Manuel González Villalobos y María Elena Gaefias *
La ciencia y lo exacto

Las ciencias se clasifican en exactas, básicas, clínicas, sociales, biológicas y de la salud, entre otras; sin embargo, todas las ciencias como una de sus características fundamentales buscan lo ``exacto'' o acercarse lo más posible a lo verdadero. Lo exacto como definición sintética literaria dice: se aplica a las cosas medidas o expresadas con toda precisión (Enciclopedia Santillana). Uno de sus sinónimos es correcto y su antónimo es falso, entre otras acepciones.

En las ciencias biológicas y de la salud el término exacto es una medida o resultado que cotidianamente se acerca más a la verdad o a lo real, a los hechos o materia en estudio.

Existen áreas del conocimiento o fenómenos biológicos que pueden observarse, contarse y medirse como, por ejemplo, la cantidad de células que se observan bajo un tejido en un microscopio; cuando éstas son grandes y de tejido inmóvil podemos ser exactos o contar y medir el objeto de estudio de igual. De igual manera en humanos jóvenes podemos medir la existencia o no de los reflejos rotulianos o bicipital con sólo realizar un pequeño golpe en el tendón correspondiente que existe o que no existe; no obstante, si el conjunto de células que observamos en el microscopio es de fitoplacton y zooplacton mayoritariamente vivo y muy hidratado, la movilidad celular puede dificultarnos la exactitud, aquí nos aproximaríamos solamente, y tendríamos que aceptar lo verdadero o lo exacto como algo más laxo, menos preciso, pero no menos verdadero. De igual manera en pacientes extenuados o con músculos distróficos, el reflejo rotuliano tan obvio puede ser inmensamente menos fuerte en su respuesta, incluso sólo presentar contracciones musculares leves, que no permiten el desplazamiento de la extremidad correspondiente, y sin embargo sentirlas al tacto del explorador.

Así, lo exacto tiene variación y cuando los fenómenos son más complejos o tienen más variables, la exactitud es más imprecisa o inexacta, valga la contradicción y esto nos lleva a decir que existe un mínimo de precisión y nivel mayor de precisión. Esta es una forma de entender algunos fenómenos biológicos; otros muchos los medimos por su presencia o no, o por su magnitud, lo exacto es, digamos, diferente que en las ciencias abstractas, preempíricas o no experimentales; los resultados son verdaderos en lo general, pero con cierto más-menos en los fenómenos que parecen iguales pero que no son ya medidos y observados iguales; así, no todos los niños bien alimentados y sanos miden lo mismo, a pesar de haber nacido en el mismo día, en el mismo país, de ser de la misma colonia y de la misma escuela. Aquí medir lo verdadero o lo normal requiere de una medición poblacional y de técnicas sociales, matemáticas y antropométricas para acercarnos a lo exacto sobre la estatura de los niños.

Cuando nos referimos a las causales de enfermedades o de procesos biológicos sistémicos, como el ritmo cardiaco o la úlcera gástrica, la exactitud más que un dato aislado es una causal histórica, ambiental y vivencial, pero a veces pecamos por necesidad o necedad social en sintetizar los orígenes y las causas aparentemente para ser exactos. Así decimos que una faringitis es causada por estafilococos, sin referirnos a otros factores facilitadores externos e internos, que pudieran ser más importantes en las causas y los resultados.

Lo exacto en las ciencias biológicas y de la salud es una síntesis parca, corta, verdadera pero constantemente perfectible, por eso utilizamos el término normal más que el de exacto.

* Profesores de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco.