La noticia
La muerte de Carl Sagan resulta sorpresiva, además de dolorosa,
porque tenía sólo 62 años y porque, según los informes, murió de
neumonía, una enfermedad de la que ya nadie muere salvo en tres
casos: descuido, pobreza extrema y complicación derivada de otro
aspecto. Gran entusiasta de la búsqueda de vida extraterrestre, fue
cofundador y presidente de The Planetary Society. Llevó la
enseñanza de la astronomía de las aulas universitarias al gran
público e hizo de la divulgación científica un arte cálido. Al
entregarle su más alta condecoración la National Academy of
Sciences dijo: ``Nadie ha tenido nunca tal éxito en reunir la
maravilla, la excitación y el gozo de la ciencia... Su habilidad para
capturar la imaginación de millones y para explicar conceptos
difíciles en términos comprensibles es un magnífico logro''.
Pulitzer y Emmy
La serie Cosmos, con la que Sagan el astrónomo se convirtió en
estrella, ha sido la más ampliamente vista en la historia de la
televisión, pues fue seguida por más de 500 millones de personas en
60 países. El libro del mismo nombre es la publicación científica más
leída en idioma inglés. Con esas obras obtuvo el Premio Pulitzer de
periodismo y el Emmy de televisión. Su papel en el programa espacial
estadunidense fue de primera importancia.
Los demonios
A continuación, dos bellos párrafos del libro publicado por Sagan
hace un año: ``Hemos levantado una civilización global en la que los
más cruciales elementos dependen profundamente de la ciencia y la
tecnología. Hemos también dispuesto las cosas de tal manera que casi
nadie entiende la ciencia y la tecnología. Esta es una receta para el
desastre. Podremos evitarlo por un tiempo, pero tarde o temprano esta
mezcla explosiva de ignorancia y poder nos va a estallar en la
cara... Me preocupa que, especialmente conforme nos acercamos al
borde del milenio, la pseudociencia y la superstición parecerán año
con año más tentadoras, el canto de sirenas de la sinrazón será más
sonoro y atractivo. ¿En dónde hemos oído esto antes? Siempre que han
surgido nuestros prejuicios étnicos o nacionales, en los tiempos de
escasez, durante los retos al ímpetu o la autoestima nacionales,
cuando agonizamos acerca de nuestro disminuido lugar y propósito
cósmicos, o cuando el fanatismo burbujea a nuestro alrededor.
Entonces hábitos de pensamiento, familiares durante épocas, se
descontrolan. La llama de la vela parpadea. Su pequeño globo de luz
tiembla. La oscuridad se congrega. Los demonios comienzan a
agitarse''. The Demon-Haunted World. Science as a candle in the
dark. (Perdón por la traducción).
El escepticismo
La pasión de Carl Sagan por la creación y la difusión de la ciencia
no le dio el tonillo ampuloso de quienes han hecho una cruzada y una
religión del combate contra las supersticiones. Dice: ``La forma
menos efectiva en que los escépticos pueden obtener atención de estas
personas brillantes, curiosas e interesadas es rebajarlas o
condescender o mostrar arrogancia hacia sus creencias. Podrán ser
crédulas, pero no son estúpidas. Si llevamos en mente la fragilidad y
falibilidad humanas, entenderemos el aprieto en que están''. Y más
adelante: ``La gente no es estúpida. Cree cosas por algunas razones.
No descartemos la pseudociencia, ni aún siquiera la superstición con
desdén''. Y por último: ``La deficiencia principal que veo en el
movimiento escéptico es su polarización: Nosotros-vs-Ustedes, el
sentimiento de que nosotros tenemos el monopolio de la verdad; que
esa otra gente que cree en todas esas estúpidas doctrinas son
retrasados mentales; que si usted es sensato nos escuchará a
nosotros; y si no al diablo con usted.''