COMENZO LA CAMPAÑA ``PARA DERROCAR AL PRI A GOLPE DE URNA''
Lorenzo Chim, corresponsal, y Rosa Icela Rodríguez, enviada, Campeche, Camp., 5 de enero Ť Con la concentración más concurrida que ha logrado un aspirante de oposición en la historia local, Layda Elena Sansores San Román comenzó hoy formalmente su campaña por la gubernatura al rendir protesta como candidata por el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Layda --como le dicen los campechanos--, a unos cuantos días de haber abandonado las filas del PRI logró que sus paisanos salieran a la calle para ``luchar por el cambio'' político y económico, e inició la contienda para ``derrotar al PRI a golpe de urna con credenciales de elector''.
Mitin de apoyo a la candidatura de Layda Sansores al gobierno
estatal, propuesta por el Partido de la Revolución Democrática
Foto: Carlos Cisneros
En esta entidad, tradicionalmente priísta, la plana mayor del PRD acompañó a su candidata a gobernadora, primero en un mitin y después en una marcha por las principales calles del puerto.
Layda Sansores, en transmisión directa radial, invitó a los campechanos a ``no permanecer callados'', porque ésta ``no es sólo una contienda electoral sino un movimiento político que transformará el estado''.
Perredistas y laydistas formaron un gran conglomerado frente a la Concha Acústica, con jolgorio y griterío, que nunca se había visto en la entidad fuera de las filas del priísmo. Vistieron de amarillo y negro a los asistentes, corearon consignas y hasta estrenaron himno, adelantándose en tiempo a la campaña del PRI, que aún no tiene candidato a gobernador.
Y mientras el acto perredista se realizaba con la asistencia de más de 10 mil personas; a 500 metros de distancia el senador Guillermo del Río Ortegón, encorajinado, concentró a unos mil 500 seguidores, algunos de los cuales intentaron agredir físicamente al secretario general del PRD, Jesús Ortega, y al coordinador de los senadores, Héctor Sánchez, sin lograrlo, y cargaron un ataúd negro en el que ``enterraron la democracia''.
A pesar de haber sido expulsado de las filas del PRD local por parte de la Comisión Estatal de Garantías y Vigilancia, el senador Guillermo del Río, no cejó en su empeño de pelear ``hasta el final'' la candidatura del PRD a gobernador y de despotricar contra los dirigentes perredistas.
Dos panoramas; dos senadores campechanos (Sansores y Del Río); dos legisladores (Ortega y Héctor Sánchez), ``tratando de calmar'' a un furibundo aspirante a la candidatura, y dos concentraciones diferentes, no sólo en cantidad sino en ánimo.
Por un lado, los seguidores de Layda Sansores celebraban con ánimo festivo, de triunfo, de banderas y mantas contra el gobierno, de victoria, de que ``ya se sienten en Palacio de Gobierno''.
Por otro, los simpatizantes de Del Río Ortegón, que furiosos gritaban: ``línchenlos por traidores'' --a Ortega y a Sánchez--, mientras intentaban voltear la camioneta en la que viajaban los dirigentes perredistas, quienes milagrosamente se salvaron de la agresión. Aunque, en medio de su ira, sí hubo un aplauso cuando el dirigente del Partido del Trabajo, José Luis Quej, ofreció la candidatura a gobernador a Del Río Ortegón.
El PRI se rompe en mil pedazos
En tanto, en la concentración multitudinaria de la explanada, el dirigente Andrés Manuel López Obrador fue claro al señalar que ``quienes en Campeche o en cualquier otro lugar busquen hacer del PRD un instrumento al servicio de sus intereses personales, sin duda que se han equivocado de partido; habrán de frustrarse al no poder medrar bajo las siglas y los colores del PRD''.
Conocido por estos lares, por ser originario del vecino estado de Tabasco, López Obrador fue ovacionado cuando aseguró que ``el PRI y el gobierno quisieron aplicarnos aquí la estrategia del divide y vencerás. Sólo que en Campeche se les revirtió, porque el partido que se ha dividido es el propio PRI, el cual se les rompe a mil pedazos entre sus manos'', y sonriente, agregó: ``Ya nadie sabe cómo detener el éxodo de dirigentes y militantes''.
Luego, reiteró su tesis: ``Para el PRD es muy grato que la mayoría de quienes desertan del PRI escojan como su trinchera de lucha al PRD'', porque ``en el PRI los satanizan como tránsfugas, oportunistas, ambiciosos y muchos adjetivos más'', mientras que ``nosotros los consideramos ciudadanos valerosos y decididos, que han optado por seguir siendo leales a sus principios sociales y alejarse de esa asociación delictuosa e inmoral en que ahora se ha convertido el antes llamado partido aplanadora, que lo único que aplana es la dignidad del pueblo mexicano''.
Antes López Obrador había dicho: ``Las puertas del PRD están abiertas para quienes desde el PRI han luchado y militado en defensa de las causas del pueblo y del país. La militancia no la da una credencial ni antigüedad alguna, sino una trayectoria limpia y vocación de servicio, y la militancia la dan los hechos, cualquiera que sea la trinchera que se escoja''.
Luego advirtió que las deserciones de priístas seguirán en todo el país, como ahora sucede intensamente en Campeche, y a continuación envió un mensaje a un conocido dirigente panista (del cual no dijo su nombre): ``Que se queden con su rabia y su impotencia quienes critican de tránsfugas y oportunistas a quienes en un acto de congruencia ideológica abandonan el PRI y se trasladan al PRD; que se queden con su rabia y su impotencia los representantes actuales de la casta divina de la antigua península de Yucatán, los reaccionarios de siempre. Les recordamos que el Sureste es liberal y progresista por historia y por naturaleza, aquí el conservadurismo nunca pasará''.
López Obrador manifestó que contra ``los reaccionarios y los gorilatos corruptos del Sureste'', se opondrá el movimiento democrático del Sureste del país, de los estados de Tabasco, Quintana Roo, Chiapas y Campeche.
La cúpula perredista
Antes había hablado Gustavo Noceda, dirigente del PRD local, quien dio comienzo el acto transmitido por la XEA, radiodifusora de la iniciativa privada.
Después habló Amalia García, ``quien teje fino'' las alianzas, y aseguró que los hombres del PRI tienen ``dolor'' porque ``saben que sus días están contados'', y llamó a la constitución de una nueva República, en donde haya plena libertad y se termine con el hambre, el abuso y la corrupción.
En su oportunidad, bañado por los rayos del Sol y flanqueado por López Obrador y Muñoz Ledo, Cuauhtémoc Cárdenas aseguró que ``Layda Sansores será la próxima gobernadora del estado'', y pidió a la candidata perredista que combata la corrupción y encabece un gobierno ``que cobre cuentas a quienes han visto a Campeche como un botín particular''.
Ante los aplausos de los nuevos perredistas, Cárdenas Solórzano hizo una remembranza de las acciones más recientes de Layda Sansores: ``Actuó con firmeza de convicciones a pesar de presiones; votó en contra del aumento a los impuestos; contra la privatización de los ferrocarriles y contra la entrega al extranjero de la petroquímica''.
También la intervención del ex senador Porfirio Muñoz Ledo fue festejada por los asistentes cuando llamó al gobernador Jorge Salomón Azar García ``el jeque del Sureste'', e invitó a derrocar ``al gobierno ruin, opresor y corrupto que trata de dividir y corromper e intimidar con patadas de ahogado en el sistema político en decadencia, tanto que el PRI acabará ahogándose en las pacíficas aguas de Campeche''.
Después, en un acto que fue calificado por algunos como un ``intento de reconciliación'', recordó que hace más de diez años Cuauhtémoc Cárdenas y él mismo protagonizaron una ruptura del sistema abrazando la oposición abierta.
Muñoz Ledo reconvino al presidente Ernesto Zedillo: ``Nada le autoriza autonombrarse presidente del partido oficial y a su secretario de Gobernación, secretario general oficioso del PRI'', y después transmitió un mensaje al gobernador: ``Fuera las manos del proceso electoral de Campeche, no confunda la política con los juegos de azar, que no corra los riesgos de una confrontación porque será derrotado''.
Siempre seguida por sus paisanos, Layda Sansores tomó el micrófono como si fuera a cantar, pero sólo pronunció un discurso y después, efectivamente cantó... pero el himno perredista. Antes, habló con vehemencia a sus simpatizantes; nombró a las comunidades por su nombre y sonrió cuando la gente, en forma espontánea, coreó su apellido: ``¡San-sooo-res, San-sooo-res!''
Cádrenas la miró de reojo y Muñoz Ledo sólo levantó una ceja, pero no aplaudieron. Sin embargo, durante el discurso de Sansores y a la menor provocación, sonreían.
El de Layda Sansores fue un discurso de corte local, improvisado: ``Cómo de que aquí en Campeche no pasa nada, sí pasa, está pasando''. Habló de los rezagos en esta entidad eminentemente petrolera, ``que no ha sido favorecida con el saldo'' y en cambio ``lo llenó de prostíbulos, cantinas, carestía''. Después, en plena plaza, ofreció una probadita de lo que será --si triunfa-- su gobierno: ``Queremos un federalismo que no se acuerde de nosotros sólo cuando hay elecciones, Campeche necesita del apoyo y trato justo de la Federación''.
Al final, Layda invitó a cantar el himno al PRD, con un sonsonete aburrido pero pegajoso, y después el Himno Nacional. haciendo la señal de la ``V'' de la victoria. Después, Layda encabezó una marcha, acompañada por una acalorada dirigencia que ya pedía ``sombra''.
Por otra parte, se supo que ni Jesús Ortega ni Héctor Sánchez lograron convencer a Del Río Ortegón en un último intento de reconciliación y de unidad.
Desde el sábado se reunieron con él en la blanca Mérida y sus palabras no fructificaron. ``Parece que Del Río ya se fue'', dijo Ramón Sosamontes cuando supo de la agresión a los legisladores, ``él se quiso ir''.