VENTANAS Ť Eduardo Galeano
El árbol
Siete mujeres se sentaron en círculo.
Desde muy lejos, desde su pueblo de Momostenango, Humberto Ak'abal les había traído unas hojas secas, que él había recogido al pie de un árbol.
Cada una de las mujeres quebró una hoja, suavemente, contra el oído.
Una sintió un viento soplándole la oreja.
Otra, la fronda que se hamacaba.
Otra, un batir de alas de pájaros.
Otra dijo que en su oreja llovía.
Otra escuchó los pasos de un bichito que corría.
Otra, un eco de risas.
Otra, un rumor de aplausos.
Humberto me lo contó, y yo pensé: ¿No será que las hojas muertas susurraron, al oído de las mujeres, la memoria del árbol