La Jornada 4 de enero de 1997

Miguel Concha
Presidenta de la CNDH

La Ley de la Comisión Nacional de Derechos Humanos fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 29 de junio de 1992. De acuerdo con el artículo 15 son funciones de su presidente, entre otras cosas, ejercer la representación legal de la Comisión; formular los lineamientos generales a los que se sujetarán sus actividades administrativas, así como nombrar, dirigir y coordinar a los funcionarios y personal bajo su autoridad; dictar las medidas específicas que juzgue convenientes para el mejor desempeño de sus funciones; distribuir y delegar funciones en los términos del reglamento interno a los visitadores generales; enviar un informe anual de las actividades de la Comisión al Congreso de la Unión y al titular del poder Ejecutivo federal; celebrar, en los términos de la legislación aplicable, acuerdos, bases de coordinación y convenios de colaboración con autoridades y organismos de defensa de los derechos humanos, así como con instituciones académicas y asociaciones culturales, para el mejor cumplimiento de sus fines; aprobar y emitir las Recomendaciones públicas autónomas y acuerdos que resulten de las investigaciones realizadas por los visitadores; formular las propuestas generales que conduzcan a una mejor protección de los derechos humanos en el país, y elaborar el anteproyecto de egresos de la Comisión y el respectivo informe sobre su ejercicio, para presentarlo al Consejo de la misma.

Según el artículo 10, compete al Presidente de la República el nombramiento del presidente de la CNDH, quien deberá someterlo a la aprobación de la Cámara de Senadores, o en los recesos de ésta, a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión.

En uno de sus primeros actos de gobierno al comienzo de este año, que quisiéramos interpretar como un positivo augurio para los derechos humanos en el país, el Presidente de la República designó el pasado 2 de enero a la doctora Mireille Roccatti Velázquez, ex presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del estado de México y ex presidenta de la Federación Mexicana de Organismos Públicos de Protección y Defensa de los Derechos Humanos, como nueva presidenta de la CNDH. Es la tercera de los que ocupan ese importante cargo, luego de su creación en junio de 1990. Hacía un mes que la sede se encontraba ocupada por un interino, dado el nombramiento del licenciado Jorge Madrazo como Procurador General de la República, lo que no dejaba de preocupar a quienes desde la sociedad civil colaboramos en la protección y defensa de los derechos humanos, pues teníamos la negativa impresión de que desde hacía tiempo se venía desmantelando a la CNDH.

El nombramiento de la doctora Roccatti, sujeto desde luego a la cuidadosa ratificación de la Comisión Permanente, nos devuelve el optimismo, pues pensamos que se trata de una persona experimentada, capaz y trabajadora, que, en medio de las limitaciones estructurales que la Comisión todavía padece, sabrá garantizarle su objetividad e imparcialidad. Quienes la conocen más de cerca hablan de ella como de una mujer culta, de trato fino y delicado, pero de convicciones y decisiones firmes. La firmeza y la prudencia, sobre todo ante las autoridades, son las características que le han descubierto en su labor como defensora de los derechos humanos. Sus trabajos y obras académicas sobre derechos humanos hablan de su pasión por la causa.

En un país todavía misógino como el nuestro, nos alegramos de que sea una mujer quien ocupe tan relevante sitio, en el que la dulzura de las formas, pero también la firmeza de las convicciones son tan importantes. No se nos olvida que hace ya más de 15 años Gabriel García Márquez escribió en un inteligente artículo que, a diferencia de lo que ordinariamente se piensa, la firmeza, la tenacidad y la constancia son en general más bien características femeninas. El hecho de que se trate de una ilustre jurisconsulta también nos satisface, pues aunque la Ley no prescribe que deba tratarse de un abogado, y solamente ordena que tenga 35 años de edad al día de su nombramiento y goce de buena reputación, por experiencia pensamos que es más conveniente que el presidente de un organismo público de protección de los derechos humanos sea un experto en derecho.

De ser ratificada como representante de una de las organizaciones ciudadanas de derechos humanos más antiguas en el país, pido a la doctora Roccatti que nos vea como aliados y no como enemigos, pues también nosotros trabajamos por la dignidad de la persona humana, contra la impunidad, por los derechos humanos de los sectores más vulnerables y por consolidar en nuestro país un verdadero Estado democrático y de derecho.