La Jornada 29 de diciembre de 1996

DISPERSAN A MANIFESTANTES EN SEUL

Afp, Ap, Efe y Reuter, Seúl, 28 de diciembre Policías antimotines sudcoreanos dispersaron hoy con gas lacrimógeno a 5 mil manifestantes que intentaban congregarse frente a la catedral de Myongdong, en esta capital.

Mientras, la huelga que mantienen desde el jueves cientos de miles de trabajadores en protesta por la aprobación de una controvertida ley laboral fue secundada por ingenieros del metro citadino y seguía extendiéndose a otros sectores.

Ante el agravamiento de las protestas, las mayores en Corea del Sur en los últimos siete años, el primer ministro, Lee Hongku, exhortó a los más de 370 mil trabajadores en huelga a levantar el paro, al cual consideró ``un peligro'' para la economía del país, afectada por un creciente déficit en su balanza comercial.

En una entrevista televisada, Lee insistió en la necesidad de modificar la actual legislación laboral, que consideró el único medio para evitar un desempleo masivo que, según dijo, se produciría si las principales empresas del país perdieran competitividad en los mercados internacionales.

Al grito de ``¡Abajo la nueva ley esclavista!'', adoptada hace dos días por la mayoría oficialista del Parlamento en ausencia de la oposición, los manifestantes fueron bloqueados por 3 mil policías y para continuar su marcha muchos de ellos lanzaron piedras a los agentes antimotines, que arremetieron contra los inconformes, produciéndose un choque en el que hubo por lo menos 12 detenidos.

El paro de los trabajadores de seis importantes fábricas automotrices, cinco grandes astilleros y otras empresas clave del país asiático fue secundado por empleados de otros tres hospitales, con lo que la huelga afecta a 17 nosocomios, donde sólo se proporcionan servicios de urgencia.

Al mismo tiempo, conductores y cobradores del metro de Seúl, empleado diariamente por 4 millones de personas, continuaban en paro. Aunque el gobierno contrató temporalmente conductores y cobradores del tren subterráneo de la ciudad, el servicio seguía suspendido en la mayor parte de sus líneas.

Park Insang, líder de la Federación de Sindicatos de Comercio, una de las mayores centrales gremiales del país, consideró que esta huelga general constituye una ``lucha histórica'' en la defensa de los derechos de los trabajadores sudcoreanos y reiteró su rechazo a la nueva ley laboral, que entre otras cosas facilita el despido de los trabajadores, además de flexibilizar los horarios de trabajo.