Coppola: intento dar mi visión del mundo y a la vez ser un profesional
Gabriel Lerman, especial para La Jornada, Los Angeles Ť El nombre de Francis Ford Coppola despierta la admiración de los cinéfilos de todo el mundo. Sin embargo, el director de la saga de El padrino, Apocalypse now y La conversación, tiene que atenterse a las reglas del Hollywood de hoy, donde son muy pocos los directores que pueden contar sus propias historias sin intervención de los grandes estudios.
``Yo puedo ser definido de dos maneras --señala el cineasta de 57 años mientras se rasca la tupida barba--: por un lado soy un director interesado en contar historias sobre el mundo en que vivimos, el fin de un milenio y el comienzo de uno nuevo; pero al mismo tiempo soy un director profesional, a quien un gran estudio le puede encomendar un guión para que se lo transforme en un buen largometraje'', continúa Coppola, como pidiendo disculpas por Jack, el filme protagonizado por Robin Williams, y agrega: ``Por supuesto, tengo mis limitaciones. Necesito sentir alguna afinidad hacia el guión que me propone el estudio. De alguna manera me tengo que enamorar un poco de él para poder llevarlo a buen puerto''.
Hijo de Carmine Coppola, primera flauta de la Orquesta Sinfónica de Nueva York cuando la dirigía Toscanini, Francis desarrolló un temprano interés en la cinematografía, generado en las largas horas que pasaba aislado de los otros niños cuando a los nueve años fue atacado por la poliomelitis. Inspirado por un breve paso de su padre como actor por el cine italiano, el joven Francis se anotó en la escuela de teatro, donde escribió un par de musicales para ser representados en la universidad.
A los 22 años dirigió su primer largometraje, Tonight for sure, un rotundo fracaso que amenazó con concluir rápidamente sus aspiraciones de cineasta. Dos años después, sin embargo, se topó con Roger Corman y fue gracias a él que consiguió dar inicio a su carrera como director con Dementia 13. Alejado de Corman, sus siguientes trabajos como director fueron ignorados por el público, pero Coppola, que se había ganado un lugar de prestigio como guionista, logró establecer con la ayuda de la Warner Bros. un pequeño estudio independiente, American Zoetrope, en el que el cargo de vicepresidente recayó en un joven cineasta que prometía tener mucho futuro: George Lucas.
El intento de estudio volvió a fracasar y al año, habiendo estrenado solamente la extrañísima THX-1138, Coppola ya debía 300 mil dólares: ``En aquellos días George era mi único socio y pensábamos que teníamos la oportunidad de construir un estudio que iba a producir películas como Star wars, que dejarían muchísimo dinero, con el que luego íbamos a poder hacer películas diferentes'', dice con una sonrisa irónica, y añade: ``Lo que ocurrió es que muchas veces me veía obligado a hacer una película que no me convencía, simplemente porque tenía la compañía montada. Pensábamos que aunque el filme que rodáramos no fuera brillante, al menos íbamos a ganar experiencia... así nos fue...''
Las cosas mejoraron con Patton, la cinta por la que compartió un Oscar al mejor guión y que fue la puerta para que pudiera filmar El padrino, una de las películas más taquilleras de la historia y que hizo merecedor a Coppola del Oscar al mejor director. ``Era muy joven cuando eso ocurrió, tenía 30 años y quedé en una posición muy fuerte por haber hecho esa película'', asevera el cineasta sin ocultar cierto orgullo, y completa: ``Gracias a El padrino pude hacer La conversación, sin duda la película de la que estoy más orgulloso.
``Más tarde, los estudios se pusieron muy ansiosos de que yo hiciera una secuela de El padrino, pero yo no la quería hacer, porque mi mente estaba llena de ideas originales para historias nuevas. Entre éstas estaba una película que mostrara la vida de un padre y de su hijo cuando tuvieran la misma edad. Yo quería hacer un filme así para examinar esa teoría de que los padres transmiten sus sueños a sus hijos... cuando me insistieron tanto para filmar una segunda parte de El padrino, lo que hice fue tomar esa idea e incorporarla a la primera película. Lo cierto es que los estudios me dejaron solo, me permitieron escribir lo que yo quisiera mientras dejara algunos asesinatos y unas cuantas escenas de violencia. Eso fue lo que hizo posible que filmara El padrino 2 como si fuera una película personal.''
A pesar de que ya se había transformado en uno de los directores más prestigiosos del cine estadunidense, Coppola siempre diversificó sus intereses con su mentalidad empresarial. Mientras producía películas como American graffiti y expandía American Zoetrope, Francis Ford aún tenía tiempo para dirigir una revista en San Francisco. En 1979, Coppola puso todo su dinero en Apocalypse now que, haciendo honor a su título, terminó por arrastrar al director y a su familia a un caos del que salieron con grandes dificultades.
``Apocalypse now me generó la fama de que puedo ser tremendamente desorganizado a la hora de rodar'', se queja el realizador, y desmiente: ``Eso es totalmente falso, porque en Apocalypse now fui yo el que puso el dinero, y no estuvo mal si piensas que semejante superproducción costó apenas 30 millones de dólares, más allá de que durante el rodaje hayamos atravesado por cualquier cantidad de problemas que generaron varios infartos.''
Apocalyse now pagó con oro el sudor de Francis Ford. El filme recaudó suficiente dinero como para que Coppola le comprara terrenos a los grandes estudios para extender sus oficinas y se llevó la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Sin embargo, sus siguientes películas, con excepción de El padrino 3, dieron tumbos a la hora de vender entradas y pusieron al director en una difícil situación financiera, que lo ha llevado a trabajar por encargo para los grandes estudios, como en el caso de Jack y de la adaptación cinematográfica de The rainmaker, el best-seller de John Grisham: ``El guión de Jack, apareció en un momento de mi vida muy particular, porque me había pasado unos cuantos meses tratando de hacer arancar On the road. Me sentía muy frustrado y por eso empecé a pensar que tal vez no era una mala idea ponerme a hacer una película de una vez por todas, aunque fuera por encargo. Suele ocurrir en esta industria que muchas veces te proponen darte el dinero para hacer la película que verdaderamente quieres hacer si aceptas dirigir otra a cambio...''
--¿O sea que, más allá de que se llame Francis Ford Coppola, no tiene el poder para hacer la película que le plazca?
--La respuesta es no, tajantemente. Martin Scorsese tampoco lo tiene. Quizás Steven Spielberg podría hacer cualquier cosa que se le antojase, y tal vez Robert Zemeckis tendría el mismo poder, simplemente porque los grandes estudios saben que tanto Spielberg como Zemeckis tienen un gusto y una visión que coincide con el de las grandes masas, y que cualquier cosa que hagan va a ser bien recibida por el público. En cambio yo, Scorsese o Brian DePalma vamos a poder hacer una película si es que el proyecto tiene algún elemento que demuestre que puede ser muy exitosa, especialmente si contiene acción o violencia.
``Este es en parte el dilema de la gente de mi generación. No demasiado tiempo atrás todavía estaba vivo Orson Welles, un genio que se pasó 15 años tratando de hacer una película, pero no lo podía lograr porque había perdido sus buenas relaciones con los grandes estudios, en parte por que era un tipo demasiado independiente para el sistema. Esa es una buena muestra de cómo en Hollywood tu reputación puede irse al diablo de la noche a la mañana.''
--¿Escribir es una experiencia terapéutica para usted?
--No sé si es una experiencia terapéutica, pero de alguna manera te levantas en la mañana con una gran sonrisa. Te tomas un café y dejas que tu imaginación vuele, y de pronto encuentras lo que estás buscando. La sola idea de estar tres o cuatro horas solo, sentado junto a mi café e imaginando historias me pone feliz. No hay nada más bello que elaborar ideas, ideas que luego llevarán a otras ideas... y cuando has terminado con la tarea de imaginar te sientes bien el resto del día. Escribir es como cocinar. Yo podría cocinar muy fácilmente para toda la gente del estudio que está hoy aquí. Me encanta cocinar. Si cocino para ti me lo vas a agradecer, y te vas a sentir maravillosamente bien. Cocinar es algo que me ha llevado una hora, pero si hago un filme para ti me va a llevar año y medio de mi vida y voy a poner en él todo lo que tengo. Y lo vas a mirar y me vas a decir: ``No sé si es muy bueno... es un poco aburrido... no es tan bueno como el último que hiciste...