La Jornada 5 de enero de 1997

SUPERHEROE CONTRA LA VIOLENCIA EN LIMA

Oscar Camacho Guzmán, enviado, Lima, 4 de enero Ť Luego de tres días de suspenso en las negociaciones, este sábado se reiniciaron los contactos entre el comando del MRTA y el gobierno del presidente Alberto Fujimori, cuando a la residencia del embajador japonés tomada desde hace 19 días acudió el obispo Juan Luis Cipriani y dialogó por espacio de tres horas con el dirigente del comando guerrillero, Néstor Cerpa Cartolini.

El reinicio de los contactos se produjo horas después de que el comando del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru acusó a Fujimori de prepotente y advirtió que sólo el diálogo resolverá la crisis de los rehenes. Esta fue la respuesta de los guerrilleros a las declaraciones hechas por el mandatario el jueves cuando rechazó la afirmación rebelde de que están luchando contra la pobreza y reiteró su condena al calificarlos de ``terroristas'' por sus métodos de violencia. Los acusó de ahuyentar la inversión extranjera, aunque sostuvo que su acción es un hecho aislado, y concluyó que no habrá liberación de presos del MRTA.

La respuesta del MRTA se produjo la madrugada de este sábado, cuando tres guerrilleros colocaron tres mantas y cartelones en las paredes de la residencia del embajador japonés, Morihisa Aoki.

A eso de las dos de la madrugada, los tres integrantes del comando, jóvenes de entre 18 y 20 años con el torso desnudo y pantalones verde olivo, llegaron hasta el techo de la residencia y colgaron las mantas, en una de las cuales critican a Fujimori, le señalan la necesidad de diálogo y le reiteran que no se rendirán.

En la primera manta, pintada con letras azules y marrones, los emerretistas hacen una analogía con la demanda de varios sectores sociales de Perú que han pedido la libertad para los rehenes, al recordar que en las cárceles de este país hay también presos a los que los esperan sus familias.

A la letra la manta dice: ``MRTA, madres, esposas e hijos de nuestros presos esperan su libertad. Paz para todos los peruanos''. Sorprendidos y sin dar crédito a lo que veían, los policías que mantienen rodeada la residencia sólo atinaron a ponerse en estado de alerta, pero sin intervenir.

La segunda manta hace referencia a la situación en que viven millones de peruanos: ``Perú hoy: 13 millones en extrema pobreza. ¿Dónde está el progreso?''. Y finalmente, la tercera leyenda indica: ``MRTA, señor Fujimori, con declaraciones prepotentes y sin diálogo nunca habrá soluciones... Aquí nadie se rinde''.

Al mismo tiempo, simpatizantes del MRTA informan en una página de Internet sobre las condiciones infrahumanas de cárcel en Perú, e incluso The New York Times y otros diarios estadunidenses se hicieron eco de denuncias de Otilia Campos de Polay, madre del máximo líder emerretista, Víctor Polay, de que su hijo se encuentra encarcelado prácticamente en ``una tumba'', sin luz, ha perdido 27 kilos de peso y le falla la vista por la oscuridad en que se halla confinado.

Luego de instalar las tres mantas, los emerretistas izaron en el frontis de la residencia una bandera de Perú con las siglas del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru sobrepuestas y, tras concluir su acción, bajaron e ingresaron de nuevo en la residencia del embajador, donde han permanecido desde hace 19 días y en la cual tienen aún a 74 personas como rehenes.

Quince horas después, y cuando todo indicaba que este sábado tampoco habría ningún nuevo contacto entre el gobierno y el MRTA, llegó a la residencia el representante de la Cruz Roja Internacional, Michel Minnig, y minutos después el obispo Juan Luis Cipriani, quien ha fungido como mediador en el conflicto.

La presencia de Cipriani fue explicada con el mismo argumento que en días pasados. ``Viene en misión pastoral'', dijo Minnig y agregó que el obispo oficiaría una misa y probablemente tomaría confesión a algunos de los rehenes que se lo solicitaran. Cipriani ingresó a las cinco de la tarde y salió de la residencia tres horas después, sin dar explicación alguna ni permitir que la prensa se le acercara. Minnig, por su lado, mantuvo discreción sobre lo que el prelado realizó dentro de la residencia y luego se retiró.

Una de las versiones que con mayor insistencia circularon señalaba que Cipriani habría ingresado en la residencia para pedir al MRTA que cumpla con el supuesto compromiso que habría hecho de liberar a más personas si se permitía el acceso a la prensa con el comando, lo que ocurrió el martes pasado, sin que hasta ahora hayan salido más rehenes.

Al mediodía, periodistas locales realizaron una marcha y luego una manifestación para pedir la liberación de los rehenes y al mismo tiempo pugnar porque la salida al conflicto sea una solución integral, pacífica y por la vía del diálogo.

En tanto, el diario japonés Mainichi Shimbaum informó que el comando del MRTA pidió un rescate de 100 millones de dólares, pero que ahora aceptaría 30 millones a cambio de los rehenes, refirió la agencia Reuter.