La diferencia con Roque es que él aprendió a decir a todo ``sí señor''
Rosa Icela Rodríguez, enviada, Jalapa, Ver., 31 de diciembre Ť Desde el célebre penal de Pacho Viejo, el ex gobernador Dante Delgado Rannauro declara con firmeza: ``Hicieron las cosas con las patas, por eso de un momento a otro, jurídicamente se les caerá el teatro''.
A pesar de recibir el Año Nuevo tras las rejas, no se le ve abrumado ni serio, sino con ánimo de conversar y quizás un poco bromista: ``Ni me tiembla el pulso ni me sudan las manos, mire, mire''.
Político acostumbrado a hacer y deshacer y estar del lado del sistema, últimamente ha sabido lo que es enfrentarlo hasta pagar con cárcel esa decisión. De los cargos de presunto peculado de 450 millones de pesos, incumplimiento del deber legal y tráfico de influencias, asegura: ``No, no soy responsable, es una revancha del sistema por disentir. Es una venganza política''.
Y compara: ``Humberto Roque Villanueva y yo ingresamos al PRI en la misma fecha, un 14 de mayo de 1962. Mírelo a él, en la cumbre, catalogado como un buen político, y yo en la cárcel. La diferencia es aprender a decir a todo: sí señor. ¿Qué me costaba?''.
Luego con mucha seguridad pregunta: ``Si no son subterfugios inventados con cargos falsos... ¿por qué hasta ahora, tantos años después de haber abandonado Veracruz? Hasta un niño de pecho sabe que las acusaciones son inexistentes''.
Con su dedo a la altura de su prominente nariz, Delgado Rannauro indica --casi ordena--: ``Ande, vaya a visitar cada una de las obras que dicen que no construí bien. Vaya, compruebe personalmente en el acuario, Expover y en el museo, vaya y revise a ver quién miente. La gente de aquí lo sabe, pero ustedes de fuera lo ignoran''.
La presencia del otrora hombre fuerte de Veracruz impone a los guardianes del reclusorio. Personalmente el jefe de seguridad de Pacho Viejo se ocupa de checar a los visitantes: ``¿A dónde va?, en esta mesa están los que van a ver a don Dante''.
Ni cámaras de televisión, ni fotográficas, ni grabadoras ni una libreta, mucho menos un lápiz o una pluma. Nada se puede pasar. Cuidadosamente las guardianas o guardianes, según el sexo del visitante, bolsean y esculcan --hasta donde se dejen sin protestar-- en cuartitos por separado.
Dos listas bien controladas, dos retenes y una boleta en donde anotan cada nombre. ``Su identificación oficial'', exige una voz en una mesa especial para las visitas al ex gobernante. Y efectivamente, los jueves y los domingos no han dejado de acudir decenas de veracruzanos a visitar a ``don Dante''. ``De 9 a 3'' dice el letrero. Ni un minuto más. Dante Delgado es compañero de penal de César del Angel, el líder del Movimiento de los 400 Pueblos.
``El 31 de diciembre es una fecha especial, por eso se permite la visita; se cambió por el próximo jueves'', se aclara. Los demás presos comentan que nunca se había visto tal movimiento afuera del lugar. Nadie había recibido tantos visitantes. (A caballo, en colectivo, en autos lujosos, en lo que pueden llegan alrededor de 120 o 150 personas los días de visita). Pero es que ``tampoco nunca se había detenido a un ex gobernador'', hace notar alguien. Quizá es por la fama del detenido y por su seguridad que se modificó la vida de Pacho Viejo.
Después de franquear los retenes, se ubica a Dante Delgado a un costado de la administración y del control de presos. Viste una chaqueta a cuadros azules, camisa blanca y pantalón gris.
El ex priísta, fundador de la agrupación política Convergencia por la Democracia (que solicitó al IFE su registro) se ve optimista. Casi no escucha preguntas durante la conversación. Habla y habla. A la menor provocación refiere: ``Cuauhtémoc Cárdenas me lo advirtió. Piénsalo, me dijo, te van a dar duro en el lomo. Claro que él ya tenía experiencia en esto; ya sabía lo que es enfrentar al sistema''.
Sobre las acusaciones en su contra dice: ``No tienen abogados, no conocen las leyes, por eso se las brincan y las violan sin darse cuenta; en ese sentido, jurídicamente tenemos todas las de ganar''.
Dante Delgado se encuentra detenido aquí desde el pasado 18 de diciembre, junto con Gerardo Poo Ulibarri y Porfirio Serrano Amador, los secretarios de Finanzas y de Desarrollo Urbano durante su gestión.
Subraya que es inocente de todos los cargos que se le imputan, porque ni siquiera la Contraloría lo había requerido ni notificado de nada.
El ex embajador en Italia, y funcionario del gobierno de Ernesto Zedillo para ayudar a solucionar el conflicto en Chiapas, recuerda cuando empezó ``a estar en desacuerdo'' con el sistema. Fue como procurador agrario cuando se vio imposibilitado de ayudar a los indígenas chiapanecos, porque asegura que no manejó ``ni un cinco''.
Comenta que el gobierno no tiene ni idea de cómo resolver los problemas y con vehemencia sostiene un espacio entre dos dedos: ``Si es con tan poquito como se pueden solucionar los problemas de los indígenas''.
Luego, de buen humor pero en tono reflexivo, señala que en muchos momentos llegó a estar más de acuerdo con las organizaciones sociales que con el gobierno, y siempre en tono de broma dice: ``si hubiera seguido ahí, a lo mejor ya sería guerrillero''.
Explica que lo que se necesita para solucionar los problemas del país es bien poco: ``justicia, libertad y voluntad''. Por ello indica que el ejercicio en el sistema y en el PRI dejó de interesarle cuando vio que ya no se cumplen las mínimas demandas sociales y se aparta del camino de la Revolución Mexicana.
``Yo no me salí del PRI, el PRI se salió de mí'', reitera al explicar que no estaba de acuerdo con las decisiones de su partido, ni con el proyecto con el que había nacido y con el programa económico del gobierno.
``Muchos me decían que aún no era el tiempo político para disentir o para retirarse del PRI, pero yo ya no pude más y ahora ya me ven aquí''. Entonces dije: ``Aquí ya no, aquí las cosas ya no funcionan, y me fui''.
La entrada a la visita se permitió a las 12:10 horas; la salida quedó marcada a las 12:50 horas. Y ya estaban varios formados para saludar a Dante Delgado. Entre ellos esperaba doña Nata, una viejecita del Salón de Las Flores, un sitio de Jalapa en un proyecto social que hizo precisamente el ex mandatario en donde los ancianos pueden jugar, bailar y estudiar. Con las manos en la cintura declara: ``No puede ser que Dante esté aquí, si son tantos otros los que deben estar en la cárcel. Y ya ve, mírelos, si hasta gobiernan''.