La Jornada 6 de enero de 1997

NO ES EL MOMENTO PARA TERGIVERSAR

Cuando la vida de los trabajadores tabasqueños en huelga de hambre, en su fase final, corre peligro hora tras hora, las demoras en las tratativas, las tergiversaciones de todo tipo, asumen un matiz siniestro, revelan insensibilidad política y social, ofenden nuestra cultura histórica. Inglaterra dejó morir al irlandés Bobby Sands y el mundo se rebeló contra esa fría decisión pero, al menos, el gobierno inglés se veía en guerra contra un enemigo decidido y declarado, el independentismo irlandés. ¿Cuál es el enemigo del gobierno tabasqueño: los trabaja- dores que quieren trabajar, los ciudadanos que piden sus derechos constitucionales y que, no encontrando oídos a sus quejas legales, recurren a la vía extrema del autosacrificio y de la posible autoinmolación?

En las condiciones actuales, cuando cuentan los minutos y los segundos que pueden provocar la muerte por hambre de los huelguistas o, al menos, causarles daños irreversibles a su salud, no es admisible dar largas a las negociaciones para encontrar un arreglo a un problema que tiene múltiples soluciones. Simular que se busca una salida ganando tiempo cuando se sabe que eso impide encontrarla y lleva a una doble tragedia, no es una actitud responsable. Porque al drama de la muerte de los huelguistas se uniría uno mucho peor: la ruptura total entre la sociedad y el gobierno, la impresión en aquélla de que éste la trata como enemiga, prescinde por completo de la preocupación por su suerte y sólo piensa en la preservación del poder, oponiendo argucias legales que son profundamente injustas e inmorales.

¿Qué pueden pensar los pobres y los trabajadores --que son la mayoría de este país-- de los gobernantes que están dispuestos a dejar que mueran de modo atroz quienes reclaman derechos indiscutibles? ¿Cómo valorarán esa insensibilidad en un periodo en el cual, para colmo, a los trabajadores se les recuerda que son también ciudadanos para pedirles el voto?

El retraso en la justicia ¿no es acaso una incitación indirecta a romper con la legalidad, a hacerse justicia por otras vías que no sean las del reclamo legal, la del llamado a la conciencia? ¿No se está jugando con fuego, a no ser que se piense en aplastar, por todos los medios, toda protesta y toda resistencia, incluso a costa de destrozar la misma democracia.