La Jornada 30 de diciembre de 1996

La arqueoastronomía es una ciencia relativamente nueva

Juan Carlos Villa Soto En el templo monolítico de Malinalco el sol entra al recinto durante el solsticio de invierno e ilumina al águila. Con este evento de hierofanía (iluminar lo sagrado) los mexicas celebraban el descenso de Huitzilopochtli --el dios de la guerra con aspecto solar-- al mundo. El doctor Jesús Galindo Trejo, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM, nos dice en entrevista que la orientación de las estructuras arquitectónicas de las zonas arqueológicas no se estableció al azar, sino que tiene cierta regularidad. ¿Esta regularidad tiene que ver con lo que se observaba en el cielo? ``Sí, en gran medida. El observador prehispánico se percató de ciertas posiciones particulares de los astros y, con una interpretación religiosa, le pareció importante dedicar estructuras arquitectónicas a algunas deidades asociadas con estos astros. Además, la orientación de los edificios se combinaba con efectos de luz y sombra para incrementar la impresión del fenómeno sobre el pueblo, como el famoso descenso de Kukulkan.

El doctor Galindo Trejo nos dice que en el mundo prehispánico, la astronomía estaba ligada a la religión. ``La idea del cielo como parte del reino sagrado donde habitan los dioses estaba presente en el pensamiento mesoamericano. Sin embargo, no hay duda de que también es resultado de la curiosidad innata del hombre por tratar de aclarar cómo funciona el cielo'', apuntó el astrónomo.

``En aquella época la élite era la encargada de transferir los ritmos y el orden celeste a la sociedad a través de los calendarios. Esto se reflejaba en actividades vitales como sembrar y cosechar, pero también en actividades guerreras y en la sucesión de las fiestas religiosas. El pueblo reconocía a los astrónomos sacerdotes prehispánicos como sus guías''.

El investigador comentó que cuando ya estaba suficientemente elaborado el calendario se reutilizaban los eventos astronómicos para recalcar ciertas fechas. Por ejemplo, el 13 de agosto o el 29 de abril el sol se alinea en muchas estructuras importantes en todo mesoamérica. ``Los constructores de estas ciudades ya no existen, pero sus relojes se siguen moviendo'', acotó.

``Para poder interpretar y gozar estos eventos hay que sumergirse en la visión del mundo mesoamericano. El astrónomo tiene las herramientas para realizar registros y cálculos, pero esto no basta para entender la importancia de los eventos en un marco cultural específico, para ello es necesario adentrarse en la arqueología, la antropología, la lingüística, en fin, en todas las humanidades''.

El doctor Galindo Trejo señaló que la arqueoastronomía es una ciencia relativamente nueva y a partir de ella se pretende inferir lo que no aparece explícitamente en ningún códice. ``Estamos detrás de las huellas de nuestros antepasados para aclarar el contenido astronómico de todos los registros de actividad de la sociedad. Por supuesto que no todo es astronomía en el mundo prehispánico, pero ésta fue tan importante que dejó huellas en los vestigios arqueológicos. Podemos asegurar que la actividad astronómica tiene hondas raíces en nuestro país'', concluyó el científico.