmar ni desmentir dicha información.
Por la noche, sin embargo, y luego de la visita que por dos horas hizo el obispo Cipriani, Michel Minnig volvió a retomar el asunto y sin pregunta de por medio pidió a los familiares de los rehenes mantenerse tranquilos, pues les dijo que luego de hablar con los cautivos, ninguno de ellos le manifestó a la Cruz Roja haber sido o estar siendo sujeto a torturas o abusos de ninguna especie.
Los voceros de la Cruz Roja además denunciaron que su oficina en Ayacucho fue objeto de un asalto por desconocidos, y confirmaron que el gobierno de Fujimori rescindió un convenio mediante el cual el organismo podía visitar a los detenidos políticos en las cárceles peruanas, argumentando ``razones de seguridad''.
A su vez, el prelado Juan Luis Cipriani se retiró de la residencia del embajador sin dar alguna explicación de los motivos por los cuales se mantuvo durante dos horas en el interior.
Paralelamente a la presencia de Cipriani, un canal de televisión dio a conocer que aparentemente el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru había enviado a las agencias internacionales un comunicado en el que presuntamente estaría ofreciendo liberar a otro grupo de rehenes a cambio de que se difunda el comunicado a nivel internacional.
La agencia Efe dijo haber ido a recoger un comunicado del grupo en Lima, acompañado de la policía en previsión de alguna bomba. La agencia dijo que efectivamente se encontró un texto de dos cuartillas cuya autenticidad no se pudo comprobar de inmediato.
La policía conservó copia de ese documento y la agencia recibió el original, que entregó a la Asociación de la Prensa Extranjera en Perú. En el texto se critica al gobierno y a varias instituciones privadas, y señala que ``sólo si se difunde el comunicado serán puestos en libertad más personas''.
Durante este día, el décimo de la crisis de los rehenes, la policía apostada en los alrededores de la lujosa casa del embajador japonés en Lima, detuvo a dos mujeres bajo la ``sospecha'' de que se trata de probables integrantes del grupo Tupac Amaru.
Una de las detenidas, que dijo llamarse Lourdes Jaramillo, dijo no saber por qué se le detenía, negó ser integrante del MRTA y se mostró sorprendida de su detención.
Con las dos detenidas ayer suman ya tres las personas que la policía local ha llevado en los dos últimos días al cuartel de la Dirección Nacional contra el Terrorismo para interrogarlas, considerando que pueden ser integrantes del grupo armado.