La Jornada 28 de diciembre de 1996

Barrenderos de Tabasco arrojan su sangre al local de la CNDH

Triunfo Elizalde En forma por demás patética, más de medio centenar de trabajadores de limpia de Villahermosa, Tabasco, se extrajeron ayer, cada uno, 20 centímetros cúbicos de sangre, que de inmediato lanzaron contra la cornisa del edificio de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), ``en un acto de protesta porque dicha institución permanece indiferente ante el drama que viven siete barrenderos en huelga de hambre'', dos de los cuales cumplen hoy (sábado) 75 días sin probar alimentos sólidos.

Cuando la extracción masiva del líquido vital se llevaba a cabo, Cuauhtémoc Cárdenas llegó junto con su esposa, Celeste Batel. Luego de observar el dramático espectáculo, reiteró ante los medios de comunicación allí reunidos que ``corresponde a Ernesto Zedillo intervenir en este penoso asunto''.


Trabajadores de limpia de Villahermosa, Tabasco,
cumplieron lo anunciado en la víspera y se hicieron
extraer veinte centímetros cúbicos de sangre que
posteriormente lanzaron al pórtico de la sede del
ombudsman. Hoy, dos de esos trabajadores cumplen
setenta y cinco días en huelga de hambre y su vida
peligra.
Foto: Arturo Guerra

Dijo: ``si algunos de los declarados en huelga muere, será una vida más que se pierde por la falta de sensibilidad y de humanidad del Ejecutivo Federal. Pesará sobre la conciencia de Ernesto Zedillo, de Roberto Madrazo Pintado, y de la Comisión Nacional de Derechos Humanos'', de la que lamentó que en estos días se ha abstenido de participar públicamente en este problema humano, a pesar de que tiene frente a sí a los barrenderos tabasqueños exponiéndose a perder la vida por el respeto a sus derechos laborales.

En punto de las 11 de la mañana, ante las rejas de la CNDH, donde fueron colocadas tres mantas con mensajes dirigidos lo mismo al gobierno federal que a Roberto Madrazo Pintado, en los que reclaman su actitud intransigente, decenas de trabajadores de limpia de la ciudad de Villahermosa integraron una larga cola para que dos enfermeras y una asistente comenzaran a pincharlos y a sacarles sangre de las venas.

En su mayoría fueron hombres, pero también hubo algunas mujeres.

Todos con rostros decididos esperaron su turno y entre sí se jugaron bromas, que delataban el temor de ser pinchados.

Llama la atención que la casi totalidad de los barrenderos, luego del prolongado movimiento que sostienen en cuatro puntos de esta ciudad capital, están excesivamente delgados, pálidos, agotados, pero decididos a continuar su lucha.

Luego de la extracción, cada uno con su jeringa en la mano, formando grupos de cinco, seis y hasta ocho personas, de pronto, ante cámaras de televisión y fotógrafos de prensa de medios nacionales y extranjeros, apuntaron las agujas hacia la cornisa del edificio, precisamente donde aparecen las letras que dicen: Comisión Nacional de Derechos Humanos, misma que rociaron. Empaparon de sangre las letras hasta que enrojecieron y el líquido hemático terminó por chorrear y caer al piso.

Cuauhtémoc Cárdenas y Celeste Batel, quienes presenciaron más de una vez la manifestación de protesta, se conmovieron visiblemente, al grado que el ex candidato presidencial del PRD no aceptó ser entrevistado junto a ese espectáculo.

Pidió a los reporteros pasar al camellón, donde continúan tirados en el suelo, bajo sus casas de campaña de endebles hules, los siete trabajadores tabasqueños de limpia en ayuno.

Allí, el líder perredista reiteró sus críticas al Ejecutivo Federal. Mencionó por su nombre al Presidente de México, pero sin el término presidente, sino simplemente como Ernesto Zedillo.

Amplió su censura hacia la CNDH porque ``con su actitud de indiferencia ante este problema, está demostrando que el atropello de los verdaderos derechos humanos no la conmueven a participar y exigir a los funcionarios capaces de resolver, para que tomen una decisión'', señaló.

``Ernesto Zedillo debe definirse, no continuar guardando silencio en torno a este problema que vive un reducido grupo de humildes trabajadores de limpia. El tiene responsabilidad en lo que pueda sucederles. Debe pronunciarse; hacer un llamado al gobernador de Tabasco y al presidente municipal del Centro en Villahermosa, para que atiendan y respeten las demandas de esos trabajadores'', dijo.

Es de señalar que al acto de desangrado masivo acudieron no sólo trabajadores de limpia de Tabasco, sino de otras organizaciones como de la Coordinadora de Trabajadores del Departamento del Distrito Federal y algunos ciudadanos de manera espontánea.

En un momento dado, por razones desconocidas, agentes policiacos vestidos de civil, visiblemente armados, pretendieron detener y meter dentro de una patrulla a los barrenderos Candelario Díaz Ríos, Mario Carreón García e Isidro Ríos de la Cruz. No lo lograron porque a ello se opusieron los demás trabajadores con gritos y actitudes defensivas.

En otro momento, un periodista de El Universal tuvo una discusión con el líder del Frente Amplio de Lucha Democrática, Aquiles Magaña García, a quien le reclamó que sólo estuviera observando cómo se desangraban los barrenderos tabasqueños y él, como su líder, no hiciera lo mismo. El aludido terminó por formarse en la cola para dejar que le extrajeran 20 centímetros cúbicos de sangre y luego rociar con ella la cornisa de la CNDH.

Estuvo presente el Padre Nacho, conocido por su abierto apoyo a todos aquellos que demandan justicia de las autoridades, lo mismo federales que estatales y, sobre todo, de la ciudad de México.

Su presencia fue para orar por los barrenderos en huelga y para brindar los santos óleos a Jorge Luis Alamilla Magaña y Venancio Jiménez Martínez, que hoy cumplen 75 días sin probar alimentos, quienes se sostienen únicamente con algunas vitaminas, suero y miel de abeja.